miércoles, julio 28, 2004

Abrazo

El otro día ví una película seca y desgradable por la tele, 'La zona gris', sobre un campo de exterminio nazi. Me sentaba mal la leche (cenaba) al oír a uno de los prisioneros contar a otro cómo un anciano judío, tras ayudar a incinerar el cuerpo de su mujer, su hija y sus dos nietos, no tenía fuerzas para suicidarse, y sus compañeros le tuvieron que ayudar.
 
Hoy, mientras comía, he estado un rato 'buceando' por la red, y he encontrado dos curiosidades. Por un lado, una especie de estudio_científico_profecía_apocalipsis sobre el encarecimiento a lo bestia del petróleo (buscad 'peak oil' en google y os saldrá), que viene a decirnos que el sistema de vida occidental se va a hacer puñetas, y que en cien años por aquí sólo quedamos 500 millones de personas (es decir, mueren 6/7 de la población actual).
Y luego, en un blog que he leído enlace tras enlace, un chico contaba cómo se encontró en una gran ciudad con un grupo de muchachos y muchachas que portaban palos de fregona donde habían colocado, en lo alto, un cartel que rezaba 'Abrazos Gratis', y lo bien que le vino en su momento el abrazo.
 
Todo esto que os comento, lo traduzco en mi vocecita interior: "¿es que no es del todo seguro, segurísimo, que vas a estar con tus tres hijos todos los días de los próximos ochenta años?"
No quiero decir que pretenda que no salgan de casa y no hagan su propia vida, desde luego; me refiero a que estarán ahí, y yo también, y saerán felices y me moriré de viejo viéndoles realizados y felices.
 
Pero tal vez no. Y no porque mañana incinere a nadie en un campo de concentración, ni porque se nos coman otros humanos hambrientos y transtornados por la escasez energética y alimentaria. No. Porque puede ser que no ocurra nada de eso, pero la próxima vez que vayamos a la playa acabemos todos fritos debajo de un camión. O no nada tan drástico, pero sí que la vida nos salga mal y no seamos lo felices que deseamos. O, simplemente (y esto seguro que le ocurre a mucha gente), que no nos dé tiempo a ser felices ni a disfrutar de la vida porque "tengamos muchas cosas que hacer".
 
No, no, y no. Carpe Diem. Quiero ser feliz, quiero disfrutar de mi vida, quiero llenarla, quiero educar a mis hijos para que sean capaces de llenar su vida, e ir, de paso, llenando su vida infantil mientras les educo. Quiero vivir.
 
No llevo un palo de fregona con cartel, pero en cuanto llegue a mi casa, lo primero que haré será abrazar a mis hijos.
Gracias a Dios, será lo mismo que hago todos los días desde hace mucho tiempo.

martes, julio 27, 2004

Buena o mala suerte

El otro día, un amigo me dijo: "Joder, es que llevas la negra, llevas más de un año de mala suerte". Se agradecen los comentarios de otras personas que vienen a animarte o a desagraviarte o justificar tus errores o acciones. Tal vez pudiera hacer un ejercicio de victimismo lastimero, para que alguno/a me diera la palmadita en la espalda, pero no; es que, en realidad, no he tenido mala suerte.
Por principio, pienso que si Dios puso a mis hijos en el 'haber' de mi vida, ya puede poner cosas en el 'debe', que la balanza siempre estará descompensada en positivo. Pero no sólo por eso: es que este tiempo y estas experiencias que me tocan vivir son la mar de interesantes, y es una parte de  mi vida en la que quiero estar presente, no esconderme y esperar a que pase.
 
Otro motivo por el cual no puedo tener mala suerte: porque no existe.
Estoy convencido de que la mala y la buena suerte son patrañas, que dependen de ti mismo, de tu voluntad para hacer cosas. No hay que esperar a que pase una racha y venga otra mejor: hay que salir afuera a acabar con la racha negativa y buscar la positiva.
Un político a quien le acusaban de tener suerte y caer siempre de pie, contestó "pues sí, tal vez tenga buena suerte, pero le diré una cosa: cuanto más trabajo, cuanta más atención y esfuerzo pongo en lo que hago, mejor suerte tengo". Pues eso.

lunes, julio 26, 2004

Dícese de Pucela...

