martes, agosto 30, 2005

Chocolate

Primero fue Big Fish, que se ha convertido en mi primera adquisición importante del emule y una de mis pelis favoritas del mundo mundial. Algo más tarde, de pasada, pude leer algo sobre Descubriendo Nunca Jamás. Y después llego Matar a un Ruiseñor (formato libro y formato DVD recomendados). Sin olvidar extras como el hombre que plantaba árboles, o lo que haya querido escribir Roald Dahl.

Pues bien. Se acabó descubrir en vuestros blogs pequeñas joyas y recomendables recomendaciones de libros o películas. Esta vez, soy yo el primero en hablar de una. Por fin, por fin. MHAWHAWHAW.

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El psicólogo nos recomendó que, en algunas ocasiones, uno de los padres se quedara con un niño, y el otro con los dos niños restantes. Mi sentido común me decía que eso era bueno, para la individualidad del niño, la relación padre/madre-niño, y todo eso. Evidentemente, no puedes sacar del grupo al mismo niño, ni ha de ser siempre el mismo padre; y has de sacar a todos, uno a uno, en un periodo corto de tiempo, para que ellos lo entiendan y no vean agravios.

Como todos ya supondréis, y como no podía ser de otra manera, a quien le debía parecer mala idea y una especie de "invento raro de los tuyos", le pareció eso mismo. Pero como esto ya lo sabíamos todos, no le daré más importancia de la que tiene: canal de aire directo de oreja a oreja, sin entrar en contacto con neurona alguna.

En una semana, aprovechando que el cuidado de los niños correspondía a la madre (y por tanto, yo no tenía obligación de estar con los tres), ocupé tres tardes en los niños. Al mayor lo llevé un miércoles al fútbol; al pequeño, un domingo a jugar con un triciclo y patinetes.

Y con el mediano me fui a descubrir la película de la que hablaba al principio del post:

Charlie y la fábrica de chocolate. :)

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Antes que otra cosa, os confesaré que nada más terminar la película, de inmediato Salva (el crío) y yo nos fuimos a comprarnos una chocolatina bien gorda para uno.
No es que no pudiéramos aguantarnos las ganas, pero por si acaso, no las aguantamos.

La película en sí es muy divertida y dinámica.
Mi hijo se divirtió, aunque hubiera partes que no entendiera (algún guiño para mayores o niños más crecidos), y quizá también es una película muy larga para él (casi dos horas, y Salva tiene cuatro años y medio). Pero se divirtió, igual que yo.

No he leído el libro (lo reservo para descubrirlo junto a mis hijos cuando llegue el momento), pero por lo que pueda saber y haberos leído en vuestros blogs, la intención de Roald Dahl no es moralizar a los niños, ni hacerles partícipes de las grandes virtudes e ideales de la Humanidad, ni tratarles como niños tontos y bobos mientras leen sus libros.
Si la intención de Dahl es divertir y entretener, que los niños disfruten con sus libros, también lo ha conseguido de forma póstuma en esta película. Creo que la viuda de Dahl ha participado en la misma, y se ha mostrado encantada con el resultado. Por su parte, Burton y Jhonny Depp se han confesado admiradores de Dahl.

He descubierto que James y el melocotón gigante es una película donde participa Burton de algún modo (no sé si director o de otra forma) adaptando una obra de Dahl. Y también me encantó en su día.

Con la estética típica de Tim Burton, la peli chorrea surrealismo por todos lados. Con situaciones, decorados y consecuencias imposibles. Lo de los enanitos de la fábrica y sus coreografías son para morirse de la risa. Y no creo que sea cierta la crítica de que Willy Wonka lleva el estilo y carácter de Michael Jackson. Lleva el estilo de Burton basado en un personaje de Dahl.
Ya puestos, Jack (de Pesadilla antes de Navidad) o Bitelchus, u otros muchos, también son "personajes Burton". Qué queréis que os diga, desde Big Fish no puedo ser otra cosa que fan de ese director.

El final (que no sé si coincide con el del libro) podría considerarse moralizante... aunque yo lo veo más como un final original, positivo y con la decisión correcta de Charlie (que, a fin de cuentas, es el único niño no-idiota-esférico del grupo, y por eso sabe tomar esas decisiones). Eso sí, el final (desde que salen de la fábrica) me pareció rápido y menos trabajado que el interior de la fábrica.

