lunes, enero 03, 2005

Democracia vs Anarquía

He pensado que ya está bien de daros el coñazo con cuchufletas sobre mi vida, que resultan difíciles de entender, y además, aunque para mí sean trascendentales, no sobrepasan la barrera de los problemas comunes a todos los mortales.
Ahora, os daré el coñazo sobre mi propia opinión (que no es mi vida y sucesos cotidianos) sobre "grandes temas" que tienen su importancia en mi vida. Por no comenzar con la infancia, lo haré con la política (hace mucho que no escribo de política, a ver qué tal me sale).

Democracia versus Anarquía.

Hace tiempo mantuve un curioso diálogo sobre la anarquía, como sistema alternativo a la democracia, más justo e igualitario -y por supuesto, libre-, y posible en la práctica.
Yo no creo en la anarquía, no la veo justa ni igualitaria (sólo libre). E imposible de realizar. No veo a la democracia como el sistema menos malo, sino como el mejor sistema posible.

Mi interlocutor decía que en la anarquía todos eran libres, iguales dentro de su libertad, y abiertos a la felicidad.
Al preguntar cómo gestionaban sus recursos, quién construía sus infraestructuras, quién se ocupaba de los servicios mínimos, me respondía que nadie y todos a la vez, ya que no había quien gobernara.
¿Y si en un pueblo nadie quería ser panadero, no comían pan? ¿Y si entre dos ciudades nadie construía una carretera, y en una de ellas había agua y en otra no, nadie de la otra bebía?

Sin problemas. Se decidía entre todos; alguien debía ser panadero, y la carretera se decidía entre todos y se hacía entre todos. Además, también en democracia pueden faltar carreteras o panaderos.

Bien. Seguí preguntando. Para decidir un camino entre siete vecinos, a veces hay muchísimos problemas. En una zona (por no hablar de "estado") como nuestra península, para hacer una infraestructura de transporte entre Bilbao y Sevilla, ¿han de reunirse en una plaza todos los que habiten entre esas dos ciudades?; y además, ¿quién paga la carretera? ¿todos por igual? ¿el que tenga más por el que tenga menos? ¿o es que todos tienen igual, aunque eso es comunismo y no anarquía? ¿y si alguien tiene más, qué pasa? ¿quién juzga si tiene más, y qué se le hace?

Me contestó que las cosas se pagan entre todos, pero no porque haya "impuestos", como en la maldita democracia, sino porque hay "aportaciones al bienestar común". Toma castaña.

¿Y quién controla esas benéficas "aportaciones", tan distintas de los apocalípticos "impuestos"? ¿una asamblea de veinte millones de ciudadanos?
Ahí me explicó algo parecido a una elección de compromisarios, que a su vez elegían a otros compromisarios, etc. Algo parecido a los soviets. Ok.

Pero... ¿cada vez que se hace una carretera, o un hospital, o una escuela, o se decide quién ha de tener una farmacia y quién no, se hacen elecciones de esas? ¿un poco engorroso, no?

Resulta que no es así. Los compromisarios tienen capacidad para decidir sobre varios problemas. Y como no pueden realizar sus tareas dependiendo de su elección cada mes, el plazo para "gestionar" (que no "gobernar", ojo!) es mayor. Pon un año, pon dos años, pon cuatro años.

Pero es que, además, el compromisario que decida dónde hacer carreteras quizá no puede hacer todas las que se desean, ya que las "aportaciones" no serán infinitas. Quizá deba ponerse de acuerdo con el compromisario que hace hospitales. ¿Y cómo se ponen de acuerdo? ¿Los coordina alguien?

Pues sí, seguía mi interlocutor. Se elige a varios compromisarios según las tareas que se deban hacer entre todos, según el territorio en el que vayan a hacerlas, y a personas que los coordinen.

Es decir, se elige a unos compromisarios territoriales (gobierno) con una orden de actuación concreta (programa), con un límite de actuación temporal (legislatura), y unas aportaciones para realizar cosas comunes (impuestos).

La anarquía no existe, y pensar en su aplicación práctica nos lleva a la toma de decisiones entre todos (democracia) o sólo por unos pocos elegidos o por uno solo (sistema dictatorial).
Para hacer este esbozo de reducción al absurdo he puesto que derive en la democracia (en lo que derivó la conversación a la que hago referencia), pero bien podría haber puesto que lo decidieran los más viejos o los más sabios, y así habría derivado en una oligarquía. Y etc, etc.

La sociedad humana necesita organización. La anarquía, como sistema que repudia esa organización, o la adorna de conceptos bonitos (aportaciones, y no impuestos), no me parece válida.

Creo firmemente en que, en vez de luchar por anarquías y demás, deberíamos luchar por mejorar nuestra democracia.

Estoy seguro de que, en un futuro, muchas decisiones se podrán tomar teniendo en cuenta el voto inmediato-electrónico-loquesea de los ciudadanos. Como el trasvase del Ebro, una aprobación popular del sistema educativo, y demás. Y eso será un adelanto respecto a lo que vivimos hoy.

Pero es que lo que vivimos hoy es un adelanto impresionante respecto a lo que vivían nuestros abuelos en democracias como la de la II República (si alguien quiere, amplío esta información).

Hace veinte años, el envenenamiento de un candidato en una república rusa era algo desconocido, que seguro que se hacía y nadie se enteraba. En estos días no se ha podido llevar a cabo la jugada, y el "envenenado" es Presidente.

Hace cincuenta años, no quiero pensar cómo debía tratar un ejército de ocupación a los habitantes del territorio ocupado. Hoy eso preocupa mucho a la ciudadanía en general, e incluso ha estado a punto de cargarse a algunos gobernantes.

En mi opinión, las críticas a la democracia son subsanables dentro del propio sistema, para reformarlo y optimizarlo, pero no para cambiarlo por un sistema distinto.

Quizá sea optimista, pero creo que el sistema mejora (y mejorará) con el tiempo.

PD.- Perdón si todo lo dicho sobre la utopía que supone la anarquía queda algo infantiloide. Siempre que he hablado con alguien del tema, y he sacado el mismo recurso que parece infantil, resulta que en la anarquía las cosas que afectan a muchos se deciden democráticamente. Encantado de que alguien me saque de ese recurso, en todo caso.





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