domingo, diciembre 17, 2006

32 años

Treinta y dos años son los que cumplo hoy.

También cumplo catorce años dentro del Partido Popular (todos en Nuevas Generaciones, aún), y tres años como miembro de Mensa España.

Cómo pasa el tiempo.

jueves, diciembre 14, 2006

RAM 2006 (viajando a Tossa).

Como cabía esperar, ni siquiera he empezado la plastoserie sobre las fiestas de Onda; la quiero escribir porque han sido mis mejores fiestas vividas como padre.
Pero antes, quiero contar cosas sobre la RAM (reunión anual de mensa). Ha sido la mejor RAM de mi vida, evidentemente, porque ha sido la primera; pero algunos veteranos tampoco le han escamoteado elogios.

A ello, pues.

Podría haber ido a las RAMs de los tres años anteriores; no fui, ya que innumerables problemas (económicos, de cuidado de niños, y otros) no lo compensaban. En este caso seguían existiendo los mismos problemas, pero ante la posibilidad de que en unos meses esté en paro y ya no pueda permitirme la RAM del año próximo -y vete a saber hasta cuándo-, decidí hacer lo posible para ir a ésta.

Y lo conseguí. Apuntándome el último día, pagando por el cuidado de los niños a pesar de que este fin de semana no me tocaban a mí, y yendo casi a la aventura, sabiendo cómo ir pero sin combinación para volver a Onda después de la RAM.

Finalmente, pude volver gracias a un par de socios de Mensa de Valencia que se ofrecieron a acercarme en el coche de uno de ellos hasta Castellón. Muchas gracias, Javier, tío: me salvaste la última noche de la RAM. :)

Para ir hasta Tossa de Mar (lugar donde se celebraba la RAM 2006), tuve que coger dos trenes y dos autobuses. En el primer tren, donde pasé la mayor parte del tiempo (Castellón-Barcelona), estuve junto a una pareja y sus dos chiquillas.
Antes no me gustaban nada los niños, y habría sido un fastidio (las niñas, claro, se agotaban y querían jugar y todo eso). Ahora, saqué folios y lápices para dibujar con las niñas, y cuando ya estaban cansadas de jugar, acabé contándoles un par de cuentos (la princesa que tira su pelota de oro a un estanque y la saca una rana; y el pollito que va a ver al rey y se mete en el cuerpo a otros tres animalitos).
Es curioso cómo cambiamos las personas. Me lo pasé pipa con esas niñas, de las que no recuerdo ni el nombre. La RAM empezaba bien antes de comenzar.

Y en el segundo tren y los dos autobuses (ya es casualidad que nos dirigiésemos al mismo sitio) , me encontré con un abuelete catalanoandaluz la mar de simpático que me contó historias desternillantes de su vida de emigrante en Cataluña.

Así que llegué de un humor estupendo a Tossa; después de un porrón de kilómetros subiendo por la costa mediterránea, estaba seguro de que si tiraba una piedra con algo de fuerza caía en Francia. Luego me dijeron que no, que para arriba aún se podía subir más.



Y como el mensaje se está haciendo muy largo, luego sigo en otro post.

Lo primero que hice fue ser saludado por la guapísima Fantine, después por más gente encantadora que iba por allí, y finalmente subir a mi habitación. Compartía habitación con Ángel, un socio de Mensa de Albacete(me enteré en ese mismo momento, cuando saludaba al susodicho). Un tipo majo con el que después compartiría interesantes conversaciones en comidas o cenas, y estrategias de equipo en el paint-ball.

Y...... luego sigo, que me enrollo cual persiana. Ale.

miércoles, noviembre 29, 2006

Novetats

Tengo un nuevo blog.

Hace tiempo que venía pensando en la idea; es más, hace casi tres meses que tengo cuenta en wordpress; y no es para dejarle comentarios a Imperator, Rapunzell, Nilrem o Tindriel (que también), sino para un blog propio allí.
Y es que éste es un blog bastante personal, me resulta muy útil para lo que es (contar historias y servir de algo parecido a un diario donde soltarse), y llevaba la idea de hacer un blog temático, pero distinto de este.

Además, el tema de mi otro blog, desgraciadamente, no es muy popular ni que a la gente le resulta interesante, aunque a mí me apasione. Quiero que mi "blog temático" (qué cursi queda llamarlo así) sea un blog político.

Pos eso, lo dicho.Ya he creado la primera entrada,
y quedan Uds. invitados a Ciudadano Barea .

***
Por fin he cambiado el contador de este blog; he eliminado el de miarroba, y de paso me he cargado el tagboard aquel. Daban errores continuamente, y el contador no contaba nada. Creo que sólo servía para meter publicidad y que te salieran paginitas para comprar trastos inútiles por un dinero que no se tiene (el timo de la estampita, lo llaman).
Me he pasado a GoStats que es el que me recomendó Gorpik.

PD.- Ya sé que tengo pendiente la "amenaza" de la plastoserie sobre las fiestas de Onda, y la cumpliré. A dios pongo por testigo. A mi hermano por fiscal, a mis hijos por jurado y a mí por cheerleader (con pompones y patas sin depilar si fa falta). Mañana la empiezo. Lo prometo. O eso, o me rapo la cabeza al cero. Ea.

lunes, octubre 30, 2006

Fira d'Onda 2006

Ayer se acabaron las fiestas de Onda (mi ciudad) del año 2006.



Duran diez días (desde un viernes hasta el domingo de la semana siguiente), y como todos los años desde que trabajo en Valencia, me pido una semana de vacaciones.
Este año he alargado las vacaciones un poco más y me he pedido 11 días, de tal forma que hoy lunes me he dado el gustazo de levantarme tarde y llevar a los niños al colegio.

Hace dos años hice una "plastoserie" de las fiestas, y me fue útil, asi que este año (esto es una amenaza en toda regla) llevo la misma idea. Que conste. Y así me reactivo un poco el blog. :)

Este año he sido un niño más con mis hijos, y he cumplido mis dos objetivos para la Fira:
- no perderme uno solo de los espectáculos de animación infantil
- no ver ni uno solo de las decenas de toros que sueltan por las calles de Onda (no he visto uno ni de perfil, oiga; sólo en los carteles)

(Nota: había un tercer objetivo, que era ligar en Fira, pero el resultado ha sido el de siempre; nchts, nchts; entre mi nueva forma de ballenato y que soy mú malo para estas cosas, el ligoteo ha sido infructuoso)

jueves, octubre 05, 2006

Contadores; pereza; kilos.

Resulta que las estadísticas (contador de visitas) de por aquí no van; y además de no ir desde el mes catapumchispeiro, ahora hacen que salga una publicidad coñazo de esas. Pues vaya. Please, aconsejadme algún servicio de estadísticas de esas que funcione bien, y daré el cambiazo (lo de no ir tiene poco pase, pero además de no dar servicio meter publicidad me parece un poco cutre).

En otro orden de cosas, mi vida y circunstancias sigue transcurriendo plácidamente, y mis planes marchan según lo que planeaba.

Excepto dos cosas.
Una, que estoy algo perezoso (para qué vamos a engañarnos). Ahí tendré que poner de mi parte para solucionarlo.
Dos, que sigo estando gordo como si fuera la vaca que ríe. Sigo pesando más de 80 kilos, y los que me conozcáis en persona, sabréis que no soy excesivamente alto como para que 80 sea mi peso ideal. Ahí tendré que poner aún más de mi parte.

jueves, agosto 17, 2006

Lecturas

Soy un usuario asiduo de la Biblioteca de Valencia, donde cada quincena cojo unos 7-8 libros de la sección infantil, para leérselos a mis críos en su habitación antes de dormir (y poco a poco van haciendo sus pinitos y leen ellos algo).

Por otro lado, hasta el examen de oposiciones de julio, mis lecturas se limitaban a cuentos sobre leyes y reglamentos. Mi cuento preferido era el titulado "Ley 30/1992, de 30 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común". Como habréis adivinado, era un cuento excelente, con magia, diversión e intriga a raudales. Por eso mismo, el último año me lo habré leído tres docenas de veces. Ay.

Pero, tras el examen, quería retomar el hábito de leer, así que me puse a ello. Como tenía ganas, pues me he puesto a ello con ganas.

Si actualizo mi página algún día, voy a poner un listado de los libros leídos. Desde el examen, llevo seis (en un mes, eh, que no está mal, creo), y esta tarde empezaré el séptimo. Por ahora, me hago un listadillo aquí mismo. Todos son recomendados (personalmente o a través de blogs -y los que me quedan de los apuntados en "buscar próximamente"-), y de la Biblioteca de Valencia.
Por ahora, ya he superado en un mes a todos los que leí en el año 2005 (sin contar, ni los que cojo para los niños, ni los cuentos sobre leyes y reglamentos).