En conclusión: entretenida, divertida y mágica. Quizá haga un segundo visionado y todo, con mi hermano y compañía, si les apetece y/o convenzo. Sin moralinas ni grandes lecciones, ni falta que hacen. Pensada para disfrutar (teniendo en cuenta que disfrutar es más necesario de lo que parece; todos deberíamos disfrutar más de nuestras vidas, y preocuparnos menos por nuestras neuras).

PD.- Seguro que no he sido el primero en verla. Pero sí en comentar algo de ella. Je je je :)

PD(2).- Se avecina un Gran Viaje en el horizonte. Es "simbólico" (como todas las cosas de este tipo que hago), pasaré por Madrid (como no puede ser de otro modo: siempre paso por Madrid, que es casi mi ciudad fetiche), es posible que me acompañe mi hermano (mi cuñada no se sabe), y es uno de nuestros típicos viajes del estilo "coja 40 horas de su vida, hágase 1500 km y duerma 3 horas de las 40". Fecha: este mismo fin de semana. En su momento, más detalles.

miércoles, agosto 24, 2005

Horror y pavor.

Voy leyendo en los blogs de amigos y residentes, que la gente vuelve de vacaciones y todo eso; y se anima a escribir de nuevo sus impresiones, y comentarlas y tal. Y mientras, mi blog está parado y "sin noticias de Dios"... pues nada, será cosa de coger papel y lápiz (es un decir) y escribir de nuevo. Además, alguna cosa que otra sí que quiero contar. Pongámonos a ello.

Os voy a hablar de mi boca. Hace cosa de un mes empecé a tener un flemón, que acabó hinchándome toda la parte izquierda del rostro. Y cuando empezaba a bajarse, me empezaron a doler las muelas de la parte derecha inferior. Si hago cuentas, resulta que 1/3, como poco, de mi último año, he estado condicionado por el dolor de muelas.

Como habréis adivinado, mi higiene bucal durante mucho tiempo anduvo pareja a mi estabilidad laboral (cero patatero), y mis visitas al dentista de los últimos quince años suman otro cero.

Pues bien. El martes 9 de agosto, no me puse el despertador para ir a trabajar a Valencia. Despertándome muy tarde, y sin posibilidad de llegar con un horario decente al trabajo, sólo podía excusarme en una visita del médico. Una de dos: o me rompía un brazo a golpes contra la pared, o iba al dentista.

Tras mucho dudar... fui al dentista. Por fin. Y es que el dentista me da un miedo atroz. Pero no puedo seguir viviendo con dolor de muelas sempiterno; y además, debo servir de ejemplo para mis hijos.

Cuando salí del dentista, tenía más miedo; y esta vez, el miedo lo compartía con mi cuenta corriente... me han de sacar entre 4 y 7 muelas, y me empastan todas las que no me saquen. Sí, sí, habéis leído bien. Menudo horror.

Eso sí, chicas del mundo, atención: me va a quedar una boca estupenda (que conste en acta, plis). Aunque, tras el esquilamiento general de mi vida (ya sabéis, ejem), y éste esquilamiento particular, chicas, la cena la pagáis vosotras. I'm sorry.

La pregunta del millón, que me sirve para autoconsolarme, es la siguiente: ¿por qué demonios voy ahora al dentista? ¿no sería mejor haber ido hace algún tiempo, cuando aún alguna muela tenía salvación? ¿o, ya puestos, esperar un poco más, a habituarse al nuevo equilibrio familiar, estudiar oposiciones, y todo eso?

Pues no. Si voy ahora al dentista es porque éste, y no otro, es el momento (digamos... el año) adecuado para ello. Con todo lo que me ha ido sucediendo en este inolvidable año, he reunido el suficiente valor (y confianza en mi capacidad y tal) para acabar abriendo la boca en la consulta de un sacamuelas. En otro momento, no hubiera sido capaz. Si me espero, tampoco hubiera sido capaz. Es más, dudo de que la valentía me llegue a día señalado para la primera extracción (el siete de septiembre, ya os contaré).

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Antes de que os descojonéis por el contenido del post; creedme, esto del dentista era una especie de miedo atávico que tenía dentro de mí. He ido dejando que se deterioraran los dientes sin aparecer por una consulta (ya habéis leído el magnífico resultado de tal estrategia: 4 extracciones, muchos más empastes). Y con la que "me está cayendo", me he dicho: "ahora o nunca". El otro día, saliendo del dentista, me sumé algunos puntos en la tabla "siéntase orgulloso de sí mismo".

martes, agosto 16, 2005

(yo quiero) vs (yo debo)

Quienes hayáis tenido la santa paciencia de seguir este blog, sabréis que hace poco conseguí asegurar el principal objetivo que me había marcado en estos tiempos. Ahora, toca mantenerlo y disfrutar de él, que no será necesariamente sencillo. Bien.

