martes, noviembre 30, 2004

Big Fish, y un pequeño gran secreto.

El sábado por la tarde, en compañía de mi hermano y su novia, y de mis tres hijos, enmendé un error que cometí hace tiempo: no haber visto aún la película Big Fish, de Tim Burton.
Tal vez en este post haya un poco de spoiler de ese (avisado está).

absolutaly recomendatily

Encantado con la magia de la historia, las múltiples interpretaciones que nos daban un pasaje u otro de la película, el colorido y optimismo que va destilando cada minuto (a pesar de versar sobre la historia de un anciano moribundo con cáncer).

La vida es bella, sí señor. Y cuando conoces a la mujer de tu vida (u hombre, según el caso), se detiene el tiempo. Me da igual si se detiene o no en la realidad: se detiene dentro de ti.
Y las personas que parecen malas pueden ser sólo seres solitarios e incomprendidos, aunque parezcan temibles hombres-lobo. Cada historia de esa película me gustaba más que la anterior.

Recuerdo cuando mi abuela me contaba historias de su Valladolid natal. Y en aquellos tiempos, mi hermano y yo nos sentíamos tristes al pensar que algún día mi abuela fallecería, y entonces se perderían todas esas historias. Más aún las que no nos llegara a contar nunca.
En algunas ocasiones, el domingo por la mañana mi abuelo nos daba un duro (cinco pesetas), reluciente y plateado, y nos decía que había estado toda la noche picando en la mina para desenterrarlo y pulirlo. Nunca me he planteado si de verdad lo pulía picando piedra, o iba el viernes al Banco a que se los dieran limpitos. Pero me decanto por la primera opción, aunque, en el fondo, me da igual.

(Momento spoiler). No pude evitar tener los ojos llorosos con la historia final de Big Fish. "Cuéntame cómo me marcho", "Ayúdame, dime cómo empieza", "Aquí y ahora". Y el hijo del anciano moribundo se suma por fin al bando de la ilusión y la fantasía. Un final con todos sus amigos, que están felices al despedirle.
Y si estaba emocionado al oír esa historia, me recorrió un escalofrío al ver en la pantalla el final real, que no es otro que la historia contada: allí llegan todos sus amigos, y están felices, recordando sus historias mientras le despiden.

Creo sinceramente en la magia, en que el tiempo se puede parar para saludar a una hormiga en el camino; en ver un gigante en tu camino y aunar valor para enfrentarte; en recorrer un largo camino para desenterrar bajo una gran roca un tesoro olvidado de los piratas (esto lo hicimos este verano).
Estos tiempos he oído que "vivo en el país de la piruleta", y que "conmigo y los niños en casa, hacemos cuatro niños". Quien emita esos juicios lo hará como reproche, pero... ¡zas!, se transformarán y llegarán al receptor (que son mis orejas) como lo que son: halagos.

No hay momento que disfrute más del día que ese nanosegundo donde mis hijos abren los ojos y alzan sus orejas, pendientes de que empieze a leerles un cuento, o a narrarles una aventurilla de los tres dinosaurios.



Algún día, uno de mis hijos llegará a casa y nos dirá que un amiguito suyo le ha dicho que los reyes magos son los papás. Craso error. Los reyes magos no son los papás; más bien, se sirven de la colaboración de los papás para hacer llegar su magia a todos los pequeños; y, evidentemente, los reyes magos existen.

A mitad de la película, mi hijo mayor, Juanmanuel, de 5 años, me hizo una pregunta, y pusé 'stop' para contestarle. Me preguntó por los dinosaurios Félix, Valiente y Benjamín, esos tres amigos de mis hijos que les mandan cartas y viven en un mundo mágico, del cual les suelo contar historias por las noches. El niño tiene dudas de que existan o no en la realidad, ya que nunca los ha visto. Pero no se explica quién demonios manda las cartas.

Yo no tuve más remedio que contarle la verdad:
Los pequeños dinosaurios viven en su mundo mágico, y a mí me cuentan sus aventuras en sueños. Yo tampoco los he visto nunca. Aunque, eso sí, no tengo dudas: son reales.
¿Y cómo mandan cartas? Pues lo cierto es que tampoco lo he visto nunca, pero supongo que debe haber un cartero mágico que las traiga hasta nuestra casa.

Cuando acabó la película, me acerqué al niño, y le susurré el que ahora es nuestro pequeño gran secreto...
...algunas personas, cuando se van haciendo mayores, dejan de creer en la magia y la fantasía; piensan que son referencias tontas e inútiles, y se olvidan de si la magia existe o no... pero eso no significa que no exista, sólo significa que algunos la olvidaron...
...la magia sí existe.

viernes, noviembre 26, 2004

Segundo domingo, confeti y petardos (Fira d'Onda, parte IX)

El domingo se acabó el mes de octubre, y con él, las fiestas de Onda.

Por la mañana hay otra Misa Solemne, varias inauguraciones culturales y algunas entregas de premios deportivos, entre otras cosas. Durante cuatro años he ido a todo eso, como concejal. No digo que no tenga su interés y su gracia, pero mis fiestas en este año son las de mis hijos.
Así que por la mañana, hicimos muy poca cosa. Levantarnos, desayunar todos juntos con toooooda la paciencia del mundo, e ir a pegar una vuelta por el pueblo.
Antes de comer, nos pasamos un minutillo por el casal de mi hermano (yo, mi mujer y niños) para observar con detenimiento otro de los grandes espectáculos de estas fiestas: mi hermano fregando y limpiando el suelo del casal.