Por orden cronológico de lectura:

- Antología de Cuentos de A. Chéjov
- Alta Fidelidad, de Nick Horby
- La Isla del Teroso, de R.L. Stevenson (sí, no me lo había leído nunca, ya ve Ud. qué cosas)
- Érase una vez un padre (About a boy), de Nick Horby (me hizo gracia el primero de Horby y el título de éste)
- Stardust, de Neil Gaiman (y es el único libro de Gaiman que hay en toda la biblioteca valenciana)
- Antología de Relatos, de E.A. Poe
- 1984, de G. Orwell (lo he cogido esta mañana, luego lo empezaré en el tren)



*****
Y siguiendo con la biblioteca, decía que cada quincena cojo unos 7-8 libros infantiles. Cuentos, libros para jugar, o recopilaciones de cuentos (como aquella de los hermanos Grimm que cojí hace un porrón de meses).

Entre los últimos que cojí, estaba una recopilación de cuentos españoles. Antes de leer a los niños ninguno, me leí yo unos cuantos en el tren. Me quedé acongojado, y el libro volvió a Valencia al día siguiente. Yo no sé si será cosa de la moral de aquél entonces, o de la moral del autor de la recopilación, editorial o lo que sea. Pero prefiero leer a los niños encíclicas y documentos sobre la familia de Ratzinger que los cuentos de marras, que transmiten una moral que me espanta.

Os copio extractos del cuento "El cabrito negro" (sólo me leí una decena del largo centenar de cuentos, la verdad, pero no había ninguno sin la "moral" correspondiente):

"El muchacho pensaba que la palabra de casamiento sería bastante para conseguir de la moza lo que ninguna muchacha decente ha de conceder antes de casarse (...)"

La chica, tras un intento de violación, se convierte en un cabrito negro. Y sigue el cuento...
"El cabrito empezó a dar saltos y brincos a su alrededor mientras le decía: -Ven a mí, cariño mío, que soy tu moza, que está dispuesta a hacer todo lo que tú quieras".

Y al final, el chico se queda muerto del susto y la moza vuelve al pueblo "y al poco tiempo, se casó con un muchacho excelente que, por si fuera poco, además resultó que era el más rico del pueblo."

Ea. Yo no puedo contarles eso a mis hijos, qué queréis que os diga.

sábado, julio 29, 2006

El día del examen

Uf, por fin encuentro un rato para escribir. Todos en mi casa duermen: niños, perra, y enanitos o duendes. Todos menos yo, así que voy a actualizar esto un poco.

Ya pasó el segundo examen de las oposiciones de las narices.
Era un práctico, y la verdad es que no tengo ni idea de si me ha podido ir bien o mal. Supongo que habré aprobado, pero no me extrañaría sacar desde un 4 sobre 10 (que me haría media con el primer examen) hasta un 6 ó 7 sobre 10. Y tal vez ninguna de las dos notas me dé los puntos suficientes para tener plaza.

Aquí va una limitada plastoserie de las 24 horas que rodearon al examen del 15 de julio (las pongo para recordarlas y darme cuenta de lo friki y chukichorra que soy):

- llego a las 19:55 del día 14 a casa, después de pasarme el día entero en la Universidad para estudiar y todo eso
- recojo mi bicicleta, recién arreglada y puesta a punto en el taller minutos antes de que cierren (y es que uno de mis objetivos es dejar de ser una pelota andante hinchada de coca-cola)
- me voy para casa a cenar, jugar con los niños y toda la pesca
- les cuento a mis hijos el episodio final de la historia de los dinosaurios, el dragón negro y el dragón de cuatro cabezas, que ha tenido unos 50 capítulos (esto lo tendré que explicar más adelante algún día)
- a dormir
- me levanto a las 7, me ducho y preparo todos mis trastos y amuletos para el examen, entre los que no faltan ni el boli de mi abuelo (ver entrada sobre "Ítaca"), ni el pañuelito rocker
- viene mi hermano a casa y ambos desayunamos dos cervezas con tequila marca Desperado (es una tradición: antes de un examen siempre tomo cerveza)




- me voy a Valencia, donde por supuesto me perderé un poco por las obras, pero llegaré al examen
- de 10 a 13 horas, haciendo el examen de los demonios
- antes de volver a Onda, he de hacer un recado político a mis queridas Nuevas Generaciones del Partido Popular
- vuelvo a casa, y además de montar unos minutos en la bicicleta, me voy con los niños a un bosque cercano a buscar duendes entre los árboles



Aunque no encontramos duendes (sólo flores de pidedeseos, que con toda seguridad nos dejó algún duende de regalo), dí por cerrado en el bosque estos últimos meses en que, si no he estado preocupado y estresado por hache, lo he estado por be. Ale, se acabó.

Ahora, próximamente en sus pantallas: mi semanita de vacaciones, mis planes universitarios (vuelvo a la uni), y otras idas de olla variadas.

martes, julio 11, 2006

Zaragoza. Cinco días.

Este fin de semana estuve en la Asamblea de Mensa en Zaragoza.
Hay muchas cosas que contar, aunque ahora no tengo tiempo, la verdad.

La Asamblea en sí un éxito. Aunque protagonicé el momento gracioso de la misma en el papel de ridiculizado... (nchts, nchts) tuve la suerte de estar sentado junto a rapunzell e imperator :)
Y la discusión sobre los niños que propoció el momento gracioso me ha servido para reflexionar sobre una cosa (además de que yo tenía razón en mi exposición, puñetas!) que ya escribiré después en algún otro post.

Yendo a Zaragoza iba en el tren junto con un señor de Castellón que sabía lo que era Mensa y tenía interés en ella (ya es casualidad), y volviendo compartí vagón con una chica cercana a Mensa que resulta que ha sido mi vecina de finca varios años (ella de casa, yo de trabajo) y la conozco en Zaragoza (y es una lástima, porque es de las personas cuya forma de pensar y actitud vital me resultan de lo más interesante, al estilo de ciertos proctólogos/cojonudólogos).

Y en Zaragoza dormí dos horas y tomé ¿dos? ¿tres? ¿quizá alguna más? cervezas. Ya que he de viajar, he de aprovechar el viaje. Lo mejor, como casi siempre desde que estoy en Mensa, la gente que conoces o que te vuelves a encontrar. A ver si este año acabo yendo a la RAM de una vez por todas.

******

Escribo desde un Aula de Informática de la UJI (universidad de Castellón). He venido aquí porque esta semana estoy de vacaciones, ya que el sábado tengo el segundo examencito de la oposición de marras.

Un caso práctico de derecho donde no se podrá llevar la legislación, cosa inédita -que yo sepa- en todas las puñeteras oposiciones que ha habido en la Generalitat Valenciana, y me toca a mí, que si tenía alguna oportunidad era en el caso contrario.
Desde luego, soy el mayor cenizo de la historia de la Humanidad (demostrado en Zaragoza: una tradición que mantenía mi compañero de habitación durante los últimos años, y que no comentaré aquí, pero que es afortunada para quien le acompañe -en este caso, yo mismo. la he roto en esta Asamblea; cenizo del todo, vamos).

Pues aquí estoy, estudiando, o eso se supone.

Me quedan cinco días.

jueves, junio 29, 2006

Quince de julio, punto y aparte.

Como me pasa siempre últimamente, hace ya muchos días que no escribo nada por aquí.

En el examen de oposición que hice en mayo saqué un 6,8 sobre 10. Estoy el puesto 400 en nota, y hay 157 plazas. Como tengo varios puntos por ser interino, puedo superar a algunos de esos 400 si aprobara la oposición; pero no creo que me colocara entre los 150 primeros ni de casualidad.
Así que dependo de cómo salga el segundo examen, que hace media con el primero.
Iba a ser un examen de tipo práctico en el que puedes tener la legislación al lado, y a mí ese tipo de exámenes, junto con los orales, me vienen muy bien. Pero no; al final, es práctico sin la legislación.
Así que el éxito ya no radica en el razonamiento y redacción, que podrían ser mis puntos fuertes, sino en la memoria. Y en "memoria", cuidando de mis tres pequeños y con la vida que llevo, no puedo competir con nadie que lleve estudiando un año a tope y sin cargas familiares.
Mecagüen mi estampa y la estampa de mi reflejo en el espejo.
Al final las oposiciones donde me juego estabilizar mi trabajo o no, dependen de un tipo test y un práctico sin leyes. A muchos aspirantes les vendrá bien, y me alegro por ellos, pero a mí no me podría venir peor.