Me encanta mirar sonriente al cielo, sentir la sensación de logro personal. Pero mi vida y mis metas no acaban ahí, obviousely. Cruzada la meta principal, tendré que ocuparme de nuevos retos. Si puede ser, menos dramáticos y trascendentales: ya he sufrido bastante pensando que podía llegar el día en que no conviviera con mis hijos, para plantearme otros sufrimientos y pesares.

Ha sido un éxito llegar hasta aquí. Y será un éxito "continuado", porque debemos seguir trabajando para mantener el equilibrio. Perooo ahora... ¿...qué? ¿qué es lo que quiero hacer?

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Esto entronca con algunos posts blogueros y conversaciones con esos estupendos madri-granaínos llamados Imperator y Rapunzell; ya escribí alguna vez sobre esto, sobre "lo que yo quiero hacer", al estilo del Auryn y su lema "Haz lo que quieras" (repasar el histórico de este blog, y sobretodo la serie de Rapunzell del Auryn).

El problema es que yo tengo más o menos claro lo que quiero: niños, niños, niños. Vivir tan intensamente como pueda mi paternidad (que no es lo mismo que 'vivir mi vida a través de la de mis hijos', ojo!). Quizá también me gustaría darme un poco de cancha política, que lo tengo muy dejado. Y retomar mis estudios universitarios. Y ejercer de nuevo como abogado, o acabar dando clases en algún sitio, o mejor, compaginar ambas cosas. Y... bueno, otras muchas cosas.

Pero si bien tengo claro lo que quiero, lo que me gustaría hacer (y las prioridades entre unas cosas y otras), a lo que estaría dispuesto a renunciar (todo menos los críos) y a lo que no (los críos) ... también tengo claro lo que debo hacer.

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¿Qué es lo que debo hacer?

¿Comprarme una Harley-Davidson, dejarme melena hasta el culo y no afeitarme nunca más, y beber cerveza en distintos países europeos o americanos? ¿tentador, eh? Pues no.

Lo que debo hacer, de una puñetera vez, es estabilizar mi situación laboral. Soy funcionario interino, y mi trabajo es menos estable que la salud de Juan Pablo II. Si perdiera mi empleo, se caía de golpe el castillo de naipes que puedo montar alrededor de mi vida. Y eso de jugar con los niños y leerles cuentos está muy bien, pero siempre que ellos hayan comido y cenado.

Aún sin fecha de examen, pero ya han sido publicadas unas oposiciones para técnico superior de la Generalitat Valenciana (puestos como el mío, vaya), donde dan muchos puntos en el concurso a los interinos. Pero antes de ir al concurso, hay que aprobar la oposición, que son un par de exámenes. Y para 150 plazas, habrá cerca de 5000 aspirantes, si no más.

Si apruebo esos exámenes y entro como funcionario de carrera, todo sobre ruedas: tengo estabilidad laboral y puedo descansar tranquilamente sobre un futuro de paz y alegría.
Si no apruebo, en un tiempo no tendré más remedio que irme al paro, y mi pan nuestro de cada día se convertirá en una raspa de sardina que podremos oler entre los tres niños y yo (y eso los días festivos; los días normales, a cazar cucharachas).

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Hasta aquí todo bien, ¿no? Pues no, chicos.

Si bien lo que debo hacer es preparar, y aprobar, las oposiciones, eso no es lo que quiero hacer.

Y cuando lo que debes no coincide con lo que quieres, vamos apañados.
Yo no quiero ser funcionario; pero tampoco quiero pasar hambre, ni arriesgar un ápice el sistema de vida y el equilibrio con los niños, su madre, la custodia y todo eso.
Yo no quiero sentarme a estudiar leyes tediosas y aburridas; pero, si no lo hago, suspenderé las oposiciones, y me esperan felices las raspas de sardina y las cucarachas que quieren ser cazadas.

Así que... ya sabéis: he de hacer lo que toca, porque toca, y no admite más discusión.

Ale, a estudiar Constitución, Estatuto de Automonía, Ley 30/92, ley de función pública, y un sinfín más de artículos y normas legales. (Oh, qué divertido, qué emoción, no podré resistir tanto goce y disfrute físico-espiritual-sensual).