Como os prometí, tras una semana de bastante trabajo y un fin de semana de agua (playa y río) con los niños, vengo a comentar lo que sé del significado de Pucela (es decir, por qué se le llama así a la ciudad de Valladolid).
Parece ser que hay dos teorías, una sobre las mujeres y otra sobre la tierra. He buscado un poco por internet, y por allí salen ambas teorías. Os copio directamente de los links.
 
1º) "Doncella"
 
- Pucelano es el natural de Pucela. Pucela es un sobrenombre que se aplica popularmente a la ciudad de Valladolid. El origen de este nombre no está claro, pero, a falta de mejores argumentos, pensamos que puede estar relacionado con la palabra castellana (desusada) "pucela" que significa 'doncella', 'mujer virgen', procedente del latín PULICELLA, diminutivo de PUELLA ('niña'). El uso de Pucela como sinónimo de Valladolid (o al menos su popularización) es bastante reciente, al parecer de mediados de los años 70, y relacionado con el ambiente futbolístico.
 
- Soy de Valladolid capitál, tengo entendido, que el sobre nombre de "Pucela" viene dado, por que existía un estercolero llamado "Pucela" donde las gentes al encontrarse, se saludaban diciendo algo así... a donde vas... a ¡¡¡pucela!!! Según una hipótesis lingüística, el origen de Valladolid es celtoromano: “valle tolitum”, que significa “valle de aguas”, pero entre otras, también se le llama Pucela. Este último nombre es de origen romano; y es que los comerciantes italianos llamaban pucelanas a las mozas del lugar.
 
- Una de ellas remonta el nacimiento de los cariñosos apelativos de “pucela” y “pucelano” a los tiempos de Juana de Arco, la “pucelle” (doncella) de Orleans, basándose en la suposición de que salió de Valladolid una expedición de apoyo a la que llegaría a ser santa patrona de Francia. Hay partidarios de tal especulación que imaginan que dicho contingente militar fue conocido como “pucelano”. Alguno va todavía más lejos y, entre orgulloso y chungón, evoca un Valladolid plagado de doncellas o vírgenes por doquier.
 
- La primera tiene su origen en el medievo francés Unos caballeros vallisoletanos se trasladarían a Francia, en el siglo XV para luchar junto a Juana de Arco frente a los ingleses. A ésta se la conocía como la 'Doncella de Orleans' que en francés se dice 'pucelle' y en castellano antiguo 'pucela'. Cuando finaliza la Guerra de los Cien Años y los caballeros vuelven a Valladolid se les conocerá con el sobrenombre de los 'pucelanos' en recuerdo de sus hazañas galas.
 
2º) "Tierra"
 
- la explicación más documentada es que, en la segunda mitad del siglo XIX, la industria vallisoletana se distinguió por fabricar un cemento denominado “puzolánico”.
 
- Según Celso Almuiña, profesor de la Universidad de Valladolid, el origen del término 'Pucela' tiene que ver con la posición geográfica de la ciudad, es decir, Valladolid es un valle, una charca en medio de un entorno seco y árido. Gracias al Pisuerga, Esgueva, Duero y el Canal de Castilla, la ciudad se convierte en una 'poza' que derivaría en 'pucela' y de ahí el coloquial nombre que se suele vitorear en el estadio de futbol.
 
He sacado todo esto de aquí, aquí, aquí, aquí y aquí (por si alguien quiere leerlo más y tal).
 
¿Y por qué yo llamo a mi blog 'Pucela', o firmo así? Ya sabéis que no escondo mi nombre y todo eso; resulta que mi familia materna-materna (de mi abuela materna) desciende de Valladolid, y a mí siempre me ha gustado esa ciudad, y bla bla bla bla (es decir, que eso).
Pucela es mi nick en todas las chorradas de internet (irc, foros, etc) desde el año catapúm (desde que hacía pinitos en una especie de red interna que creó la Universidad de Castellón); y, pues miratúquecosas, lo sigue siendo.
 