Por la tarde, la última parte de toda la animación infantil que hacían este año.
Se trataba de una especie de showman, un argentino en plan malabarista-comediante, que divertía a los niños con sus juegos malabares, y a los mayores con sus palabras cagadas (a veces) de intención. Además, hacía participar un poco al público, o hacía comentarios jocosos sobre los transeúntes. Nos divertimos, los críos y los grandes (y yo, que ni soy crío ni soy grande).
Y con el final del showman argentino, cumplí mi objetivo: llevar a los niños a todos los expectáculos que hubiera, aprovechar tanto como pudiera estas fiestas para pasarlo bien con ellos. :)

Se hizo de noche (más pronto que lo habitual, ya que ese día amaneció con la hora atrasada), y llegó el acto final de las fiestas:

Desfile de carrozas, traca, y Castillo de Fuegos.

En el desfile de carrozas, desfilan carrozas (ejem...). Encima de las carrozas van otros niños, las reinas y damas infantiles y mayores de las fiestas, etc. Y entre carroza y carroza, van agrupaciones folklóricas (bailadores de jotas, pa' entendernos), moros y cristianos, la asociación de templarios de Castellón, etc. Y fin del desfile con la Banda Local de Música.
Por cierto, que desarrollé una teoría en base a lo siguiente: la chica que iba disfrazada de morita estaba para mojar pan, mientras que las cristianas eran respetables señoras en su madurez física. Mi teoría es que eso no era debido a la casualidad, sino a las perversas intenciones de Ben Laden.

Y, para amenizar el desfile, reparten bolsas gigantes de confeti, que los críos tiran a las carrozas (y las carrozas a los críos). Yo me iba apropiando de confeti, e iniciaba una guerra particular con mis hijos, y ellos contra mí. Cuando acabó el desfile, la guerra pasó a ser de todos contra todos (yo, mi hermano, su novia, un amigo, y los niños). Recogiendo a puñados el confeti de la calzada para tirárselo a la cabeza al que estuviera más cerca. Estuvimos así como media hora; luego nos salía confeti hasta en el estómago (que alguno se coló en la boca), pero fue de los momentos más divertidos de la Fira.

No quise quedarme a ver la traca ni el castillo desde la plaza del centro del pueblo, ya que mi hijo mediano tiene algo de miedo a los petardos. Así que nos subimos a casa (que está a un km. del centro, dentro del núcleo urbano pero en las afueras) a verlo.
Cuando vivía con mis padres y mi hermano, siempre nos subíamos a la terraza del edificio de plantas (de seis alturas) donde vivíamos, a ver los cohetes de cerca (casi casi los podías tocar con las manos).

Cuando explotaba el último petardo, bajábamos a casa, y uno se hacía un resumen mental de las fiestas. Se había acabado la Fira d'Onda por ese año, que desde el punto de vista infantil que yo tenía, era larguísima y divertidísima. El último petardo nos decía "hasta pronto!", esperando otras fiestas.
Luego, pasó a ser divertida y larga, pero de un punto de vista adolescente-juvenil. La imagend e la Fira estaba algo distorsionada, debido a las cantidades industriales de alcohol que nos metíamos en el cuerpo esos diez días.
Estos últimos años, hubo incluso una Fira que casi no celebré, por culpa del trabajo. Tampoco me interesaba mucho, era un engorro, no iba a salir, y había mucho ruido y sin posibilidades de aparcar.
Últimamente siempre había un punto de melancolía en ese último petardo, que nos decía que habían pasado unas fiestas más, un año más. Dicen que nunca se disfruta tanto, y con tanta ilusión, como cuando se es niño; casi daba por cierta esa expresión.
Este año, el último petardo sonó mientras estaba con mis tres hijos, todos en pijama y batín, sentados en la acera contigua a nuestra casa. No hubo punto de melancolía, el petardo final vuelve a despedirse con un "hasta pronto!" de mis hijos.


miércoles, noviembre 24, 2004

Fotolog

Voy a probar una cosa, a ver si me sale bien...
Acabo de inaugurar un Fotolog, pero no sé si será útil o gracioso, y si lo sabré hacer funcionar.
Por si acaso, por aquí doy cuenta de ello...

Segundo sábado, toros y casal (Fira d'Onda, parte VIII)

Si el primer sábado de la Fira tiene el aliciente del pasacalle, seguido de toros por aquí y toros por allá, el segundo sábado no tiene ese aliciente. Hay toros por aquí y toros por allá.
Y como...
a) A mí no me gustan los toros
b) No voy a llevar a los niños a los toros, que es peligroso
y c) A mí no me gustan los toros (por si había dudas)

Pues el caso es que nos quedamos sin espectáculos y juegos infantiles.

Por la mañana, hicimos pocas cosas: respirar, vegetar, ver la tele, sillonear, comer.

Y por la tarde, algunas más:

Fui con mi hermano y los tres niños (mi mujer iba de turno de tarde) a la exposición de motos y vehículos antiguos. Hice un par de fotos, nos dimos una vuelta, y poco más.
Mi abuelo tenía un Seat 600 (*) al que teníamos mucho cariño. Como a mi hermano le gustan los coches y todo lo que tenga que ver (a mí no), ha tenido varias ilusiones en su vida acerca del mundo del motor. En su día, tener una Harley Davidson (que tuvo pero luego vendió) en plan joven y rebelde. Y ahora, tiene un 600, en plan abuelete nostálgico.
Y no lo digo con rechifla, no. Con envidia, en todo caso. Que se va de vez en cuando a ver naturaleza, en procesión automovilística, parando a comer en cualquier pueblo perdido de la zona.
Bueno, pues la cosa es que ese día no pudo llevar su 600 a la exposición, pero sí fuimos, los dos más niños, a pegar una vueltecita.
(*) Hermanito, no recuerdo la matrícula, pero seguro que tú te la sabes. Plis, pónmela en los comentarios, y así de paso comentas algo, que nunca te dignas!!!