Pequeña nota mental: Mauro, estúpido, si estudias es porque es lo que quieres hacer. Lo que quieres, principalmente, no es meterte en berenjenales políticos, sino asegurar tu supervivencia, la de los críos, y el equilibrio familiar. Estudias para eso, porque ésa es tu prioridad. Si tu prioridad fuera el sexo y la cerveza, y a los niños que les den, anda que estudiarías tú un puñetero papel. No te engañes, y no te hagas la víctima, que con eso de las cucarachas t'has pasao. Te mereces que te den una para cenar de verdad, mameluco.

Lo dicho: próxima estación, oposiciones a la Generalitat. No es lo que me apetece hacer, pero es lo que debo hacer.
Gracias por vuestra atención.

lunes, agosto 01, 2005

¡Hola!

¡Toc, toc...!
Estoo....errr.... ¿hay alguien ahí...? ¿me se lee?

¡Holaaaa!
¿Qué os contáis, chicos?

Bueno, antes que nada, tendré que presentarme, supongo... Ok, allá vamos.

Me llamo Mauro, y hace quince meses que no bebo ni una gota de cerveza. No, no, no; que además es mentira.
Me llamo Sergio Mauro Barea-Pérez Feliu, y con este nombre que Dios me ha dado, he tenido que dedicarme a protagonizar culebrones. No, no, no; oh, corasonsote, cómo podés mentir vos taaanto. Andá, dejá ya de joder y ponte a hablar en serio.
Vaaaaale. Me llamo Mauro Barea, y soy un chico de 20 años, moreno, de tez morena, alto, bien parecido, esbelto y musculoso, vista de lince y porte distinguido.
(...)
¿Cuela? ¿no? Nchts, qué fastidio.

Ahora, ya en serio (de verdad de la buena):

Me llamo Mauro Barea. Éste es mi blog. Se llama "Pucela" en referencia a la zona de Valladolid (de donde desciende mi familia), y a que "Pucela" es mi nick usual en todos los foros, chats o listas de correo que utilizo en internet.



Tengo treinta años. Nada de vista de lince, ni alto, ni distinguidez alguna. Más bien feo, bajito y miope. Pero qué le vamos a hacer, la vida es asín. Como mucho, puedo presumir de haber llegado a los 30 sin quedarme calvo.

Aunque pueda parecer que tengo una edad joven, mi vida familiar ha sido avanzada y exitosa. El éxito radica en aquello que más amo y que mejor he logrado -y lograré- hacer en esta vida:
Mis tres hijos, de 6 (Juanmanuel), 4 (Salvador) y 3 (Martín) años de edad.

Además de con mis hijos, comparto mi vida con una mujer: mi perrita Duna, que en septiembre cumplirá 7 años. Antes también compartía mi vida con la madre de mis hijos, pero decidimos separarnos de mutuo acuerdo. Hace muy poco tiempo de eso. Conseguí un acuerdo entre ambos por el que la custodia será compartida, y los niños convivirán con ella y conmigo, en meses alternos; estoy muy orgulloso de ese acuerdo.

A verrr.... qué mas puedo contar sobre mí que sea interesanteee.....

Lo cierto es que trabajo de funcionario. No penséis "mira qué suerte, el tío cabrón se ha sacado una plaza para toda la vida", porque va a ser que no. Soy FIU (que además de la onomatopeya de un silbido, significa 'funcionario interino de urgencia") del Institut Valencià de la Joventut, es decir, que a lo mejor mañana vengo al curro y me indican que ya no tengo que volver más. Mi estabilidad laboral ronda entre la nada y el cero por cien. Yupi yupi-hey oh-oh-ohh.

Trabajo en Valencia ciudad, pero vivo en Onda. Onda es una ciudad de unos 20.000 habitantes, 22 km al suroeste de Castellón de la Plana. Hay un dicho en la ciudad que es "Els d'Onda la claven fonda", pero me niego a traducirlo por si algún niño lo lee... además, yo ya he tenido tres críos con treinta tacos y no me queda nada que demostrar. Ejem.

¿Que más? ¿que diga algo de mis aficiones...? Puesssss.... me atrae especialmente la cervez...estoo, no, la política. Soy afiliado a Nuevas Generaciones del Partido Popular desde que pude afiliarme, allá en el confín de los tiempos. Y la vida social en general, no sólo política, como el pertenecer a la asociación Mensa, donde tuve la fortuna de meterme hace ya año y medio.

Acabo mi presentación en este blog dando cuenta de mi principal afición: acompañar a mis hijos en su vida; y que ellos me acompañen en la mía.

Nos leemos por aquí, supongo. Hasta el siguiente post.