Se hará lo que se pueda.
El examencito de marras es el 15 de julio.

Y el fin de semana anterior, el 8 y 9 de julio, que el Papa Benedicto 16 visita Valencia, yo me voy a Zaragoza, a la Asamblea de Mensa. A entretenerme, ver a unos cuantos amigos de los que sólo ves dos-tres veces al año, estudiar en el tren, comer-cenar- salir-por-ahí, o contar las nuevas aventuras del Chuk y el Chorra.

Pero, aún antes que todo eso, tengo otra cita importante: el 4 de julio el mayor de mis hijos tendrá a bien cumplir siete años. En cuatro o cinco más ya será más alto que yo, y por ahora ya me gana jugando a fútbol.

El cuatro de julio, y la semana antes del examen me pediré días libres, cumpleañearé y me iré a la Universidad de Castellón a estudiar un poco.
La semana después del examen me pediré vacaciones, y me iré con los chiquillos a disfrutar de una semanita de juegos y festividades varias.

*****

Éstos son mis planes del mes que viene. Pero hay más.

A nadie que me conozca o que haya seguido el blog se le escapa que soy un poco cenizo, y aunque me tomo la vida con optimismo, estos últimos tiempos han sido difíciles. Desde el robo del viejo Kadett, a la separación y la custodia compartida, a no tener un duro ni para pan y pipas, y a las oposiciones estas de las puñetas... además de otros asuntos de salud, o que no está bien comentarlos en internet. Han pasado muchas cosas en quince meses, y es hora de reinventarse.

En la "reinvención de uno mismo" tengo un plus añadido.
No estaba seguro de tener a mis hijos conviviendo conmigo, y cuando los tuve, no estaba seguro de aguantar mucho tiempo más una situación económica pésima. Ahora, aunque pierda las oposiciones, no perderé la convivencia con mis hijos.

Con la duda "hijos sí, hijos no" acabé relativizando el resto de mis problemas. Ahora ya no tengo esa duda, pero el resto de cosas sigue relativizada, que es donde debe de estar.

Lo dicho: a partir del quince, punto y aparte. Y lo que nos vamos a divertir.

viernes, mayo 19, 2006

Mazinger Z: la aventura

Entre septiembre y octubre del año pasado fui al dentista a arreglarme la boca. Me empastaron cinco muelas y me extrajeron otras cinco. Poco antes a mi hijo mayor se le habían caido sus primeros dientes de leche, de forma que mis hijos conocían a la perfección a ese personajillo curioso que atiende por Ratoncito Pérez.

Yo no iba a perder un diente, no. Iba a perder cinco. Como no me los podía llevar (al estar los dientes "enfermos") a casa y ponerlos debajo de la almohada, quedé con la dentista en que ella los guardaría en la consulta, y cuando hubiera terminado todo el proceso, se los daría todos al ratón. Como es bien sabido, y resulta obvio, el ratoncito Pérez y los dentistas tienen una relación fluida y amigable.

Le pedí un favor a la dentista, después de hablarlo con mis hijos: que le dijera al ratón Pérez que, en lugar de traerme un montón de monedas por mis cinco dientes, me trajera algo especial que pudieran disfrutar mis hijos.

Pasó la semana de fiestas de Onda, y uno de tantos días (en concreto, el 3 de noviembre) llegó a mi casa una carta muy especial.
¡Enviada por el propio ratoncito Pérez en persona -bueno, en ratón-!


En ella, agradeciéndome mis piezas dentales (y el valor de haber entrado doce años después en una consulta odontológica), me hacía un buen regalo que pudiera disfrutar junto a los niños:
el mapa de un tesoro.

Nada más salir del cole, los niños y yo nos fuimos en búsqueda del tesoro. Estaba en un descampado, al lado de una ermita cercana a Onda. Llegamos al descampado, y allí seguimos las indicaciones de unas flechas negras que había pintadas o pegadas por la zona.

Hasta encontrar una "X" en una piedra. Levantamos la piedra, y no había nada más que tierra. Así que nos pusimos a excavar (con las manos) en la tierra, hasta que, por fin, encontramos una preciosa caja de metal, de color azul.

Emocionados, no tardamos un segundo en intentar abrir la caja. Pero no pudimos. La caja estaba cerrada con llave. Menudo fastidio.

Pegado en la parte inferior de la caja, había un sobre de color rojo oscuro (el mismo color que el sobre que iba incluido en la carta del ratoncito Pérez y que contenía el plano del tesoro). Lo abrimos, y leímos la solución al problema de la caja.

Resulta que la caja estaba cerrada con llave, y sólo había una persona en el mundo que conociera el paradero de la llave: una hechicera. La hechicera vivía muy lejos de Onda. Había que llegar hasta el río más ancho de España (los niños saben qué río es porque ya lo cruzamos en una ocasión; ahora, además, saben su nombre: el Ebro). Y una vez allí, recorrer tantos kilómetros como hubiéramos recorrido hasta entonces.

Mis tres pequeños me pidieron partir de inmediato hasta casa de la hechicera. Con un poco de miedo por si los convertía en sapitos, pero aún les podía más la ilusión por el tesoro que el miedo.

Aunque existían dos importantes problemas para salir en busca de la hechicera. Una, que era miércoles por la tarde, y el jueves había cole y curro. Dos, que la carta explicaba que la hechicera no iba a revelarnos el secreto de la llave tan fácilmente. Habría que darle algo en pago.
La propia carta señalaba cuál era el pago del secreto de la llave: cien chapitas de botes de refresco.

Les prometí a los niños que el primer día del fin de semana que tuvieramos las cien chapitas iríamos al encuentro de la hechicera; esa misma tarde, como se habrá adivinado, empezó la recolección de chapitas.

Familiares, amigos, compañeros de trabajo o de colegio ayudaron a buscar chapitas, o a beberse coca-colas a mansalva y darnos las susodichas "piecitas".

Finalmente, en el recuento del domingo por la mañana, teníamos exactamente 94 chapitas. Contando que íbamos seis de viajes -mis tres hijos, mi hermano, su novia, y yo-, decidimos partir esa misma mañana.
Desayunamos mientras veíamos el último capítulo de la serie "Mazinger Z" con los niños (ese verano habían visto desde el principio la serie, y el robot Mazinger -Machinguer según Martín- se convirtió sin duda en su héroe favorito).


En la primera gasolinera paramos a comprar un refresco en bote para cada uno... con lo que, con alborozo y alegría infantil, ¡teníamos las cien chapitas para pagar a la hechicera!

El viaje hasta la casa de la hechicera fue algo cansado; además del temor a equivocarnos (calculamos lo mejor posibles los kilómetros de Onda hasta el Ebro y otros tantos más hacia el norte), estaba el temor a que acabáramos siendo una familia de sapos, ranitas y renacuajos en un estanque de la hechicera. Durante el trayecto, nos acompañaba la caja azul de metal del tesoro. Si la hechicera tenía la llave, no era nuestra intención esperar ni un segundo más. Abriríamos el tesoro cuanto antes.

Llegamos poco antes de comer a su casa. Resultó ser una hechicera guapa, atenta y simpática (y joven, pero como iba vestida de hechicera no nos pudimos fijar bien). Desde luego, era más "maga" que "bruja" (en el sentido de la bondad o no de sus sentimientos). Nos enseñó su casa (preciosa, con un pequeño jardín interior), nos dió algún presente para comer, y en ningún momento mencionó convertir a los niños en renacuajos.

Y tras entablar amistad con ella, llegó el intercambio. Le dimos las cien chapitas que habíamos recolectado esa semana, y ella entró con las cien chapitas a la habitación secreta de su casa (donde supusimos que habría pociones, recetas y libros mágicos... y donde, evidentemente, nosotros no pudimos asomar la nariz).

Pero.... no nos dió la llave. Nos dió un nuevo sobre de color rojo oscuro. Dentro del sobre, un plano que indicaba cómo llegar hasta la llave, que se encontraría "a los pies del gran defensor de la paz y la justicia". La hechicera, amablemente, nos ayudó a descifrar el lugar que indicaba el plano. Estaba a una media hora en coche desde allí (más al norte).