Y fin del cuento, buenas noches y hasta mañana!

martes, julio 20, 2004

Hoy celebro un primer aniversario

20 de julio de 2003. Yo estaba de vacaciones. Fuimos a comer al bosque toda la familia, luego vimos Harry Potter y la piedra filosofal en casa, cenamos y subieron los niños a su habitación a dormir. En ese momento exacto, comenzó el principio del fin. Yo no lo sabía, claro, me di cuenta después de la seriedad del tema, y de las consecuencias que iba teniendo. Del blanco -o gris clarito- al gris oscuro, al negro, y vuelta a un gris que sigue oscureciendo.
 
Hoy es el primer aniversario de aquella fecha. Y, aunque parezca algo extraño, me tomaré una cerveza fría en su conmemoración.
 
Ha sido un año muy difícil. No diré que ha sido el peor año de mi vida, porque tras bajar al fondo de ti mismo, de tu vida y de tu escala de valores puedes encontrar más aspectos positivos de los que te esperas. Un año de montaña rusa interior, de pésimos y gloriosos momentos. En cierto modo, me siento orgulloso de las decisiones (interiores y exteriores) que he ido tomando.
 
En el haber, entre otros momentos, mi cumpleaños en diciembre de 2003, o el viaje a Madrid en febrero (donde además de conocer a gente extraordinaria "cosectárea", hice algo de lo mejor que ha dado este año: visitar a mi familia de allí rompiendo una mala racha), o miles de momentos con los niños. El cambio (por fin!) en mi escala de valores, que me ha permitido volver a ser yo mismo y auto-reconocerme en mis propios actos.
En el debe, el ambiente general del año, la soledad compartida, el final de un ciclo en 'el otro' aspecto de mi vida, etc. La verdad es que he llorado alguna que otra vez en este año (ahora mi hermano me llamaría 'metrosexual', que creo que es la versíón moderna de la palabra 'pringao'), pero he resistido bastante bien. Sólo me hundí una vez, y fue necesario.
 
Ahora puedo hacerme un esquema de mi vida, lo que tengo, lo que quiero, lo que quiero conseguir, y trazarme algún plan y pequeñas metas para conseguirlo. Y adaptarme según vayan cambiando las cosas. Y sobrevivir, y ser feliz, e intentar hacer felices a los que quiera.
Pero... ¡ojo! ... es el primer aniversario del principio del fin, pero no el fin del fin. Ëste no ha llegado, y sinceramente, no se le espera a corto plazo. De forma que no hay conclusiones ni luz en el túnel: estamos dentro del túnel, seguimos haciendo el camino.
 
Finalizo este largo post con el capítulo de los agradecimientos (ya sé que seguro que no entendéis lo que quiero decir, pero este párrafo va en plan homenajeíto):
Inicio con mi familia. ¿Os acordáis de todas esas chorradas que suelen decirse que la familia es la que siempre está ahí pase lo que pase, y bla bla bla? Pues es verdad. Mis padres han sido necesarios para llegar hasta aquí, y mi hermano más aún (aviso: si alguien piensa que tiene muy buena relación con un hermano o hermana suyo/a, que se olvide: la nuestra es mejor. Y chis-pum).
Y sigo con mis amigos. Mis compañeros del trabajo (es una suerte respirar confianza y aprecio allí donde pasas todas esas horas), mis compañeros políticos (es una suerte poder llamar amigos a algunos de ellos); y en especial, dos mujeres que, como la familia, han sido necesarias: la catalana a quien no conozco personalmente (y sólo puedo leer hasta aquí), y mi ex-compañera-del-curro-casi-hermana-mayor (que ha sido el equilibrio y contrapeso en muchas conversaciones).
Y, por último, mis hijos. No es que hayan sido 'necesarios', es que han sido la esencia y el sentido. Mi fuerza, mi supervivencia, mis decisiones, mis pequeñas y grandes metas, nacen y mueren en ellos. Gracias a mis hijos no he perdido el norte, y sigo en el túnel, con suficientes energías para ir recorriéndolo.
 
Gracias a vosotros por leer. Voy a por mi cerveza fría. Chin-chin!
 