Y tras la exposición, me pasé el resto de la tarde (hasta la vuelta a casa) en el casal de mi hermano. El casal (léase peña, grupo, colla, o como se quiera) lo forman unos 20 jóvenes, que alquilan un bajo durante un mes, ponen una nevera, un grifo de cerveza con sus bidones, unos sillones y una mini-cadena, y se puede ir pasando el rato con tus amigos.
La peña suele tener un nombre, y la de mi hermano se llama "PdP" (si alguien quiere saber qué significan las iniciales, que lo pregunte). Yo siempre he sido de esa peña, hasta que dejé de ser de peña alguna con mi paternidad, así que puedo ir sin problemas, que "soy de la casa".
Y allí pasamos la tarde, bebiendo (algunos cerveza, otros coca-cola), comiendo pipas y cacahuetes, y jugando con los niños.

Una tarde entretenidilla.

martes, noviembre 23, 2004

Divendres de Fira, títeres (Fira d'Onda, parte VII)

El viernes (divendres) de Fira fue una continuación de los días anteriores, con la novedad de que mi mujer volvía a trabajar, y me tocaba llevar a los niños solos al parque infantil.

Por la mañana, no fuimos al parque, sino a un concesionario Opel a mirar la posibilidad de comprar un coche nuevo. Y la cosa es que, como os hablo del día 29 de octubre, y ya estamos a 23 de noviembre, precisamente hoy hemos recogido el nuevo coche (un Opel Zafira). Como podéis observar, voy muy adelantado en esto de contar historietas. Ejem.

Y por la tarde, me llevé a los críos al parque infantil nada más comenzar el mismo. Era el último día del parque, y queríamos disfrutarlo hasta el último momentillo.
Este año, la presencia (mañana y tarde) de juegos para niños de diversas edades, ocupando toda la plaza, ha sido una muy buena noticia. Si alguno del Ayuntamiento lee esto, plis, repetid la experiencia el año próximo. La aceptación del público ha sido muy alta: todos los días, incluso el lluvioso, estaba lleno de críos jugando y correteando. Como debe ser, que pa' algo son las fiestas.

Cuando se cerró el parque, había un espectáculo de titelles (marionetas). Era entretenido, con canciones y todo eso; las marionetas no eran de trapo, sino de plástico, o porcelana, o qué se yo material duro, y no podían mover la boca ni nada de eso. Eran más bien muñecos. La pena fue que en esta ocasión, la multitud de canciones y el hecho de que el teatro fuera en un valenciano/catalán algo más cerrado de lo habitual, hizo que mis hijos no se enteraran demasiado. Yo me enteré de poco, que estuve hablando de muchas cosas con mi hermano, y estábamos todos ateridos de frío.

Se acabaron las marionetas, y nos fuimos a casa. Legalmente, se acababan ahí mis pequeñas vacaciones, ya que el siguiente día hábil (el martes 2 de noviembre) ya me tocaba currar. Pero aún quedaban tres días de ir por ahí, y la idea seguía siendo disfrutarlos.

Como debe ser.

jueves, noviembre 18, 2004

Cuatro añitos

Cuatro: éstos son los años que cumplió mi hijo mediano ayer, rodeado de sus amiguitos del cole, trozos de tarta de chocolate y regalos.

Era la primera vez que celebrábamos un cumpleaños con el niño cumpleañero y sus amigos; y en mi modesta opinión, salió todo redondo. Divertido, estimulante, gracioso, barato... El niño se sintió protagonista y feliz. Y hay documentos gráficos que lo avalan, que mi nueva camarita dió para unas 130 fotos a lo largo del día (jijiji).

Además, también hubo detalle de parte de los dinosaurios, en forma de carta y regalo.
En un post de mayo os hablé de Félix, Valiente, y Benjamín, los tres dinosaurios que son amigüitos de mis hijos, y que les mandan cartas por sus cumpleaños.
Aquí transcribo la carta que les llegó ayer a mis hijos (es la quinta carta que mandan desde hace año y medio, vale hacer críticas):

Félix, Valiente, Benjamín.

Casa Mágica de los Dinosaurios.

Carta para el 17 de Noviembre. Año 2004.

¡¡¡Feliz Cumpleaños Salvador!!! ¡¡¡Feliç Aniversari, Salvador!!!

¡Hola, amiguitos Salvador, Juanmanuel y Martín!

Venimos del cole, de aprender letras y números con la señorita Chipi la Ardilla. Y nada más llegar a nuestra Casita Mágica, nos hemos puesto a escribir esta carta para vosotros, en especial para Salvador, que hoy cumple cuatro años!!!

Nos gusta mucho ir al cole, que allí tenemos un montón de amigos y amigas para jugar, y muchas fichas para aprender cosas. ¿A vosotros os gusta vuestro cole?

Nos han contado que Martín también está yendo a un colegio para bebés, y que el año que viene iréis los tres juntos al mismo colegio. ¡Qué bien!

Un día os vimos cuando dormíais. ¡Habéis crecido un montón! ¡Y seguro que ya sabéis hacer muchas cosas nuevas!

Juanma, seguro que sabes leer muy bien, y te pones el pijama y la ropa solito, y te preparas una merienda si te apetece, y juegas con tus amigos y amigas en el cole o en la calle.

Martín, seguro que día tras día aprendes palabras nuevas, y andas, corres, subes, bajas, trepas, saltas o te arrastras, jugando con tus hermanos en el suelo, el sofá, la arena, el parque o dentro del coche.

Salvador, hoy es tu cumpleaños, ¡ya tienes cuatro añitos!. Ya sabes vestirte, ponerte un vaso, ir al váter y limpiarte, algunas letras y números, y jugar a todo lo que se te ocurra con tus hermanos. Seguro que tus papás y tu señorita están orgullosos y contentos contigo.

Nosotros estamos muy contentos de ser tres hermanos y jugar juntos... ¡seguro que vosotros también!