Preguntados los niños sobre si íbamos directos hacia la llave, o volvíamos a casa y lo dejábamos para otro día, no tuvieron duda alguna en su respuesta: hacia los pies del gran defensor de la paz y la justicia.
Sólo admitieron los niños (de mala gana) hacer un alto en el camino para comer. Comimos en Valls, provincia de Tarragona (la hechicera vivía en Cambrils), y continuamos hacia el final de nuestro viaje.

Mientras conducía según las indicaciones del plano, intentábamos descifrar el significado de "los pies del gran defensor de la paz y la justicia". La hechicera nos había comentado que nos daríamos cuenta enseguida de qué se trataba.

Y tenía razón. El defensor de la paz y la justicia se alzó ante nosotros.


Una estatuta de Mazinger Z de 15 metros de altura. Nos bajamos del coche a contemplarla y admirarla; en pocos minutos, el mayor de mis hijos encontró un cuarto sobre de color rojo oscuro, más pequeño que los anteriores.

Lo abrimos, y ... ¡¡¡¡allí estaba la llave del tesoro que traíamos nosotros desde Onda!!!!

En un segundo, la caja se abrió y tuvimos el tesoro ante nosotros: innumerables monedas de color marrón o doradas, y tres muñecos del robot Mazinger Z (de los que se apropiaron los niños felicísimos y extasiados).

Merendamos allí mismo, antes de disponernos a volver a nuestro hogar.

Con un tesoro y el recuerdo de una aventura con final feliz, llegamos a Onda.

***
Esta aventura sucedió en noviembre de 2005.
La he estado reservando hasta ahora para contarla coincidiendo con la operación quirúrgica de Martín. La operación fue el miércoles, y salió todo lo bien que cabía esperar. Ahora, Martín está en casa, jugando con sus hermanos y con un pequeño corte en el vientre.
Pero feliz y alegre como siempre.
No lo leerá (aún), pero: Te quiero, Martín.
De parte de papá.

martes, mayo 02, 2006

Corazón, corazón.

El viernes le dió un infarto a mi padre.

Ahora mismo está fuera de peligro, en una habitación de planta hospitalaria (no de la UCI), quejándose de que le den comida sin sal y a la espera de pruebas que verifiquen su estado de salud.

Yo, por mi parte, tras un tiempo sin ir al trabajo, he vuelto a fichar esta mañana; un poco tarde, ya que venía del Hospital. Se supone que sigo jugándomela en el examen de oposición de este mismo sábado.

He leído un montón de mensajes y demás correos que en un rato contestaré, y que agradezco sinceramente. Lamento que mi vida se vaya complicando, aunque mantengo la esperanza de que poco a poco los nubarrones se vayan disipando.

Vaya, me ha salido una entrada un poco seria y concisa.
Contaré alguna buena noticia: mi hijo pequeño, Martín, cumplirá cuatro años en nueve días, y ya se puede llevar una pequeña conversación con él (conversar con mis hijos sigue siendo mi alimento de espíritu preferido).

domingo, abril 23, 2006

Estudiando... (se supone)

Antes de que se acabe abril...

Esta vez han sido varias las razones que me han dejado sin escribir en mucho tiempo en el blog:

- en parte, el hecho de que no he dejado de escribir; escribí una entrada bajo el título de "maltratados", pero no la llegué a publicar; aún me quedan resquicios de prudencia, y la entrada quedará para siempre en los "borradores" de blogger

- he estado enfermo; pero ya estoy casi sano del todo (mis casi ochenta kilos de peso -y la redondez que conllevan- lo atestiguan)

- se me acabó la tinta de la impresora, y me produjo tanto fastidio que he cambiado la impresora de inyección de tinta por una laser monocromo, que estoy harto de los cartuchos; pero como lo hice en mitad de pascuas, pues me quedé varios días sin ordenador en casa (no me entró el mono, lo que no está mal del todo)

Y la razón más importante (que espero entendáis que, por una vez y sin que sirva de precedente, me ha ocupado algo de tiempo, no permitiéndome estar tan atento a blogs, mails y listas de correo como usualmente):

El sábado 6 de mayo es el primer examen de oposición para el mismo grupo de la administración autonómica donde trabajo como interino. Es decir...
...si apruebo (no el examen, sino la oposición, que significa aprobar dos pruebas y quedar entre las 127 mejores notas), tengo un buen trabajo bien remunerado de por vida y todo eso, y me dedico con más tranquilidad a lo que me gusta, que es contar e improvisar cuentos a mis hijos
...si suspendo, en un año ocuparán mi plaza, cesaré, y engrosaré las listas del paro

Se supone que lo único que se me da bien en la vida es estudiar cosas, y que algo de inteligencia tendré (tengo un carnet que lo demuestra......ejem....mucho ejem). Pero es que este último año, o mejor dicho estos últimos tres años, han sido un poco... especiales. Supongo que no aprobaré (o, de aprobar, no obtendré la suficiente nota), pero no estaría conforme conmigo mismo si no lo intento.
Así que, poco más o menos, intento estudiar algo; lo que me deja el tiempo, que con mis tres hijos en casa (llevan más de un mes conmigo, y estarán ininterrumpidamente en mi casa hasta el año que viene, por razones que otro día contaré), y mi sistema peculiar de vida, no es mucho.

PD.- Éste parece una "entrada de dar explicaciones", aunque en realidad no es así. Entre lo poco que hago en internet es leer vuestros blogs, que así me siento de alguna manera conectado y enterado de vuestras vidas (me refiero a las personas que aprecio, que ya sabéis quienes son, no a los blogs del mundo entero, si me entiende Ud.); y cuando un blog queda "sin noticias" en mucho tiempo te quedas "sin conexión", por esto de vivir a 400 km.
Por cierto, que mi hermano (varios meses y años después) ha escrito una entrada en su blog, para hablar de un nuevo "personaje" de nuestro pueblo.

martes, marzo 14, 2006

Vivir sin dinero, uh oh oh

Os voy a contar una situación que he visto repetirse en muchas ocasiones durante los últimos siete meses.

Me levanto pronto para ir al trabajo, un poco antes de las seis de la mañana.
Me como un par de madalenas, y me voy a Valencia a trabajar.
Dependiendo de si tengo que trabajar esa tarde o no (hago dos tardes por semana), llegaré de nuevo a casa a las 16:30 o a las 20:30 horas; en cualquier caso, siempre como en Valencia, de lunes a viernes.
Casi no tengo dinero en el bolsillo, y no tengo tanto dinero en el banco como para permitirme sacar un poco y gastarlo.
Así que, para pasar el día, me zampo una barra de pan. Bebo agua, o me relleno un bote de coca-cola con una botella de 2 litros que he comprado en el supermercado para pasar la semana.
Llego a casa donde han estado cuidándome a los críos.

Tengo hambre.
Pero en la nevera no quedan muchas cosas; y no puedo permitirme el lujo de hacer una compra extensa en Mercadona. Quizá, si estamos en los últimos diez días del mes, ya me he quedado a cero y no puedo comprar nada. Incluso puede que, para no estar en negativo, tenga que haber aplazado o haber echado atrás una factura, para pagarla en cuanto cobre a final de mes.

Los niños necesitan comer, cenar, desayunar y merendar en casa; y tener almuerzo que llevarse al colegio. En previsión de que, si cojo alguna cosa para cenar quizá luego no me llegue para hacer una o dos cenas más a los niños, cierro la nevera, doy media vuelta y decido no cenar.

***

El hecho de "no comer, pasando el dia con poco más de una barra de pan, para no gastar la comida que tengo en la nevera, ya que he de alimentar a mis hijos y ya no me queda más dinero para nada", no es algo que entrara en mis planes.

Pero, una vez asumida la situación, me alegro de que haya pasado.

En su día, me comentaban que mi abuela (q.e.p.d.) tenía una gran capacidad de sacrificio, y se demostraba contando cómo ella no comía en la posguerra, para no gastar comida con que alimentar a mi madre.
No estoy en ninguna posguerra, aún podría prescindir de muchos lujos -mientras que mi abuela no tenía más lujo que respirar-, y se podría decir que esta situación me la he buscado yo mismo; además de que no hago sacrificio alguno; para mí, el sacrificio estaría en dejar de tener a mis hijos, no en renunciar a otras cosas para disfrutar junto a ellos.

En su día, acepté un acuerdo de separación con la custodia compartida (las dos palabras más repetidas de mi blog, sin duda). La "cara b" del acuerdo es que los días 1 de cada mes, entre pagos, pensiones, préstamos, hipotecas, cuidado de niños, etc, se me iban 4 de cada 5 euros que gano. Pero era el único acuerdo posible para que mi convivencia con mis hijos no sufriera riesgo alguno.