Pd. Voy a dejar el post sobre el significado de Pucela para el nº 51, con vuestro permiso (ayer no caí en la celebración de hoy). Por cierto, estoy de reformas en mi web, que la estoy pasando a geocities a ver si va más rápida; y de paso, os anuncio que entre mi hermano y yo abrimos un nuevo blog (Barea's Brothers), que en principio es suyo, pero en el que yo colaboraré con él.

lunes, julio 19, 2004

Contento y relajado

Peddonadf fi no vocalifo ben... es que escribo este post mientras me como un bocata delante de mi ordenador del trabajo. Es decir, que he vuelto.
 
Creo que ésta es la primera vez, desde que tengo mi actual trabajo, en que me habría gustado seguir estando de vacaciones. Y que llego descansado, relajado y con las pilas cargadas a fichar de nuevo todos los días (a pesar de que, físicamente, me he cansado más en estos quince días que en un mes laboral). Y esto, que en realidad es lo normal y lo que le suele pasar a todo el mundo, en mí no lo es (no lo era). Así que podéis mandarme enhorabuenas y felicitaciones: estoy la mar de contento con mis vacaciones.
 
Y no me alargo más por hoy, que el bocata y algún expediente (cuando el bocata se instale cómodamente en mi estómago) me esperan. Hasta mañana!
 
NOTA: Mañana, si el contador de blogger no se equivoca, es el post número 50. Lo voy a celebrar con vosotros dandóos el coñazo padre sobre la palabra Pucela (que, además de mi nick usual, es el título del blog).

sábado, julio 17, 2004

Mi historial vacacional (y tal).

Pues ya está: el lunes vuelvo al trabajo, se acabaron mis primeras dos semanas de vacaciones de este año. Es curioso, pero con más tiempo libre, me he dedicado menos a esto de webs, blogs y listas de correo. Pero prometo enmendarme.

A lo que iba: os debía un post sobre mis vacaciones. No sobre éstas, que tienen un denominador común: niños, niños, niños (por eso mismo, mientras al principio pensaba que acabaría deseando llegar otra vez al trabajo antes de que acabaran, ahora mismo me gustaría que emperazan otros 15 días más). No sobre éstas, decía, sino sobre todas en general.

Antes de 1996, mis obligaciones en la vida eran estudiar, así que no había vacaciones ni cosas de esas, te quedaba alguna para septiembre y tal (bueno, lo cierto es que descansaba y "vacacionaba" de enero a diciembre, pero esa es otra historia que será contada en otra ocasión).

De 1996 a 1999 trabajé ejerciendo como abogado en mi ciudad; y no es que mis vacaciones fueran extrañas: es que no las hubieron.

Y a partir del 2000, que trabajo como funcionario, mis vacaciones han sido las siguientes (carraspeo.. ejem,ejem):
Mayo del 2000, 10 días: los utilicé para mudarme de un piso a otro
Noviembre del 2000, 20 días: para el nacimiento de mi segundo hijo, estar con él, cuidarlo y tal
Agosto 2001, 15 días: extirparon un cáncer a mi madre en el Hospital (no comment)
Resto vacaciones 2001: no pude hacerlas por diversos motivos (ajenos a mi voluntad)
Mayo 2002, 20 días: para el nacimiento de mi tercer hijo (y último que he tenido, que yo sepa)
Diciembre 2002, 10 días: pasar las Navidades en familia (éstas si fueron vacaciones de verdad)
Julio 2003, 10 días: para no hacer nada y comenzar el principio del fin (casi las peores, a no ser por las de agosto de 2001)
Agosto 2003, 20 días: E. se rompió una pierna, y me tocó pedirlas sin preaviso para cuidar de ella, los niños y la casa
Y Julio 2004, 15 días (es decir, éstas).

Como véis, siempre acabo teniendo vacaciones para tapar un hueco o hacer algo, no para tumbarme y descansar. Éstas no han sido distintas, que un hueco sí tapaban. Y tampoco me he tumbado, más que en el suelo para jugar con los niños. Pero han sido unas buenas vacaciones, incluso podría decir que mi impresión positiva de estos días ha ido de menos a más.