¡Hola chicos! Soy Valiente, y os quiero escribir lo que me pasó hace una semana. Estábamos preparando mi fiesta de cumpleaños, y papá-dinosaurio tuvo una idea: ¡hacer tarjetas de invitación a mi fiesta!

Lo primero que necesitábamos era cartulina de colores. ¿Cuál es el sitio de nuestra ciudad dónde hay más cartulinas? ¡El cole, con la señorita Chipi la Ardilla!

Nos llevó mamá-dinosaurio con el dinosauri-móvil (nuestro coche) hasta el cole, pero nos llevamos un chasco: ese día el cole estaba cerrado.

Al ver cerrado el cole, se nos ocurrió ir a casa de la señorita Chipi. Chipi se alegró mucho de vernos, y estuvimos jugando con ella y sus hijas ardillitas. Mientras, la señorita buscaba cartulinas.Encontró un montón, pero no eran de colores.

¡Había que colorear las cartulinas!

Fuimos a la granja de la Tortuga Truka, ya que papá-dinosaurio nos había dicho que tenía unas tizas gigantes de todos los colores del mundo.

En realidad, sólo tenía tres tizas: una roja, otra amarilla y una azul. Pero si las mezclabas, iban saliendo más y más colores: el verde si mezclabas el azul y el amarillo, el morado con el azul y el rojo....

¡Por fin, teníamos un montón de cartulinas coloreadas!

Nos llevamos las cartulinas, rotuladores y tijeras hasta el Bosque del Oeste. Allí, nos ayudaron las mariposas, el patito marrón y los koalitas curki y turki. Pintamos las invitaciones entre todos, apoyados en las raíces del Gran Árbol.

Cuando acabamos las invitaciones, se nos cayeron... en el agujero de la escolopendra Salena. ¡Menos mal que la escolopendra había salido a comprar!

Pedimos ayuda a las hormigas, que habían hecho más grande la entrada a su hormiguero para que pudieran caber las carrozas de sus fiestas. Era la primera vez que estábamos dentro de un hormiguero... ¡está todo tan oscuro...! Llegamos hasta una entrada secreta a la guarida de la escolopendra, y antes de que Salena llegara, recuperamos las invitaciones.

Al día siguiente, repartimos las invitaciones a la fiesta entre todos nuestros amiguitos del cole.

Hicimos la fiesta en el Lago de los Patos. Vinieron papá y mamá-dinosaurio y un montón de amigos.

Jugamos, trepamos a los árboles, saltamos, bailamos, reímos, cantamos.... ¡bufff!

Cuando ya no podíamos más y estábamos todos cansados y llenos de sudor, nos sentamos a comer una tarta enorme con frutas del bosque.

Después, seguimos jugando hasta que se hizo de noche. Acabó mi fiesta de cumpleaños, y volvimos a nuestra Casita Mágica. Ya ves, Salvador, yo que soy el mediano de los dinosaurios, ya tengo un añito más, igual que tú, que cuando recibas esta carta tendrás ya ¡¡¡CUATRO años!!!

Quan estigues llegint aquesta carta, Salvador, els teus pares te’n donaràn un regal d’aniversari de part nostra. T’hem dibuixat la caixeta, però segur que t’agrade més el detall que hi ha dins!

Enviamos recuerdos a algunos amiguitos vuestros que hemos visto algunos de estos días, y que nos pidieron que los dibujáramos, como son... Piedrín, el Osito de Salva y Mochín.

También os enviamos unos trozos de cariño:

Soy Félix, y os envío: un beso a Juanma en la oreja izquierda, unas cosquillitas a Salvador debajo del pie derecho, y una pedorreta a Martín en el ombligo.

Yo soy Valiente, y os envío: un beso a Salvador en la nariz, unas cosqullitas a Martín en la mano derecha, y una pedorreta a Juanma en la cara.

Y yo, que soy el pequeñín, Benjamín, os envío: un beso a Martín en la frente, unas cosquillitas a Juanma en el cuello, y una pedorreta a Salvador en la espalda.

¡Ah! Y nuestro perrito, que se nos olvidaba, os manda un lametón en la mejilla a cada uno... ¡y un ladrido para que os acordéis de ponerle un nombre! ¡Guau!

¡Hasta la próxima carta!

Félix, Valiente, Benjamín.


PD.- No he abortado la plastoserie, pero por este post merecía la pena hacer un descanso. A partir de mañana, seguiré plastoseando un poco más.

martes, noviembre 16, 2004

Dijous de Fira, día cirquense (Fira d'Onda, parte VI)

Mil perdones por las interrupciones bruscas de mi plastoserie, que aún, extraordinariamente, va por la mitad (hay diez partes, recuerden y abúrranse, señores/as).

Después del miércoles, llegó el jueves (dijous), como suele ser. Uno de los pocos días sin toros. Y, a cambio, había espectáculo para niños por la mañana y por la tarde:

- por la mañana, una compañía de animación "enseñaba" (es decir, jugaba y chis-pum) a los niños "técnicas cirquenses". Algo de marabalismo, bastante entretenido, pero con una pega: el sitio que les dieron a la compañía de animación era más bien pequeño, y los niños estaban como sardinas en lata.
De mis hijos se divirtió el mayor, y al final de todo el pequeño, pero el mediano no se atrevió a entrar, y allí estuvo mirando (o tal vez su forma de divertirse era mirar y ya está, e insistiéndole a entrar sólo conseguíamos agobiarle).

- por la tarde, más juegos infantiles, trenecito, manualidades, y saltos, y luego otro espectáculo: el de unos payasos-malabaristas-equilibristas, pegando saltos, volteretas y juegos malabares sobre bicicletas, cuerdas o unos encima de otros; éste "circo de calle" estuvo muy bien, los niños se lo pasaron pipa.