Dije en su día que ese acuerdo es de lo que más orgulloso puedo sentirme en mi vida. Es un magnífico acuerdo. Y lo sigo pensando, desde luego.

Aunque, para ser sinceros, el mismo acuerdo ha sido criticado severamente por familiares, compañeros y amigos. Siempre con la vista puesta en la cuestión económica, que preconizaba mi "ruina y dificultad económica" de por vida.
He explicado hasta la saciedad qué significa para mí el acuerdo, y cómo, en mi opinión, la custodia y convivencia con los niños no pueden entrar en ningún juego de compensaciones económicas.

***

Es cierto que me he sentido incomprendido; apoyado, pero incomprendido.
Personas que conocen de primera mano la situación (familiares, ante todo) no han podido entenderme. No es que no quisieran, es que no podían.
Demasiados números, materialismo, egoísmo, riesgos y unas ganas incontrolables de guerra, bronca y fastidios, cayera quien cayera, para remediar situaciones injustas. El poderoso caballero don dinero dictando órdenes y actitudes.
Yo he hablado de convivencia infantil, educación, desarrollo psicomotor, juegos, cuentos y muñecos de plastilina; pero he seguido escuchando críticas basadas en el poderoso caballero.



Pues bien, pues vale, pues me alegro.
Chicas, chicos: antes me moriré de hambre que firmaré un solo papel que ponga en riesgo o comprometa el bienestar de mis hijos, entendiendo que mi convivencia con ellos está en ese mismo bienestar.
Y entendiendo que el morirme de hambre (lo que me privaría de la convivencia, claro) es algo que no va a ocurrir ni de casualidad.

***

Además, de todo esto me he llevado un interesante aprendizaje, y un no menos interesante sentimiento.

El aprendizaje acerca de las personas, el materialismo, lo que es importante y lo que no, está implícito en el mensaje, y lo voy interiorizando. Sigo creciendo personalmente, y cada vez me gusto más (y no tengo abuela, por desgracia).

El sentimiento es un profundo desprecio por el poderoso caballero don dinero. Entiendo que necesito dinero para vivir y mantener el equilibrio familiar, pero a partir de un mínimo no me compensa en nada ganar más para vivir menos. Desprecio, dolorosamente, a personas que se preocupan más del dinero que de ninguna otra cosa, o que disfrazan sus preocupaciones de humanas y altruistas hasta que el poderoso caballero se les cruza.

A todos aquellos que en alguna ocasión me hayan dicho que debería arriesgar un poco más el bienestar de mis hijos para tener más dinero y no pasar problemas a fin de mes, os quiero decir una cosa:
Iros a la mierda.

***

¿Por qué cuento todo esto ahora, cuando es una situación que se empezó a dar en agosto del año pasado y ha durado hasta febrero de este año, con sus altibajos?

Lo cuento ahora porque es una situación que se ha acabado.

(MHAWHAWHAWHAW)

Siete meses de vacas flacas que ya han pasado, gracias al nuevo acuerdo, que ya detallaré en su día. Ese acuerdo blinda la custodia, y de rebote me desahoga económicamente.

Si lo hubiera contado antes, quizá os hubiera dado lástima (y no es un sentimiento que yo merezca, que tengo a mis hijos todos los días), o hubiera dado impresión de un heoísmo o reconocimiento que ni quiero ni busco, o quizá alguien me hubiera ofrecido ayuda (y no creo merecerla, de veras; aunque he tenido que aceptar ayuda de las personas que tenía más cerca, siendo mi hermano el primer 'prestatario' del reino).

Ahora puedo contaros todo con la tranquilidad de que es una situación pasada que ha resultado útil, y que no volverá a corto ni medio plazo. A largo plazo quién sabe lo que nos puede ir pasando.

Riámonos y aprendamos de las situaciones difíciles, y compartámoslas delante de unas cervezas (que ahora, jeje, ya me puedo permitir).

***

Un último apunte:
Lo normal es que sintiera vergüenza ante lo que os cuento. Avergonzado de estar sin blanca, pedir dinero a mi hermano para comer, o no cenar para no gastar la comida de la nevera.
Y que prefiriera no contarlo, esconderlo y confesarlo sólo ante personas íntimas, o hacerlo gracias al anonimato de internet. En mi caso no hay anonimato posible, ya que a la derecha hay un enlace con mi nombre y apellido que da a una página personal con una foto de mi careto en la portada (y más escondida, mi famosa foto con Aznar).

Pero es que no siento vergüenza alguna. Ni orgullo, ya que simplemente he hecho lo correcto, y lo que tenía decidido hacer. O bueno, en cualquier caso, estoy más cerca de estar orgulloso de estos meses "sin blanca" que de estar avergonzado.

Quien pueda sentir vergüenza por esto son los mismos a los que he mandado a la mierda anteriormente, ya que antepondrían un montón de duros antes que convivir con sus hijos.

Yo me quedo con el "orgullo" de hacer lo correcto, y el aprendizaje de estos siete meses de vacas flacas.
Y la promesa/intención de seguir contando historias delante de una cerveza.

jueves, marzo 09, 2006

It's my life.

Estos días he firmado un par de acuerdos, a nivel personal, y que son pre-acuerdos de los que vendrán en un futuro, asegurando la aprobación de éstos.

Es estupendo.

Hace un tiempo, en base a un chantaje que ya se ha olvidado (y ante el cual no cedí ni un ápice), estuve pensando en qué hacer. Aún no se ha cumplido un año del "día de la infamia" en mi calendario personal (el robo y calcinación de mi viejo kadett en abril, interesados ver post de esa época), y releí todo aquello que escribía entonces, intentando revivir los cauces por los que me movía.

En aquellos días, iba a escribir en este blog las mismas palabras que escribí cinco días después de la infamia. Y que reproduzco ahora:

No habrá cesión, negociación, solución, diálogo, ni nada posible, que suponga un retroceso en la calidad de vida de mis hijos. No lo habrá. Si alguien que lea esto sabe exactamente de qué hablo (más si cabe si tiene capacidad de actuar) que todo el mundo lo tenga bien claro: no voy a pasar por retroceso alguno en el bienestar de mis hijos.

Eso mismo es lo que ha guiado mi actuación; al chantajista le dije, claramente, que "No" a su chantaje. Han pasado los días, ha cambiado el color del cielo, y he seguido coherente conmigo mismo y con mis hijos.

Ahora, hay varios acuerdos firmados. Ante el notario, ante el banco, y en breve ante el juez.

Entre otras cosas, la custodia compartida está más blindada que nunca, y yo respiro económicamente (cosa que había dejado de hacer en los últimos siete meses). El hacer lo correcto, en este caso, ha tenido su premio.
Es estupendo.


PD.- A ver si me pongo las pilas y escribo con más detalle sobre la vorágine de estos días, que tiene alguna vertiente graciosa.
Y, si me pongo las pilas aún más, y estabilizo mi trabajo, tendré la cuadratura del círculo en mis manos, chicos. Entonces tendré que escribir un post especial sobre mi adscripción fervorosa a la cojonudología, y pagarle a Imperator dos cenas y a Angelina Jolie, o lo que se tercie.
Y además, una vez "cuadrado el círculo", nos vamos a divertir mucho. Todos. Me divertiré yo, se divertirán mis hijos, se divertirá la SGAE, se divertirá cierto partido político, nos divertiremos todos. Ya veréis qué risas.

martes, febrero 07, 2006

Zarandajas. Anécdotas juanmiles.

El sábado me tiré todo el día haciendo limpieza a fondo de mi pequeño hogar (son 65 metros cuadrados, pero soy lento limpiando, qué le vamos a hacer).
Resultado: no sé cómo, pero se estropeó el calentador del agua, y ahora no tengo agua caliente en casa. En mitad del invierno, nevando en Onda.
Además, me cargué la persiana de la habitación de los niños, que se quedó casi arriba y sin posibilidades de bajarla o subirla. Contando con que vivo en un primero, y que no tengo cortinas en casa, ahora los niños han de dormir a la luz de una farola que tenemos bien cerquita, y a la feliz mirada curiosa de los transeúntes.

El domingo jugaba con los niños mientras su madre trabajada. Me cargué la única chaqueta decente que tenía, y jugando al fútbol con el mayor, le propiné una patada a un mueble. Resultado: el dedo del medio del pie derecho, de color morado. Qué bien.

