jueves, enero 22, 2004

Serenidad, equilibrio

"Vuelvo a vosotros, en los albores de la tempestad", les dice Gandalf a Aragorn y compañía en el Bosque de Fargorn (su reencuento en Las Dos Torres). Ayer día 21 no tuve ningún dato objetivo sobre el tema que más puede preocuparme; pero las impresiones, las "señales" comenzaron a ser positivas. El viento cambia de dirección. Gracias, Dios.

Mucha gente tiene un lugar donde ir como "reserva espiritual" (cuando se siente solo, o para celebrar algo, o lo que sea). Yo tengo varios sitios de esos, cada uno con su significado. Uno, donde iba cuando era aún más joven a beber cerveza con mi Renault-7, para sentirme mejor -y beber una cerveza más-. Otro, para tocar fondo y sentirme mal por temas de desamor, que es el mismo que para sentirme bien por temas de amor, esta vez acompañado. Otro, para hablar con Dios, si se me permite la expresión (que hace muuuucho tiempo que no visito).

Pero, además de todos esos lugares, también conozco a una persona cuyo significado para mí es cercano al de la "reserva espiritual". No es mi madre, ni mi hermano, ni nada de eso (qué fácil sería entonces), es un anciano muy especial al que visito, de cuando en cuando, para pasar una horilla (o dos) hablando con él, y volver a casa en estado de serenidad interior.
Bueno, pues hoy es 22 de enero, y quiera o no, es un día con mucho significado para mí. Resulta imposible mantener el significado que realmente tiene, pero he querido que no pase el día sin más (además, hay que tener en cuenta que yo trabajo en Valencia ciudad, y hoy es fiesta local allí, así que tengo todo el día libre).
¿Y qué he hecho hoy entonces? Pues es fácil de adivinar: conversar tranquilamente durante casi dos horas con la persona que mencionaba. Y sí, he logrado hacer que el 22 de enero de este año quede en el recuerdo. Y sí, estoy en casa, y me siento bien.

Vuelvo, en los albores de la tempestad.