De forma que el jueves fue el día más típico de la semana, en el sentido de que los niños participaran de la fiesta desde su pequeña visión de las cosas. A falta de cuatro días para volver al trabajo, yo ya dí por buenas mis vacaciones (uhhh!), que con mi "mala suerte vacacional" no es poco.
Mi idea cuando solicité esta semana de vacaciones era que los niños disfrutaran como lo que son: como niños.
Aix! Últimamente, cuando hago planes de este tipo me salen bien.
Tengo los hados de mi parte (o los tienen los niños, y yo participo).

Pero, claro, un día sin toros merece algo más que espectáculos infantiles. Aunque no participamos en ninguno de estos actos, estas son las otras cosas destacadas que tuvo el Dijous de Fira:

- Misa de la 3º Edad, visita de la Reina de las Fiestas a la Residencia de Ancianos, y Comida y Baile para los ancianos. Es costumbre que un día se hagan unos cuantos actos para los ancianos, y que así se queden contentos. No como los niños, que necesitan más de un acto, o los "toreros", que mandan de las fiestas. O los jóvenes en general, que se da por hecho que se divierten por sí mismos y no necesitan oferta de actividades festivas (salvo los toros).
Además, si eres joven, te montas un grupo de amigos, alquilas un mini-habitáculo para las fiestas, y por dos semanas el habitáculo te vale más o menos lo que serían esas dos semanas en el Gran Hotel Velázquez de Madrid, pues apañado vas. Te queda pasta y ganas para beber cerveza e ... ir a los toros.

- Pasacalle de disfraces. Es decir, las peñas de amigos se disfrazan todos juntos, y salen a dar una vuelta por el pueblo disfrazados, para acabar delante de la orquesta. Hay premios y tal, para la gente que se toma en serio la cosa y sale disfrazado de verdad. Norma de la casa: se va borrachuzo, como en todos los pasacalles.
En sus días, mi hermano y yo salíamos disfrazados con la peña, o sin ella. Generalmente nos disfrazábamos de abuelas. Un año creo que se disfrazaron (yo no salí) de Dragon Chino con un trozo gigante de tela verde, que años después, mi hermano utilizaría como acomodamiento paraaaaa.... estoooo...... (si eres menos de 18 años, pon en la barra de dirección www.disney.com; si eres mayor, escribe a mi hermano que tiene los royalties de la historia).
Si algún día mi hermano y yo salimos disfrazados de nuevo, tenemos una idea: salir con botas camperas (con espuelas y todo), tanga de leopardo y una máscara de un Alien con muchos dientes. No sé yo si tendremos éxito, llegada la ocasión (se permiten sugerencías para el "título" del susodicho disfraz).

jueves, noviembre 11, 2004

Dimecres de Fira, teatro y lluvia (Fira d'Onda, parte V)

Al miércoles (dimecres en valencià) le dió por salir un poco lluvioso.

Por la mañana debíamos elegir entre ir al parque infantil (al que seguro iríamos por la tarde), o a ver más cosas y más compras. Nos decidimos por las dos cosas.

De inicio, a coger la barbacoa que ya habíamos decidido, y mientras miramos otros cacharros, acabamos pensando en ir a mirar lo que será el gran "gasto gordo" del año: comprar un coche nuevo. Parece ser que será un monovolumen (pareja, tres críos y una perra ya no caben en otro sitio). Ahora, hay que hacer unas cuentas que te mueres para que nos cuadre todo. Si fueramos una empresa y viniera un auditor a mi casa, antes de decirle nada me entregaba yo en plan pacífico, sin armas.
Cuando acabe la plastoserie, os contaré más cosas de los coches, y de mi pequeñito Rover, al que perderemos como coche oficial, y que le dediqué este post hace varias semanas.

Y por último, un ratito pequeñín en el parque infantil.
Fue una mañana de miércoles tranquilita.

Por la tarde, cuando nos preparábamos para asaltar el parque infantil de la plaza central del pueblo, salió la lluvia a decorar el paisaje. Nuestro gozo en un pozo.
A veces, cuando hay actividades al aire libre y llueve, las recogen y las meten en un pabellón municipal que han construido hace poco. Probamos suerte... y acertamos!
Allí, dentro del pabellón, e incluso con más seguridad y mejor temperatura ambiente que en la plaza al aire libre, los críos siguieron divirtiéndose.

A las 19:30, en el cine-teatro de Onda (que se llama Cine Mónaco desde la memoria de los tiempos, en plan glamouroso), el espectáculo del día era una obra de teatro para niños. Muy oportuno, eso de que el espectáculo dentro del cine coincidiera con la única tarde de la semana con lluvia.
Nos metimos en el cine, y a ver el teatro. Algo temerosos, ya que la oscuridad y el ambiente podían asustar o impresionar a los críos. Pero nada de nada.

No les impresionó la oscuridad, ni el ambiente ... ni el espectáculo.
Una obra de teatro con dos actores, que se iba intercambiando con la emisión de parte del contenido en la pantalla del cine (a veces salía el actor, y a veces lo veías moverse pero en la pantalla) todo muy colorista y efectista, y con una especie de guiño-secuela-parodia-yoquesé del Señor de los Anillos, Star Wars, etc.
Muy raro de explicar. Es más, imposible de explicar, porque yo no entendí prácticamente nada. Creo que era una especie de teatro cultutal-postmoderno o algo de eso que nos venden como arte a veces.
Si yo no lo entendí, imagináos mis hijos. No pillaron ni para, aunque se entretuvieron con los colores y la música (e hinchándose de piruletas).

Bueno, pues aprecio mucho la creatividad, buena fe e interés de los que hicieron el espectáculo y de quienes lo contrataron, pero esta vez no me gustó. I'm sorry.