El lunes, me fui a trabajar. Llego a las 8 de la mañana, y me dispongo a tomar un café con leche.
Para sumar puntos como "torpe del mes", no se me ocurre mejor idea que tirarme el café encima. Y como mi trabajo está a casi dos horas de mi casa, no podía ir a cambiarme y volver (para eso, ya no volvía en toda la mañana al trabajo). Sobre comprar otra ropa para cambiarme en Valencia, mejor no hablamos (no tengo ni para pipas, así que de comprar ropa...).
Cuando llegué a casa me cambié y tuve que ducharme, of course. Sin agua caliente. En febrero.

Esta mañana iba a coger el tren en Nules, como todos los días. El acceso a Nules desde la Autovía de la Plana (es decir, por donde voy), cortado. Sin indicación de por dónde hay que ir. Resultado: pierdo dos trenes y llego una hora tarde al trabajo. Chiripitifláutico.

Eso sí, he ido por caminos rurales hasta Nules tarareando el "himno a la cerveza" de Montana; que una cosa es estar torpe e ir metiendo la pata, y otra más grave es, además, quejarse de la mala suerte y demás zarandajas inexistentes.

***

Elevada mi queja en este blog, paso a lo que había quedado: contaros tres anécdotas de mi hijo mayor, Juanma.


Una. Mientras comíamos todos juntos un día de éstos, Salvador nos contó diversas gracias de un compañero suyo de clase. La gracia mayor era que a ese compañero "le gustaban las chicas".
Yo le pregunté, siguiendo con la broma, si las chicas le gustaban con sal, o con ketchup.
A lo que contestó Juanma categóricamente: "No hombre no, papá. Ni sal ni ketcchup, le gustarán las chicas... ¡con tetas!".

Dos. Mi hijo anda preguntándose qué quiere ser de mayor, cuestión en la que ha enredado a algún amigo suyo . Ha puesto tres opciones: pirata, aventurero y ... abogado.
(Creo que lo pone porque sabe que yo trabajé de abogado hasta hace unos años; lo que no sé si sabe es que dos de las tres profesiones propuestas coinciden.....ejem).

Tres. Aunque no sé si es una anécdota, pero os la cuento:
Juan Manuel quiere, como su mayor deseo en estos momentos, viajar hasta Fantasía.

Quiere conocer a los dinosaurios Félix, Valiente y Benjamín en la realidad, charlar con ellos sin necesidad de cartas ni cuentos. Y junto a ellos, a todos los personajes de Fantasía de los que ha oído hablar, o se ha imaginado sus aventuras.
Me comenta que está claro que no se puede viajar en coche o avión, sino que sólo se puede hacer a través de la magia. Y como es una verdad incuestionable que la magia existe (no en vano, mágicamente nos llegan cartas de los dinosaurios en cada cumpleaños infantil, conocimos a una hechicera en persona que nos ayudó a encontrar la llave de un teroso en los pies de Mazinger Z, etcétera), pues quiere que, quien sea, haga magia para llevarlos de viaje a Fantasía.

¿Y qué le puedo decir yo a todo esto? Que si encuentra la forma de viajar hasta Fantasía, yo también quiero ir.

lunes, enero 30, 2006

Mitología católica.

Emule trajo a mi casa la serie de Mazinger Z. Tras ella, las de Erase una vez... de historia (regalada desde Madríz) y del cuerpo humano. Van bajándose Fraguel Rock, Vickie el Vikingo, Willy Fog, Bola de Drac (ésta es una afición mía), y otras.

Entre ellas, la magnífica Storyteller de Jim Henson. Tengo bajados ya los trece capítulos: la primera parte (9), sobre cuentos populares, y la segunda(4), sobre mitos griegos.
Mis críos sienten una especial atracción por el Minotauro; aunque la que vimos el viernes todos juntos iba sobre Perseo y la Gorgona (y fue la última, ya que nos hemos pulido las trece, algunas varias veces).

En ese episodio salía el titán Atlas, a quien Perseo le hace el favor de dejarle mirar a Medusa, convirtiéndole en montaña para no sufrir el peso del cielo. Mi hijo mayor, Juanma, se mostró muy interesado y me preguntó si había más leyendas y mitos.

***

Tras esta introducción, entenderéis que me pasé media tarde del viernes hablando de mitología griega con mi hijo mayor, escudriñando en la wikipedia para consultar sus (nuestras) dudas.



Así, entre otras cosas, me enteré de que en Roma, los 17 de diciembre se celebraba la Saturnalia, en honor al dios Saturno. Se celebraba esa fecha por la cercanía con el solsticio de invierno y tal. Pero es que Saturno es el equivalente del dios griego Cronos, que tenía por hobby devorar a sus hijos (el único crío que se salvó fue Zeus, que luego montó la guerra de Titanes contra Olímpicos, la misma que comentaba Imperator en los comments).

El caso es que el 17 de diciembre, festividad del dios que se comía a sus hijos, es... mi cumpleaños. Esperemos que sea casualidad y no sea una señal del destino o alguna charlatanería de esas. Juas.

(Inciso: si alguien sabe de algún libro interesante sobre mitología griega para disfrutar con mi hijo de ella, que recomiende, que cuando hago caso a las recomendaciones suelo salir contento de ello).

***

Juanma escuchaba, leía y quería saber más de todos esos mitos y leyendas.
Me preguntó si eran reales, si existían en nuestro mundo o sólo en el mundo de fantasía.

Yo le expliqué que todo eso existe sólo en fantasía, que no hay un Olimpo en el cielo mirando qué hacemos los humanos. En nuestras vidas, debemos arreglárnoslas por nuestra cuenta, sin esperar que aparezca Zeus, Hércules o todos los Argonautas a sacarnos las castañas del fuego.

Comparé a la mitología griega con los dogmas y tesis del catolicismo. Ya que ninguno puede probarse ni demostrar que sucedió en la realidad (salvo que hubo un tipo que se llamaba Jesús, así como existe Troya pero no Ulises y su Odisea).
Le conté un ejemplo: si se cortaba (como cuando se hizo un corte en la barbilla y le pusieron cuatro puntos), era mejor ir al médico y curarse el corte, en vez de rezar a ningún Cristo, Zeus o Alá para que "mágicamente" te curaran.

Cuando el niño estaba un poco perdido, o eso creía yo, le pregunté si me entendía. Respondió que sí, y le pedí que me diera un ejemplo. Me dijo que "por ejemplo, es real que Jesús vivió, pero eso de que resucitara es una leyenda de la mitología católica, como el minotauro es una leyenda de la mitología griega".

***

Después, os cuento otras dos anécdotas de mi hijo mayor. Que tiene seis añitos, y ciento diez centímetros (más o menos).

domingo, enero 22, 2006

Día Veintidós.

Hoy es día veintidós de enero.

***
Hace ocho años, yo estudiaba (es un decir) la Diplomatura en Relaciones Laborales en la Universitat Jaume I de Castellón, lo que compaginaba con mi trabajo en mi propio despacho de abogados, que compartía con otros dos colegas.
La mañana del 22 de enero de 1998, fui al Juzgado a presentar unos papeles, y luego me pasé por la Universidad, con la intención de encontrar a alguien y politiquear un rato.

A quien encontré ese día fue a una chica rubia y alta (me sacaba 20 centímetros), que estudiababa Magisterio. Me la presentaron, y acabamos yendo a comer juntos.

Esa misma noche, a las tres de la mañana, me despedía de ella, entre besos, en el portal de su casa.

***
Al año siguiente, el 22 de enero de 1999 era un día muy ajetreado en mi familia.
La noche-madrugada anterior, serenata que había contratado mi madre, y preparar los últimos retoques.

Por la mañana, vestirse, ir al peluquero, a la floristería, llamar al coro, limpiar el coche, y un sinfín de cosas por hacer. Casi todos estaban de los nervios; yo, gracias a Dios, tengo mi carácter y estaba bastante tranquilo.

Por la tarde, en la Basílica de la Virgen del Lidón de Castellón, se celebró mi matrimonio.
Con la chica rubia y alta que había conocido justo un año antes.

Ese mismo año (1999) nació mi primer hijo; al año y medio, nació el segundo; y en otro año y medio más, nació el tercero. Junto a la perrita que adoptamos a finales del 98, estaba la familia completa.

***
En estos momentos, la historia de amor que comenzó hace ocho años ya no existe.

En el año 2003 se habló de separarnos, pero hubo que esperar hasta mayo del 2005 para presentar una demanda. Y hasta el 1 de julio para que durmiera fuera de casa, haciendo efectiva la separación (aunque la sentencia le da como fecha a ésta el 10 de noviembre).

