miércoles, septiembre 14, 2005

Pucela en Pucela (II: kilómetros)

Como ya os he comentado, hicimos más de 1.500 km en total.

Salimos de Onda a Mayorga, pasando por Madrid. Del paso por Madrid, dos cosas:
- cuando la gente se queja del desastre de las obras en Madrid, sinceramente, se queda corta; para uno que va de paso como yo, se le quitan las ganas de volver
- por primera vez en nuestra vida y la veintena de veces que habremos ido por allí, no nos perdimos para salir (tampoco nos perderíamos para entrar, estar allí y salir de nuevo: una gozada, oiga)

Comimos en un restaurante de esos hechos adrede al lado de la autopista para chupar pasta a la gente. Como teníamos hambre, nos la dejamos chupar (saquen uds. esta frase de contexto, que queda muy....ejem).

Desde la A-6 veíamos ciudades que han sido importantes en la historia de nuestra familia, como Medina del Campo. No pudimos evitar un atisbo de emoción al entrar en la provincia de Valladolid. Yo la había pisado -la provincia- en 1998 por última vez. Desgraciadamente, la ciudad pucelana no la cruzaríamos en todo el viaje.

Dejamos la A-6 para entrar por Villalpando, Villanueva del Campo, Valderas, Gordoncillos, Castrobol, y, por fin..... ¡Mayorga de Campos!

Conduje todo el tiempo yo, desde Onda a Mayorga (720 km), que me hacía ilusión llegar hasta allí.

Tras estar en Mayorga, nos íbamos a una masía de Gordoncillos (en León, a 12 km de Mayorga), donde viven una prima hermana de mi abuela (que jugaba con ella de pequeñas, y ronda los 100 años de edad) y su hijo.

Mi hemano condujo desde Mayorga a Gordoncillos. La vuelta hasta Madrid la hice yo de nuevo (mi hermano no se ve muy bien de noche, y nosotros íbamos siempre contra el reloj).

Llegamos a Madrid casi a las 12 de la noche, asesorados por Imperator y Rapunzell para aparcar cerca del Palacio Imperial (increíblemente, no nos perdimos entrando en Madrid). Dejaríamos allí el coche toda la noche, y nuestros anfitriones nos acompañaron a un hotel cerca de la Puerta del Sol.

Dormirse, levantarse, y hacer un pcoo de turimo por Madrid, yendo de un lado para otro en metro. Del metro poco que reseñar; a mí me hace mucha gracia, pero a mi cuñada le faltaba el aire y quería salir de allí cuanto antes.

Si fuera madrileño, creo que ni siquiera tendría coche. Siempre iría de un lugar para otro en metro. Y si tuviera que viajar, alquilaba uno o algo parecido. Qué gusto da de pensarlo.

Para comer, nos acercamos a una urbanización de mis tíos, con la única hermana de mi abuela que sigue con vida, que está en la Berzosa (al lado de Torrelodones, o perteneciente al mismo; es decir, otros 40 km al norte de Madrid, que luego hubo que bajar, claro). Nos perdimos un poco buscando la Berzosa, pero llegamos y comimos.

Y nada más comer, y conduciendo mi hermano, tiramos de nuevo hacia Onda. Llegamos sobre las 21-22 horas, para cenar tranquilamente en nuestra casa.

(no es que aquí se acabe la plastoserie, es que en un mensaje mato todo el trayecto de kilómetros y luego cuento cosas más divertidas)

Esta vez casi no estuvimos a punto de matarnos en ningún momento. Al dormir y todo en un sitio decente, estábamos descansados (cosa que, para nuestros viajes relámpago, es un lujo).
Tan sólo, en la entrada a la A-6 desde Madrid, un coche chafó un pilón de plástico verde de esos, y nos lo lanzó encima de nuestro coche; y en la comarcal de Gordoncillos a Valderas, esquivando un camión me salí de la calzada (las ruedas a la hierba) y se me fue un poco el coche.

Como curiosidad del trayecto, para ir de Madrid a la Berzoza, el domingo, hubo que parar en una gasolinera a lavar el coche.... porque, aparcado bajo unos árboles al lado de los edificios que acojen el Palacio Imperial, todos los pájaros de Madrid tuvieran a bien dejarnos un recuerdo en forma de cagadas de tamaño descomunal que no dejaban ver bien (hubo que conducir, con dificultad, hasta una gasolinera cercana). Imperator, Rapunzell, ¿qué pájaros anidan en esa plaza? ¿avestruces? ¿pterodáctilos?

Acabo ya esta aburrida entrada. La siguiente coincide con el destino del viaje: encontrarnos en la Playa Mayor de Mayorga.

martes, septiembre 13, 2005

Pucela en Pucela (I: introducción)

Comienzo la serie sobre el gran viaje. Escribo esto cuando me falta un rato para ir al dentista a que me extraiga otra muela (la segunda extracción), habiendo ido ayer a que me hiciera un empaste con protector del nervio (suena fatal, a que sí). Estos días estoy un poco nervioso y trastocado por todo lo del dentista (mi miedo atávico, ya sabéis; una cosa es que me atreva a ir, y otra que vaya contento y relajado, que a tanto no podemos llegar).
Pero hay que detallar el magnífico Gran Viaje. A la espera de otro viaje (el de Mazinger), que hemos aplazado un poco para poder disfrutarlo más (pero que será antes de este invierno, estén atentos a sus pantallas).