Y tras el espectaculito, vuelta a casa. Que al día siguiente habían más cosas por ver.

miércoles, noviembre 10, 2004

Dimarts de Fira, baile infantil (Fira d'Onda, parte IV)

Ayer me quedé en el momento del cuentacuentos del lunes. La verdad es que era un tipo de negro (a ver cuándo edito una imagen de mi flamente Digital Camera.. ejem, y lo pongo), jovencillo, que gesticulaba mucho y ponía grandes voces, o voces chiquititas. Y a partir del primer cuento, dejaba que los niños le guiaran (por ejemplo, contó uno de piratas porque se lo pedían, y uno de una princesa donde debían salir dinosaurios por ídem). Y sacaba a los niños al "escenario" para bailar, y todo eso.
(A veces he leído en el blog de Rapunzell que ella hacía lo mismo, o parecido; pues no te conozco, chica, pero te diré como cumplido que me acordé de ti).
Los niños se lo pasaron pipa, y yo también. La pena es que no entendieron del todo ya que el cuentacuentos era en valenciano (como el 90% de las cosas que se hacen por aquí, es el idioma cultural-políticamente correcto), pero bueno, tampoco me parece una mala forma de incentivar ese idioma entre los chavales.

Y la mayor pena, para mí, fue tener que irme a los tres cuentos, faltando otros tres por contar (me suplieron mi mujer y mis padres que llegaron adrede para eso). Motivo: reunión política. Pero ése es otro cantar, y no tiene nada que ver con las fiestas y mis vacaciones.

Bien. Llegamos al martes. Que en valenciano es "dimarts", y de ahí el titulillo del post.

El martes por la mañana hacían pocas cosas, así que nos fuimos a comprar cosas a Castellón, aprovechando que ese día mi mujer tampoco curraba. Y cayó una barbacoa (que aún debemos instalar en casa), mirando de paso meternos una chimenea. Como véis, estamos de compras, reformas y quehaceres hogareños, que no está mal.
Inciso: si alguien quiere venirse a casa a torrar carne, morcillas, sardinas o lo que salga, y bailar rock'n'roll con tres pizguatos que llegan con dificultad al metro de altura, y un padre torpón, aquí encantados estamos.

Y por la tarde, parque de juegos infantil, y espectáculo de baile para niños.
El parque, muy completito (castillos hinchables, una caseta para manualidades, juegos de calle, etc), aunque casi todo el tiempo lo pasamos en un castillo infantil para muy pequeños, y una lona extendida con juegos, colores, plastilina, etc.
Los niños se lo pasaron bien, que es lo que cuenta. Aunque no pudieron subir al trenecito que daba vueltas al parque (había una cola tremebunda). Yo me dediqué a jugar con ellos y a hacerles muñequitos de plastilina (al final, hice muñecos para mis hijos, y para otros niños que pululaban por allí).

Y cuando cerraban el parque, en el mismo sitio hacían un espectáculo de canciones y bailes para críos. En un tablao, cuatro tipos y tipas vestidos de cosa rara (creo que eran duendes), hacían bailar a los niños, con las manos y pies, hacer trenecitos, parar la música y quedarse como estatuas, etc.
En valenciano (cómo no), y un poquito por la noche y con algo de frío (eso de que fuera por la noche es el único pero que puedo poner a toda la animación infantil de la semana).
Los niños bailaron, e incluso un poco mi hijo pequeño, de nuestra mano. Y si lograron que el pequeño se animara, es que estuvo la cosa muy bien y muy divertida.

Y ahí se acabó el martes, que volvimos a casa bailaos y frioleros.

martes, noviembre 09, 2004

Dilluns de Fira, cuentacuentos (Fira d'Onda, parte III)

Antes que nada, mis disculpas por el retraso en seguir con la plastoserie, quesque he tenido que atender otra cosa (mi barriga, que quería que la rascasen).

El dilluns (lunes en castellano) de fira es fiesta local en Onda, y hay muchas cosas; a partir del martes decae un poco, hasta el próximo fin de semana. Yo no tenía fiesta en Valencia, claro, así que hoy era el día oficial en que empezaba mi semanita de vacaciones.

Y comencé el lunes de feria (mi mujer curraba por la mañana) yéndome de Onda. A Castellón, al cole de estimulación temprana de mi hijo pequeño, que, dicho sea de paso, iban a conocer por primera vez sus dos hermanos mayores.
Pero antes de ir al cole de los críos, me pasé por Media Mark e hice algo que quería hacer desde hace mucho tiempo, pero que los hados no me habían permitido: comprarme una cámara digital.

:-)))
Así que ya sabéis; si por vuestro lado pasa un tipo miope, feo y pequeñajo haciendo fotos compulsivamente con un cacharrín, hay dos posibilidades: o es un japonés, o soy yo. En el segundo caso, podéis invitar a cerveza.

Los lunes de feria hay dos actos a los que he ido siempre que he podido: el pasacalle infantil de disfraces, y la ofrenda de flores a la Virgen de la Esperanza.
El pasacalle infantil consta de que los colegios y guarderías que quieren, sacan a los niños pequeños (de 2 a 5 años, por poner) disfrazados en grupo. Si un colegio va de hadas y duendes, pues todos los niños de ese colegio que salgan lo harán de hadas y duendes.
Desgraciadamente, hace unos años se eliminó de las Fiestas por un problema entre Ayuntamiento, Colegios, y Consejo de Fiestas. Yo, que era concejal, convencí a mi grupo (estábamos en la oposición) para montar un Pleno Extraordinario y pedir que se restituyera como fuera. Fue imposible, aunque, al menos, causamos revuelo político, y desde ese año se ha vuelto a hacer (aunque ha perdido bastante participación, por causas que otro día comentaré).
Alguno me criticó y se burló de mí por pedir un Pleno por ese tema. Hay muchos plenos por urbanizaciones, presupuestos, y demás cosas importantes, se suele decir. Y si hay un pleno extraordinario solicitado por la oposición, debe ser algo grave, y no una chorradita.
Me abstengo de dar mi opinión sobre el hecho de que la ilusión de los niños, en un acto tradicional de las fiestas de Onda (yo salí siempre que pude de niño) sea una chorrada.