Este mensaje no tiene moraleja, moralina ni puñetas de esas, sólo os contaba un poco de mi vida; pero si alguien quiere moralina, puede cogérsela, que por mí no sea. Thanks for leer.

sábado, julio 10, 2004

Cariño a un coche azul

Anteayer recogí mi coche del taller. Tiene mil cosas, y quienes entienden un poco de esto me recomiendan que lo ponga en venta. Necesitamos un coche para ir por ahí con los tres pequeños, y antes de comprarnos uno deberíamos de vender éste. Muy posiblemente, sea la decisión que tomemos, después del verano, o en año nuevo, a mucho tardar.
Mi coche es un Rover 220 SD, de color azul. Y, tras más de 130.000 km conmigo, parece que sus días a mi lado han terminado.

El caso es que me da lástima abandonar ese coche. No es más que un amasijo de hierro y no se cuantás cosas más que sirve para llevarte a los sitios, y, evidentemente, no tiene sentimientos ningunos (espero, que si no, no lo vendo). Pero es una caja con mil recuerdos.

Recuerdo el año que lo compré. Con un dinero que, gracias al origen del mismo, hacía especial cualquier compra. Recuerdo aquellos viajes a Avilés (más de 1000 kilómetros), y la provincia de Huesca, viendo a Los Rebeldes, en agosto de 1997 (lo compré en julio de ese año). Y un pequeño beso, ese mismo verano, furtivo y muy sorprendente, que a la postre sería el último beso que me diera la misma chica que me dió el primero, el primer y único día que esa chica subió a ese coche.

Al año siguiente, ese coche me uniría a la que es mi esposa, a la que le pedí matrimonio en un viaje a Zaragoza para ver un concierto (esta vez de Revólver) en ese coche, y en el que compramos un Coyote como mascotita. A partir de entonces, se iría convirtiendo en el coche familiar, hasta el punto de que en estos momentos los tres asientos de atrás están ocupados por tres sillas para niños.

Hay personas, y animales, a los que quieres. Y otros a los que conoces, aprecias, sientes algún afecto. Y otras muchas que te importan un rábano, pero que algún recuerdo te une a ellas.
Y esa unión que te da el recuerdo sobre alguna experiencia de tu vida no puedes aplicarlo únicamente a las personas, sino también a determinados objetos. Eso de "cogerle cariño a algo". El automóvil suele ser uno de los objetos con más recuerdos.

No sé si derramaré lagrimilla alguna cuando, casi ocho años después, me despida del Rover.

Post-data: Si algún día me muero (espero que no), y en su caso, si tras morirme voy al cielo, seguro que el cielo tiene varios "departamentos" o "aspectos". Uno de ellos será tomarme una Heineken en una montañita de Onda, viendo las luces de mi ciudad de noche, en mi coche. Pero tampoco será el Rover, será un Renault 7 (y compartiré, cerveza y coche, con mi hermano, of course).

jueves, julio 08, 2004

Vacaciones relativas

Sigo con mi blog, no me haré caso a mi mismo cuando los ánimos están bajos.
Pero la verdad es que éstos son malos días para escribir: estoy de vacaciones. Esta semana (que ya se acaba), y la que viene, no iré a Valencia (salvo que sea de descanso) a trabajar, y como E. se ha puesto a trabajar este mismo mes (lo que tiene que ver con que me pille las vacaciones), estoy día, tarde, y en ocasiones noche, con los niños.

Pero tengo el mono de contaros cosas, así que seguro que me paso en breve por aquí.
Perdonadme si no tengo la misma asiduidad. Mis relativas vacaciones son las culpables.