Introducción.

El destino del viaje era la población de Mayorga de Campos (al norte de Valladolid, lindando con la provincia de León). En esa población, hace un centenar -menos uno- de años, nació mi abuela materna. De allí desciende mi familia y lo que soy; de allí viene el seudónimo con que firmo estas letras.

¿Y por qué hacerlo ahora?
Como decía en otro mensaje, porque este está resultando ser el año especial en que hacer este tipo de cosas.
Y, en un plano más práctico, porque si no lo hacía ya, me debía esperar varios meses más. Yo trabajo entre semana, y si tengo a los niños conmigo (ya sabéis, en custodia compartida), los cuida su madre. A su vez, su madre trabaja en fines de semana, y si tiene a los niños ella, los cuido yo.
Es decir, los fines de semana: o bien tengo a los niños, o bien los tiene su madre, pero parte dl día (mientras ella está currando) los cuido yo.
Pero el fin de semana del 3 y 4 de septiembre, los niños los tenía su madre, y ella libraba (por vacaciones) el fin de semana. Así que podía disponer de esos dos días.
En los siguientes fines de semana, no podré disponer. Éste era el momento adecuado.

Así pues, nos pusimos a planificar el viaje.
Saldríamos el sábado a las 5h, hasta el domingo a las 20-21h. Casi 1500 km, y 40 horas de viaje. Mi hermano, su novia y yo. Todo preparado y estupendo para salir.

Pero tuvimos un contratiempo grave. Mi hermano y su novia no podían venir. O iba yo solo, o no iba. Estuve dudando hasta última hora si ir o no... E incluso planifiqué cómo hacer el viaje un mes después, con más tiempo (aunque teniendo más problemas de horario).
Una pena, pero el viaje quedó cancelado. Una vez más (Y digo "una vez más" porque no es la primera vez que pensaba en ir hasta Mayorga de Campos, la verdad).

El sábado a las 10h, casi de milagro, se solucionaron los problemas, y podíamos irnos todos si queríamos. Yo, en principio, me negué, ya que no había nada preparado y se nos iban gastando las horas.

No se cómo, pero lo preparamos en un santiamén. Salimos a las 11:30h del sábado, seis horas y pico después de lo planeado. El viaje no iba a tener 40 horas, sino treinta y tres.

Pero allí íbamos: directos, hasta Mayorga de Campos, el pueblo que vió nacer a mi abuela en el año 1906.

viernes, septiembre 09, 2005

Viajes, dentistas, colegio.

No me voy a andar por las ramas: me muero de ganas de contaros, con todo lujo de detalles, el magnífico Gran Viaje que hicimos el fin de semana anterior.
No fueron 40 horas y 1400 km, como estaba previsto, fueron 1550 km en 33 horas y algunos minutillos. El 99% del viaje fue perfecto; y ese 1% que falta no lo advertimos...

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¿Por qué no he comenzado antes la plasto-serie del viaje?

Porque hasta anteayer estaba acojonao. A-c-o-j-o-n-a-o. Me esperaba la temible visita al dentista, que me nublaba la mente, y lo que no es la mente, para otras cosas.
Pues bien; fui al dentista, y he sobrevivido. Una de mis muelas no ha sobrevivido, pero ésta es una buena noticia. Otras muelas no sobrevivirán, para dar un poco de espacio a mi sana e higiénica salud bucal.

Hacedme caso: id al dentista. Yo aún tengo miles de bichos en los dientes, pero me siento mejor con unos pocos menos. Y estaré de narices cuando ya no tenga bichos. Si no me hubiera esperado más de diez años, seguro que todas -o casi todas- mis muelas se habrían salvado.

Por cierto, que mi dentista es un encanto de señora, amable, comprensiva y tolerante con mis nervios, sustos y quejiquismo. El lunes vuelvo allí, y saldré con una muela (extracción) o caries (empaste) menos.

Si ahora logro quitarme algún kilito de encima, y como aún no me he quedado calvo, estaré hasta presentable y todo (ejem).

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Hoy no he ido a trabajar: es el primer día de colegio de mis hijos. Y como hago desde hace tres años (y aprovechando mi condición de funcionario), he pedido un moscoso (uno de esos días de libre disposición que tenemos) para acompañarlos.

Esta vez hay grandes cambios:
- el mayor deja educación infantil, y acaba de empezar 1º de primaria (con exámenes, matemáticas, inglés y todo eso...)
- el mediano pasa a ser de los chicos mayores de educación infantil
- y, como estrella destacada y rey del mambo, tenemos a mi hijo pequeño, Martín, que comienza la educación infantil y va al mismo colegio que sus hermanos

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Si he de ser sincero, las cosas no van tal y como las había planeado.
Las cosas van aún mejor de como las había planeado.
Jejejejejejeje. :)))))))

Y en breve, la crónica (en etapas) del Gran Viaje.