El otro acto al que solemos ir siempre es a la Ofrenda de Flores, que consiste en eso mismo, en una ofrenda de flores. Se ponen un huevo de flores a una imagen de la Virgen, y luego se hace una Misa Solemne en su honor.

Este año, llegamos de milagro al pasacalle infantil (mis hijos no salían, a mi pesar, por diversas circunstancias), y no fuimos a la Ofrenda de Flores. ¿Por qué no fuimos? A la misma hora, había un cuentacuentos en una plaza céntrica. Era una cosa u otra, y aunque me sepa mal, la ofrenda florística mis hijos no la iban a pillar, y el cuentacuentos sí.

Por otro lado, otros dos actos a los que no fuimos eran las paellas de las peñas, casales, o como se diga. Unas paellas que se hacen al aire libre, se empiezan a la una y se acaba de comer a las cinco o las seis. Y por la noche, una cena popular de carne de toro para las peñas y casales, que empieza a las diez.
Como es obvio, antes las paellas y la cena popular eran en días distintos (eso de juntarlo en el mismo día es un poco masoca, y ganas de que el invento no salga bien del todo).
Pero ahora no.
¿Y por qúe? Porque hay que dejar espacio para meter a los puñeteros toros hasta en la sopa. Y como los toros ocupan X días y tardes y noches, pues todos los demás actos deben superponerse o arrejuntarse.
Que bien, eh?

Por cierto, que tras la cena popular, o a la vez que ella, castillo de fuegos artificales en plan "piromusical". En esta ocasión, parte de la pólvora, o las cañas (no lo he leído bien) cayó sobre los comensales. Cuanto más azúcar, más dulce.

El lunes, pasacalle de niños, mascletá para niños (esa es otra), paellas, cuentacuentos, ofrenda de flores, cena popular, y piromusical. El miércoles, que ya os contaré, aparte de un teatro para niños, mañana de toros, tarde de toros, noche de toros. El sábado (los dos sábados), toros todo el día, sin espectáculo de niños siquiera.

Y así pasó la mañana. Por la tarde, al cuentacuentos.
..........
(ups! luego sigo, que se m'hace tarde)
perdón, plis.

miércoles, noviembre 03, 2004

Primer domingo, procesión (Fira d'Onda, parte II)

El domingo, mi mujer trabajaba en turno de mañana y se levantaba a las 5. Yo me levanté sobre las 10 (eh, qué cojones, necesito venganza, que entre semana soy yo el que pone las calles al pueblo). Así que no hicimos mucha cosa por la mañana (salvo volver a la Fira Alternativa a ver más cacharros y comprar más churros).

Pero el primer domingo de feria es el día religioso de las fiestas, el dedicado a los patrones de la ciudad (el Santísimo Salvador, la Virgen de la Esperanza y San Roque). Por la mañana, Misa Solemne en la Iglesia Arciprestal.
No me he escapado de esa Misa Solemne durante varios largos años, en los que era concejal de Onda. Ahora no lo soy, y evidentemente, me escapo de la misa. No porque no crea en Dios (que sí creo), o en la Iglesia (esto es más discutible), sino porque soy de los que piensan que la caridad y la solidaridad no se demuestran poniéndose dos trapos y yendo a lucirlos a la Iglesia.

Hace unos años, en una de estas misas solemnes de ferias, escuché un sermón (homilia) de un cura racista. Sí, sí, como me oís. El tipo dijo que los humanos no teníamos porqué descender todos del mono, sino que algunos, por su comportamiento, seguro que descendían de la rata, o del caballo. Y que, aunque no podía compartir los procedimientos de Hitler, en ocasiones los entendía. Toma castaña. Juro que estuve a punto de irme, pero la verguenza (estaba allí en primera fila de concejalito) y el qué dirán me pudo más.
Ahora bien, no todos los curas son así. Conozco uno en especial que me hace creer por sí sólo en la existencia del cielo. Cuando se muera, ese hombre no puede desaparecer: seguro que va allí.

Lo dicho: en vez de a la misa, a la feria alternativa. Estas ferias... ¿por que se llamarán alternativas? ¿por que la utilidad de lo que venden es alternativa -utilizando esta palabra como eufemismo de utilidad nula-? ¿o lo alternativo es el precio -ejem, ejem-? No sé, no sé.

Por la tarde, a las 20h, es la Procesión General de las fiestas. Pasan las figuras de los tres patrones, se paran en una plaza céntrica del pueblo, y se canta el Himno al Salvador (si alguien tiene mucho interés, se lo copio y se lo hago llegar, es una canción religiosa). Luego, se apagan las luces y se tiran fuegos artificiales. Esto último hizo que sólo me llevara a mi hijo mayor conmigo, ya que el pequeño se dormía antes, y el mediano tiene miedo a los petardos y cohetes.
En mis 29 añitos de vida (en unos 40 días, treinta), creo que no he faltado nunca a esta procesión. Al menos, no desde que recuerdo, y mucho menos desde que puedo decidir ir o no. Y allí fuimos, mi hijo Juanma y yo, con mi hermano, mi cuñada, y tres amigos.
LLegamos a las 19:30, la procesión salió de la Iglesia vete a saber cuándo, y pasó por allí casi a las 21h (todos los años es igual).
Eso sí, nos entretuvimos jugando entre nosotros. El juego consistía en ir diciendo nombres de provincias españolas (se eliminaba quien no acertaba o repetía), y luego de países europeos, y luego americanos, y luego asiáticos, etc. Uno de nuestros amigos tenía una respuesta concurrente; se tratara de provincias españolas o de países europeos o africanos, respondía lo mismo: América. Creo que no ganó.
Luego, cuando vino la Virgen, uno de todos preguntó si era la Macarena, y otro contestó: "¿Qué dices de que va a pasar una vaca negra?". Se giró media plaza al vernos descojonarnos.

