jueves, junio 29, 2006

Quince de julio, punto y aparte.

Como me pasa siempre últimamente, hace ya muchos días que no escribo nada por aquí.

En el examen de oposición que hice en mayo saqué un 6,8 sobre 10. Estoy el puesto 400 en nota, y hay 157 plazas. Como tengo varios puntos por ser interino, puedo superar a algunos de esos 400 si aprobara la oposición; pero no creo que me colocara entre los 150 primeros ni de casualidad.
Así que dependo de cómo salga el segundo examen, que hace media con el primero.
Iba a ser un examen de tipo práctico en el que puedes tener la legislación al lado, y a mí ese tipo de exámenes, junto con los orales, me vienen muy bien. Pero no; al final, es práctico sin la legislación.
Así que el éxito ya no radica en el razonamiento y redacción, que podrían ser mis puntos fuertes, sino en la memoria. Y en "memoria", cuidando de mis tres pequeños y con la vida que llevo, no puedo competir con nadie que lleve estudiando un año a tope y sin cargas familiares.
Mecagüen mi estampa y la estampa de mi reflejo en el espejo.
Al final las oposiciones donde me juego estabilizar mi trabajo o no, dependen de un tipo test y un práctico sin leyes. A muchos aspirantes les vendrá bien, y me alegro por ellos, pero a mí no me podría venir peor.

Se hará lo que se pueda.
El examencito de marras es el 15 de julio.

Y el fin de semana anterior, el 8 y 9 de julio, que el Papa Benedicto 16 visita Valencia, yo me voy a Zaragoza, a la Asamblea de Mensa. A entretenerme, ver a unos cuantos amigos de los que sólo ves dos-tres veces al año, estudiar en el tren, comer-cenar- salir-por-ahí, o contar las nuevas aventuras del Chuk y el Chorra.

Pero, aún antes que todo eso, tengo otra cita importante: el 4 de julio el mayor de mis hijos tendrá a bien cumplir siete años. En cuatro o cinco más ya será más alto que yo, y por ahora ya me gana jugando a fútbol.

El cuatro de julio, y la semana antes del examen me pediré días libres, cumpleañearé y me iré a la Universidad de Castellón a estudiar un poco.
La semana después del examen me pediré vacaciones, y me iré con los chiquillos a disfrutar de una semanita de juegos y festividades varias.

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Éstos son mis planes del mes que viene. Pero hay más.

A nadie que me conozca o que haya seguido el blog se le escapa que soy un poco cenizo, y aunque me tomo la vida con optimismo, estos últimos tiempos han sido difíciles. Desde el robo del viejo Kadett, a la separación y la custodia compartida, a no tener un duro ni para pan y pipas, y a las oposiciones estas de las puñetas... además de otros asuntos de salud, o que no está bien comentarlos en internet. Han pasado muchas cosas en quince meses, y es hora de reinventarse.

En la "reinvención de uno mismo" tengo un plus añadido.
No estaba seguro de tener a mis hijos conviviendo conmigo, y cuando los tuve, no estaba seguro de aguantar mucho tiempo más una situación económica pésima. Ahora, aunque pierda las oposiciones, no perderé la convivencia con mis hijos.

Con la duda "hijos sí, hijos no" acabé relativizando el resto de mis problemas. Ahora ya no tengo esa duda, pero el resto de cosas sigue relativizada, que es donde debe de estar.

Lo dicho: a partir del quince, punto y aparte. Y lo que nos vamos a divertir.