sábado, julio 03, 2004

Rojo Oscureciendo

- ¡Hola, blog! ¿Cómo estás? ¿Sabes? Hoy quería escribir una entrada muy positiva, por fin me sobraban cosas que comentar de tono más que optimista... la visita al centro de trabajo de mi madre, hermano y cuñada el lunes, y sobretodo la visita con E. y mis hijos el martes (que llevaba esperando un año)... o algún comentario sarcástico sobre mi mala suerte en las vacaciones...
- ¡Hola, Pucela! Pues... ¿a qué esperas? ¡adelante! Así, los pocos que te lean se aburrirán menos, ¿no?
- No, blog. Finalmente, he perdido el humor esta tarde. E. se ha puesto a trabajar (hoy era su segundo día), y yo me quedo al cuidado de los niños. Estábamos jugando en la piscina (tras ir a mil sitios por la tarde), cuando el mayor ha salido a hacer pipí, se ha resbalado (no sé si por la toalla o por el agua e ir descalzo), y se ha caído.
- ¡Bah! ¿Y eso es grave como para perder el ánimo?
- Lo más grave que les ha pasado nunca: tres puntos en la barbilla, y un colmillo de leche partido, para el pobre crío.
- ¡Vaya! Pero no te preocupes: es normal que los niños se caigan... ¡a quien no le han tenido que coser de niño tras una trastada!
- Pero es que siempre que les pasa algo grave, estoy yo a su cuidado; no creo en la mala suerte ni en la fatalidad. Me han dicho que soy un irresponsable, que no tengo conciencia del peligro ninguna, y que los niños, a mi cuidado, están al cuidado de un "cuarto niño" y no de un adulto.
- Bueno... pero los niños están agusto contigo, y se divierten y...
- ¿Y qué tiene que ver eso con la seguridad? Tengo miedo de que les pase algo, de no ser capaz de cuidarles bien, de que no estén seguros; incluso, de que no se sientan seguros a mi lado, a fin de cuentas, ellos también escuchan cómo me dicen que no tengo responsabilidad alguna...
- No digas chorradas... los niños no se matarán por estar contigo...
- ¿Eso me lo repetirás cuando se maten? Hace un tiempo me dijeron que no era un buen padre, por muchos cuentos de dinosaurios y cuchufletas. Si no tengo autoridad con los niños, no sé educarles, y no soy capaz de darles seguridad, no valen risas y juegos. ¿Y si no soy un buen padre? He pasado mil horas en el último año planteando y planteándome cosas de custodia compartida y todo eso; ¿y si no soy capaz de tener parte de la custodia de los niños, y sirvo para padre-payaso de fines de semana y nada más?
- ¡Eh, eh! Lo siento, pero esto es victimismo puro y duro; según quien leyera tu blog, seguro que te lo dejaba en 'comments'.
- No sé si es victimismo o no; es posible, hace casi un año que no piso del todo la realidad, y no me ofende ni acabo de entender eso de ser victimista o no serlo; el caso es que me siento fatal... cuando le cosían la barbilla al niño, no he aguantado y me he mareado, he tenido que ir a tumbarme... mientras el niño no ha llorado ni se ha movido... parece que mi hijo de cinco años menos dos días es más adulto que yo, y no creo que sea mérito mío.
- ¡Ánimo, Pucela! Sentirte culpable no te va a ayudar en nada.
- Me da un poco igual sentirme culpable, blog... más bien, me da miedo ser el culpable; el otro día me decían que no soy un buen padre, y puede que tengan razón; y me decían que no soy capaz de sacar provecho a mi vida, y que me dejo pisar, y puede que tengan razón; y que no es posible que mis caídas libres en varios aspectos de mi vida sean casualidad o fatalidad, y puede que tengan razón.
¿Y si hace cinco años que no hago las cosas bien con mis hijos? ¿Y si hace seis y pico que no hago las cosas bien en mi matrimonio, o lo que sea que se llame? ¿Y si hace diez y pico que no las hago en la política? ¿Y si hace casi treinta que no las hago en general?
No, querido blog... No tengo nada claro que nada de lo que vaya a emprender salga bien, ni que algunos 'sucesos causales malos' que me pasen sean fatalidad, alguna culpa he de tener.
- Ufff... Bueno, Pucela, es algo tarde... ¿me prometes que el próximo post es positivo, sobre tu historial de vacaciones o sobre la visita de los niños a Valencia?
- No; ¿y si lo que debo hacer contigo es cerrarte, blog? No sé, me pensaré. Intentaré escribir algo más positivo otro día, ¿te vale?
- Inténtalo; buenas noches, Pucela.
- Buenas noches, blog.