Los fuegos artificiales, muy monos y todo eso, como siempre. Pa' algo somos valencianos. Mi hijo, encantado. Luego me enteré de que los otros críos los vieron asomados desde la ventana de casa, sin miedo ya que no suenan tan fuerte.

Y con eso pasó el domingo. El lunes, fiesta local, comenzaba lo que les ha dado por llamar Festival de Teatro y Animación Infantil, con cuentacuentos y todo eso. Ya os iré contando, que no me perdí ni uno solo de los espectaculitos pa' niños.

Nota cultureta sobre las fiestas: la Fira d'Onda no tiene raíces religiosas, aunque se honre a los patrones de la ciudad. Los patrones tienen sus fiestas determinadas (y las del Patrón Mayor, el Salvador, que es el 6 de agosto, es fiesta local, en otro post os hablé de la romería).
¿Cuáles son sus raíces?
Pues en sus tiempos (época medieval), Onda era una ciudad de paso importante. Y tras el día de San Miguel (29 de septiembre), se celebraban unas ferias de ganado y agricultura y todo eso. Esas ferias duraban un mes, y la última semana de ese mes había un componente lúdico.
Con el paso del tiempo, se perdió la feria comercial (desde hace algunos años, en la última semana de septiembre el Ayuntamiento la recupera un poco), y se quedó la fiesta lúdica, que se celebra la última semana completa del mes de octubre.
El nombre de las fiestas es "Fira d'Onda", que significa "Feria de Onda" (no ha sido muy compleja la traducción, creo), y se organizan actividades lúdicas de todo tipo, aunque últimamente parece más una feria taurina que otra cosa. Y entre los actos festivos, se integran algunos actos religiosos.
Ale, fin de la explicación (si mi hi iquivocao, que algún ondense venga y me replique, plis).

martes, noviembre 02, 2004

Primer sábado, pasacalle (Fira d'Onda, parte I)

Se acabaron las fiestas mayores de mi pueblo (las llamamos Fira d'Onda), mis pequeñas vacaciones de diez días (en las que me ha ido la mar de bien, como en las que tuve en verano; este año, tengo suerte), y vuelvo al trabajo. También será cuestión de que vuelva a mis "asuntos interneteros", entre los que se encuentra este blog en el que compartir mi vida y milagros. Ok. Hola, y buenas tardes.

He estado de vacaciones desde el sábado 23 de octubre hasta ayer lunes 1 de noviembre. Pa' que los que lean esto se aburran, contaré un poco cómo me ha ido la cosa. Mi especial "plastoserie" de mis fiestas (el concepto plastoserie no es copyright mío, es de uno de los blogs enlazados, creo que de Gorpik -saludos!-).

Primer sábado de Fira: toros y pasacalle.

Oficialmente, la Fira d'Onda comienza el viernes por la noche, con un correfocs y la Cridà (la Reina de las fiestas, que en una joven de la población, sale al balcón del Ayuntamiento para pegar dos gritos, y luego una compañía de teatro se dedica a pegar fuego a la gente). Pero como yo no salgo por la noche (niños mandan), para mí empezó el sábado.

¿Y qué hay los sábados de fiestas de Onda? toros, el pasacalle, toros y más toros.
Los toros no me gustan (otro día comento más de ellos), y si cuando yo era pequeño había 6 toros (bous al carrer), en estas fiestas creo que habían llegado a 24. Hasta la gente a quien le gusta empieza a pensar que son demasiados. Pero, si querías caldo, dos tazas: lo de la lengua azul ha dejado a las fiestas diezmadas de toros. Bueno, otro día hablo de ellos. Estas fiestas me lo he pasado muy bien, y no he visto un solo toro.

Pasacalle. Si hubiera que describir el pasacalle en una frase, diría que son los grupos de amigos que se juntan para hacer fiesta (los llamamos los "casales"), que dan una vuelta a las calles del centro del pueblo, totalmente borrachos y haciendo el idiota tanto como pueden, bailando y cantando, mientras desde los balcones la gente les tira agua.
Este año yo no he salido, pero siempre que salimos acabamos igual: borrachos, mojados de pies a cabeza pasando por los ...., afónicos de gritar y cantar, y la mar de divertidos. En vez de salir, quedé con mi hermano para ir a verlo junto a mis hijos.
Por hoy, no hablaré de las propiedades educativas de llevar a tus hijos pequeños a ver en procesión a mil borrachuzos. Alguno de mis hijos incluso bailó un poco con las charangas que salían.

Y después del pasacalle, a comer. Y después de comer, a pegar una vuelta por el pueblo y la "Fira Alternativa". La fira alternativa consiste en que en una plaza del pueblo, una especie de vendedores ambulantes se ponen a vender cosas en sus paraetas (o stands). Están del tipo vendedores de comida (que es carísima, pero está buena), vendedores de juguetes y chorraditas (que son carísimos, pero mi padre compró mil cosas, sableado por mis hijos), y vendedores de cosas esotéricas (que son carísimas, y además no sirven para nada, como cristales mágicos que harán que no te duela el reuma, o un alambre para dar masajes, o una imitación de un perfume caro que vale más que el perfume caro).
Compramos churros, y sableamos a mi padre para comprar juguetes y globos.
Mientras, hacían toros en las calles del pueblo que el pasacalle había recorrido por la mañana.

Y por ahora, fin de la plastoserie. Mañana, más, con el primer domingo de Fira.