Una separación terrorífica, y que no recomiendo ni a mi peor enemigo (de esos que, en realidad, no tengo), con vaivenes sobre la custodia compartida. Ya sé que me repito mucho: "custodia compartida, convivencia, custodia, custodia, ...". Disculpadme, pero no puedo resistirme a hacerlo.

De esa historia, me quedan mis hijos, y un aprecio generalizado hacia la chica rubia y alta; pase lo que pase, ella no sólo es la mejor madre de mis hijos (por ser la única madre de mis hijos, y por todo lo demás), sino que ha sido mi compañera durante una parte esencial de mi vida.

Este 22 ya no tengo nada que celebrar. Quizá los últimos aniversarios los celebraba sobre las cenizas de lo que fue una historia de amor, aunque nada de eso importa ya.

***
Hoy es día veintidós de enero, y me siento totalmente feliz pensando en mí mismo hace ocho años. Fue un acierto ir a la Universidad después de estar en los Juzgados, y presentarme, sin vergüenza alguna, ante una universitaria que me sacaba veinte centímetros.

El atrevimiento de aquel día me ha traido hasta la persona que soy ahora, y hasta mi familia.

jueves, enero 19, 2006

Jugar: cuentos, dados, teatro.

Entre las cosas que más me gustan, tiene un lugar preferente el "jugar con mis críos".
En estos días de constipados, frío y estar en casa, es muy apetecible jugar, leer o saltar con ellos (saltando, saltando, el otro día rompimos una tabla de un sommier, pero esa es otra historia....).

Hoy os voy a hablar de tres juegos con los niños:

1.- El Libro de los Cuentos Infinitos.



Éste es un libro que me regalaron Imperator y Rapunzell en un viaje a la costa levantina; así que, gracias, majos!
Se trata de un libro con más de un centenar de ilustraciones de cosas, animales, o situaciones cotidianas para niños que protagonizan dos conejitos.
Y en casa lo hemos convertido en un libro mágico de cuentos, de la siguiente forma:
- se abre una página al azar, y se empieza la historia, donde ha de salir el personaje o situación de la ilustración que ha salido
- se cierra el libro, se abre otra página al azar, se continua la historia (donde ha de salir el personaje o la situación, claro)

Generalmente hacemos cinco etapas, yo comienzo la historia, luego ellos tres la siguen abriendo las páginas al azar (por mi parte, echo un cable a Martín, y él me ayuda abriendo mis páginas), y yo la acabo. Aunque tendré que dejarles comenzar y terminar la historia por sí mismos.

Algún día tendré que sustituir el libro por cartas hechas al uso con personajes y lugares típicos de los cuentos; pero por ahora, el libro ha sido una estupenda idea para acabar contando una historia con todos nosotros.

2.- Dados con múltiples caras.



Como al mayor le gustan las matemáticas, no se me ocurrió mejor idea que comprar tres dados de varias caras; uno con diez caras (del 0 al 9), otro con 12 (del 1 al 12), y otro con 20 (del 1 al 20).
Para poder tirar dos de ellos y tener que sumar los números, o restar el menor del mayor, o tirar los tres y ordenarlos.

Pero pronto le dimos mayor utilidad a los dados. Hice muñequitos pequeños de plastilina, acompañados de trolls (malos) y dragones (buenos). Eran dos equipos, luchaban el uno contra el otro, y los muñequitos utilizaban el dado más pequeño (del 0 al 9), y los trolls y dragones el más grande (hasta el 20); así, un troll se cargaba varios caballeros antes de caer él muerto.

Como todos los niños se interesaban, al final compré seis dados mas, formando tres grupos de dados, con la numeración que he contado antes, y de tres colores distintos (un grupo azul, otro rojo, y otro blanco).
Después, con un cartón, una regla y ceras, hice un tablero, con casillas que se veían interrumpidas por un castillo, un río (con dos puentes) y dos bosques. Allí plantamos los "ejércitos" de plastilina, y nos pusimos a jugar.

Resultó divertidísimo. Aunque es cansado hacer 30 bichos de plastilina (hechos de forma muy simple, la verdad) para romperlos en media hora de juego.

Ni hay que decir que los nueve dados que he comprado se conocen como "dados de rol", y ya me han acusado de querer meter el germen del demonio en casa, haciendo a mis hijos asesinos psicópatas de mayores. Quien me ha dicho esto tiene más ciencia ficción que el tablero con trolls y dragones, pero bueno. Allá ellos.

3.-Teatro de los Reyes Magos.



Entre otros regalos, los Reyes Magos decidieron dejar en mi casa un pequeño teatro. Con su cajoncillo para las marionetas, su cortinita que se corre para dejar paso al espectáculo, y su cajita con distintas músicas para ambientar la historia.
Como tengo casi una veintena de marionetas en casa (más las que se pueden hacer con un palo, pinturas y dos cartones, o un simple calcetín), promete ser la atracción del momento.

Por ahora, sólo he hecho dos representaciones en el teatro (las marionetas interpretaban dos cuentos de la editorial kalandraka), mientras los niños se van atreviendo a crear sus propias obras.
Cuando estén más experimentados, prometo grabarlas en vídeo (no para atormentar a nadie que se pase por mi casa, estáos tranquilos familiares y amigos; será para uso y disfrute personal).

Gracias por leer mis largos mensajes; yo a lo mío, que como se habrá supuesto, es jugar con los pitufos.

miércoles, enero 18, 2006

Operación aplazada

No han intervenido quirúrgicamente a Martín.
Ayer se acostó algo resfriado, y esta mañana se ha levantado con algunas décimas de fiebre.
Resultado: no se le puede administrar anestesia general, y por tanto, se ha aplazado la operación.
Quedamos a la espera de que nos llamen desde el Hospital cuando vuelva a haber un hueco en el quirófano (parece ser que será dentro de uno o dos meses, pero nunca puede saberse con seguridad).

Ahora, el titán Martín (me ha gustado la expresión) duerme en mi casa, con su carita angelical.

lunes, enero 16, 2006

Martín.

Martín vino al mundo un 10 de mayo de hace casi cuatro años.

Cuando llegó, su madre y yo cumplíamos casi cien visitas a ginecología. No en vano llevábamos siete embarazos juntos, dos con final feliz y cinco abortos naturales. Martín fue el más rápido en nacer de los tres, y el más pequeñito entre todos. Nada más verle la cara, le dije a su madre que se parecía mucho a nuestro primer hijo. Ese día, su madre y yo dejamos salir algunas lágrimas en quirófano.

Lo cierto es que no fue nada fácil llegar a la decisión de tener un tercer hijo. Ella quería, pero no se atrevía: sin trabajo estable, sin propiedad inmobiliaria alguna, y con algún que otro altibajo emocional/matrimonial. "Si no fuera por las circunstancias, iríamos a por el tercero; pero las circunstancias nos obligan a desistir". Una frase parecida a ésta me acabó de convencer: ninguna maldita "circunstancia" iba a mandar sobre el nacimiento de un hijo mío.
Así nació Martín, teniendo en contra a las "circunstancias".

Si me pusiera a contarlos, creo sinceramente que no han pasado cien días seguidos en la vida de Martín en que no hayamos ido a una consulta médica. Ha estado ingresado dos veces por bronquitis, bronquiolitis o como demonios se llame. Ha pasado por mil pruebas por un leve retraso del desarrollo psicomotor, que acaban, por ahora, en la consulta de la logopeda del colegio. Y otras mil pruebas por un problema en la zona inginal.
Cuando le pusimos una mascarilla con suero fisiológico y alguna medicina, por problemas respiratorios (la Seguridad Social nos prestó una mascarilla para ponerla en casa), me daba cierta lástima ver al chiquitín de la familia así, y deseé que esa mascarilla desapareciera cuanto antes de nuestra casa. La dichosa mascarilla lleva ya cuatro inviernos en casa. Esta misma tarde se la hemos vuelto a poner diez minutos.

Pero Martín es un pequeño luchador. LLeva toda su vida lidiando con sus dos hermanos mayores, con su salud, y con sus visicitudes para hacerse entender. Algunos le definen como cabezota, pero no es verdad. En realidad, lo que hace es marcar su territorio, reafirmar su identidad. Martín no te planta cara; expresa, a su modo, cómo son las cosas en su punto de vista, y lo hace con toda la seguridad en sí mismo que es capaz de reunir.
Es hermoso ver a Martín riéndose, saltando o con una agria disputa entre su pie y un calcetín que no quiere salir. También es hermoso escuchar a Martín diciendo "no tiero" tras recibir una orden. Convencidísimo de su decisión y autoridad, y con expresión severa. Expresión que, de inmediato, se convierte en una franca sonrisa si le sonríes tú también (y saliéndose con la suya!).

En casa teníamos un triciclo y dos bicicletas para niños. Una de las bicis se rompió, y la otra está por arreglar. El triciclo lo utilizaba Martín: era su juguete favorito. Pero hete aquí que los Reyes Magos trajeron otras dos bicicletas, más grandes que las anteriores, para mis dos hijos mayores.
El otro día salimos al parque, con el triciclo y las dos bicicletas. Martín no podía seguir a sus hermanos con las bicis grandes, ya que iba más lento. Así que, en un descuido de sus hermanos - y mío-, el pequeño se hizo con una de las bicis grandes, y no se cómo se subió (no llega al sillín ni de casualidad, al mediano ya le cuesta) pero, cuando nos dimos cuenta, estaba pedaleando. El pequeño niño tenaz y valeroso exclamaba con su entusiasmo habitual: "mila, papá, ma-tín e-tá en la bici gande!".

Si tuviera que definir cómo es mi hijo pequeño, diría que es un niño alegre. Martín nació de buen humor, y la alegría se ha quedado presa en él mientras juega, duerme, come, salta, corre, pedalea, o te hace partícipe de sus pequeños logros. Cuando llego a mi casa, y los niños están en ella, el que sale a recibirme siempre es Martín, alzando los brazos para que le cojas/abraces, o contándote algo que ha visto y que resulta apasionante en su mundo de tres añitos.

Viéndole crecer, respiras entusiasmo que emana de su pequeño cuerpecito. Últimamente tiene entusiasmo por las palabras. Cada vez aprende más, y más deprisa. Habla hasta por los codos. Cuando ha ido a logopedas, psicólogos y demás, siempre nos han comentado la gran disposición de Martín por aprender. Aprende entusiasmado juegos, palabras o cancioncillas.
Su primera palabra fue "tete". Adora a sus dos hermanos mayores. Y los mayores a él. Incluso podría aventurar que los mayores riñen entre ellos con asiduidad, pero ambos son uno a la hora de defender a su hermanito. Juanma puede tener celos o disputas con Salva, pero si algo es para Martín, está bien así. Para Martín, sus hermanos no son sólo Juanma y Salva, sino que él los llama "mi Jan-ma" y "mi sab-ba".
Después de "tete" vendrían otras palabras, como "piedín" (Piedrín, del que ya hablé en una ocasión), o su primer dibujo en un folio, emulando a "machinguer cheta".

Martín es el ser humano gracias al cual me he sentido más orgulloso de mí mismo. Cuando nos dijeron que, para optimizar su desarrollo, debía ir a un centro de estimulación temprana y a la guardería, nos pusimos a ello. En el centro de estimulación temprana ya estaba apuntado, pero a la guardería que mejor tratamiento daba no podía ir. Se habían pasado todos los plazos, papeles, prerrogativas y posibilidades posibles. Preguntamos en mil sitios, y resultó imposible. Yo me propuse, como si fuera un reto personal, que el niño acabaría entrando donde queríamos, y que se lograría la "situación óptima" para su desarrollo.
Casi todo el mundo me dijo que, como siempre, me iba a dar de cabezazos en la pared para no conseguir nada. Con sangre, sudor y lágrimas, el niño entró en la guardería. Lloré cuando me comunicaron su admisión. Me sentí muy orgulloso de mi hijo y de mí mismo, y supe que no había límites a nuestra capacidad si de ellos se trataba.
Poco después, el objetivo se llamaba "custodia compartida". He hablado incluso demasiado de eso en este blog; lo cierto es que lo logré, y que es, sin duda, mi mejor logro personal. Con Martín como co-protagonista de 98 centímetros.

Martín tiene tres años, cumplirá cuatro en mayo. Suman 3 años, 8 meses y, en la fecha de este post, 6 días. Más de 1300 días. Pues podéis creer que de esos mil trescientos, más de 1200 (no todos, pero casi) Martín se ha dormido a mi lado. Al principio en mis brazos, luego a mi lado pero en la cama; y desde hace un año abrazado, o apoyando la cara en una de mis manos, en su camita. Llevo casi cuatro años oyendo su respiración mientras se va durmiendo.

Amo a mis hijos. No puedo describir con palabras lo que siento junto a los tres pequeños que me suelen acompañar en mis pasos. Junto a Juan Manuel, a Salvador, y al pequeño Martín.

Este martes por la tarde ingresarán a Martín en el Hospital General de Castellón. Al día siguiente le harán una intervención quirúrgica. La intervención en sí (en la zona inginal: en la ingle) no tiene riesgo, pero como es muy pequeño tendrá anestesia general, y nos da un poco de palo y de susto.
Aunque, como Martín es el pequeño luchador de la familia, saldrá todo bien, y en un par de días volveré a contarle un cuento mientras apoya su mejilla en mi mano y se adormece.

Buenas noches, Martín. Hasta mañana. Te quiero.

miércoles, enero 11, 2006

Año 2006. Trilogía.

Cada vez escribo menos por aquí, no se por qué. Espero dejar de fijar la vista en las musarañas de una vez, que hay muchas cosas por hacer y contar. Y objetivos a conseguir.

No lo he deseado a mucha gente; lo deseo ahora: Feliz Año 2006.
Tampoco he felicitado la Navidad a demasiada gente. Poco más que mis tres críos.

Hoy escribo este post después de haber leído casi todo lo que llevo escrito en el blog desde que lo comencé, con el capítulo final que dí por llamar "Ítaca". Los dos años que han pasado, 2004 y 2005, han sido... digamos... "significativos" en mi vida.

En el desastroso año 2003 comenzó la deriva de mi matrimonio (que ha acabado como ya sabéis), a la vez, firmé algunos papeles que ahora me traen media ruina económica, y para rematar, se fue al traste mi vida política. Fue, definitivamente, un mal año.

En el año 2004, recuperé algo muy importante para lo que vendría después: el ánimo.
Y en el año 2005, comencé mi nueva vida (nueva casa, nuevo estado sentimental, nuevos objetivos) y logré el que ha sido mi mayor logro hasta ahora (y que no pienso superar en lo que me queda de vida): la custodia compartida. Me sentía fuerte y con confianza en mí mismo. Hasta me arreglé la boca (después de 14 años sin visitar al dentista) y todo.

Ahora, en el 2006 tengo poco que perder y mucho que ganar.
Poco que perder. Ya que tengo a mis hijos conmigo; y cualquier cosa que pierda, sea lo que sea, mientras mantenga la convivencia con ellos, será poco que perder.
Y mucho que ganar. Si gano estabilidad laboral/económica (lo que viene a ser traducido como "aprobar las puñeteras oposiciones"), habré logrado la cuadratura del círculo. Ese mismo círculo que se rompió en el año 2003.



Estas navidades, entre otras cosas, fuimos a ver a Papá Noel. Me acompañaron dos de mis hijos, pero les dimos cuatro cartas: las de los tres niños, y una que había escrito yo.
Creo en Papá Noel, y en los Reyes Magos, y en el Mundo de Fantasía. Pero no creo que por contar tus deseos éstos dejen de cumplirse.

Así que, obviando la necesaria prudencia de no contar tu vida en internet, voy a plasmar aquí mismo lo que yo deseo para este año 2006 a mi gente cercana.

Más o menos (no es literal), esto ponía en mi carta a Papá Noel (la escribí junto a mis hijos, leyendo todos las cartas de cada uno):



Querido Papá Noel:

Espero que ésta sea una feliz Navidad, y que te diviertas mucho conduciendo tu trineo de renos y repartiendo juguetes.

Este año te voy a pedir muchas cosas:
- para mis tres hijos, un juguete chulo, como un robot parecido a Mazinger Z
- para Martín, que cada día del año aprenda palabras nuevas, y que le salga bien su operación en enero
- para Salvador, que nunca nadie más le insulte ni pegue, ni él vuelva a hacerlo
- para Juan Manuel, que siga haciendo crecer su magia e imaginación, aprendiendo, leyendo, jugando e inventando
- para E., que sea feliz, y que base esa felicidad en nuestros hijos
- para mis padres J. y M., que aprendan a llevarse bien y a respetarse, y que se reconcilien con S. e I. (mi hermano y mi cuñada)
- para S. e I., que se casen pronto, y sigan siendo felices con sus animalitos, encargando en un futuro próximo otro tipo de cachorro
- y para mí... que pueda seguir en mi equilibrio como hasta ahora.