jueves, abril 22, 2004

Las cinco del viernes (del pasado), con una historia

En esta ocasión, las cinco del viernes trataban de crear cinco historias que acabaran, cada una de ellas, con las siguientes frases:

Déjalo en mis manos.
... no es lo que parece
... y se subió la cremallera.
... nunca antes me había pasado.
...y el mio es más grande


Y esto es lo que me ha salido:
La misma historia, dividida en cinco parte; y cada una de las cinco dividida a su vez en dos, el párrafo inicial, y una conversación.
He intentado hacer lo siguiente, vosotros me decís si me ha salido bien o es una patata y un desastre...
- que toda la historia tenga sentido
- que cada una de las historias tengan su cuerpo propio (es decir, sean legibles independientemente unas de otras)
- que si lees sólo el párrafo, prescindiendo de la conversación, la historia no pierda su sentido
- que si lees sólo las conversaciones, prescindiendo del párrafo inicial, la historia no pierda su sentido
- no decir en ningún momento qué demonios contiene la cajita de cartón (la verdadera protagonista, jeje)


Una cajita de cartón

*****
Estela se sentó en el banco indicado de la plaza; llevaba apretada contra sí una pequeña caja de cartón, enrollada en un pañuelo rojo. No sabía lo que contenía la caja, no sabía quién era exactamente al que se la debía de dar –sólo su nombre-, y no le gustaba demasiado hacer de recadera de su amiga Sara.

Conversación entre Estela y Josema, 20 de mayo, 10:00h.
-¡Hola! ¿debes ser Estela, no? Yo soy Josema; Sara me ha hablado mucho de ti. ¿Llevas ahí la cajita?
-Hola, Josema... Sí, llevo aquí la caja. Perdona la prisa –dijo, levantándose-, pero dije a mi jefe que tardaría cinco minutos y llevo quince sentada...
-¡Vaya...! Siento mucho haberte hecho esperar... Gracias por la caja –dijo, cogiéndola-, y gracias de nuevo, de antemano, porque me temo que debo pedirte una cosa... ¿vas a ver pronto a Sara?
-¿A Sara? Sí, supongo, esta semana igual quedamos... Pero ahora debo irme ya, ¿eh?
-Bien... ¿te importaría darle este mensaje de mi parte?-preguntó mientras acercaba un sobre pequeño a Estela
-Vale, vale, tráelo acá, déjalo en mis manos.

******
Sara por las mañanas solía estar ocupada, con sus niños, su casa, su adicción a internet; de forma que, para darle la caja a su amigo Josema, no se le ocurrió mejor idea que recurrir a su amiga Estela, que trabajaba en el centro –como Josema-, y podría escaparse cinco minutos para hacerle el favor.

Conversación entre Estela y Sara, 19 de mayo, 17:00h.
-¡Ey Estela! ¿Cómo estás, guapa? Te he de pedir un favor... –sonaba la voz de Sara al otro lado del teléfono.
-¡Hola! No, si cuando mientas llamándome “guapa”... ¿De que se trata?
-Verás.... He quedado por ti, el jueves, en la Plaza de la Paz, con un chico que se llama Josema...
-¿Qué? ¿Te has vuelto loca? ¿No sabes cómo acabó la noche con el último tío con el que “quedaste por mí”? ¿Otra cita a ciegas, con otro de tus amigos de internet? No, no, y ¡no! –exclamó Estela, que no quería más “juegos de celestina” de su amiga Sara.
-Que no, chica, no te confundas; no es lo que parece.

*****
Josema trabajaba en una guardería infantil en el centro de la ciudad. Era el único hombre que trabajaba allí, y tal vez el único en todas las guarderías de la ciudad. Él mismo decía que se había quedado anclado cuando era niño, sólo había crecido físicamente –y un poco en responsabilidad, no sea que alguna madre se asustara-, y disfrutaba tanto con los niños que para él era un sueño trabajar con ellos. Sara era la madre de dos de los niños de la guardería, y habían entablado amistad. Sara le iba a mandar un detalle en una caja de cartón, que él le había pedido.

Conversación entre Sara y Josema, 19 de mayo, 17:30h.
-¿Quién? ¿Quién? –contestó Josema al teléfono, que llevaba un buen rato sonando, mientras él acababa de secarse en la ducha.
-¡Soy yo, Josema, soy Sara! ¡Ya encontré lo que me pediste!
-¡Ah, perfecto! ¿Me lo llevas mañana? –dijo, alegre, Josema, que se acababa de poner la ropa interior y los calcetines.
-No puedo... Esta semana estoy de reformas en casa, y mando a mi marido a dejaros los críos en la guarde...
-Ah, bueno... pues cuando puedas, no hay prisa –respondió, alegre, Josema, con los pantalones a medio subir y la camisa a medio poner.
-Pero voy a llamar a una amiga para que quede contigo un ratito y te lo dé, ¿vale? Ya verás, es una chica guapísima, muy simpática, y seguro que....
-¡Pásame la caja, pero no me busques ligues, Sara! –le interrumpió Josema, abrochándose la camisa.
-Vale, vale; que ya quedado con ella. Al grano: se llama Estela, te espera en la Plaza de la Paz mañana a las diez... ¿te viene bien? ¡has de ponerte guapo, eh!
-Bueno, bien, vale; pero eso de ponerme guapo... ¿qué no lo soy de normal? –bromeó Josema, mientras se acomodó el cinturón y se subió la cremallera.

*****
Sara había utilizado a Josema y Estela como recaderos durante dos semanas. Un día de tantos, a él se le ocurrió que podrían quedar a almorzar. Y otro día, a ella se le ocurrió que podrían quedar a cenar. Y a ambos se les ocurrió quedarse al lado del otro. Se habían conocido hace seis meses, y ahora almorzaban juntos todos los días, y cenaban juntos la mayoría. Ese día, en el almuerzo, Josema llevaba en el bolsillo una caja de cartón: la misma que llevara Estela el día en que se conocieron.

Conversación entre Estela y Josema, 22 de noviembre.
-Dos cortados, por favor –le pedía, tras el almuerzo, Josema al camarero.
-Cariño... otro día que se nos hace tarde.. creo que mi jefe sospecha que ya no almuerzo rápido y con prisa como antes –le susurraba, graciosa, Estela a su chico-.
-Pues hoy te va a tener que esperar un poquito más –susurró Josema, mientras sacaba la caja de su bolsillo y la ponía enfrente de su chica.
-¿Y esto?
-¿No te acuerdas de esta cajita, cielo? Era el detalle de tu amiga Sara que me debías dar y por el que nos conocimos; ahora el detalle es para ti...
-¡Ohh! –Estela exclamo asombrada, tras abrir la cajita.
-Estela, amor, quiero que te vengas a vivir conmigo. Te quiero –dijo Josema en un tono serio, casi sacramental.
-No sé que decirte cariño... claro que iré contigo... uff, conocerte, enamorarme, amarte como te amo.... esto nunca antes me había pasado.

*****
Josema entró en la guardería de nuevo, mientras abría la caja que le acababa de dar una amiga de Estela, la madre de Josete y Miguelín, dos de los niños más revoltosos de todo el centro. Vació la caja, y la tiró nada más llegar. Cuando cerraba la guardería, se sentía raro; no se quitaba a la tal ‘Estela’ de la cabeza. ¿Habría sido un flechazo? Miró la papelera, y vió la caja allí, vacía. Pensando en que gracias a esa caja había conocido a la chica, la recogió y la guardó, vacía, en un cajón. Como un recuerdo, tal vez útil en el futuro...

Conversación entre Josema, Josete y Miguelín, 20 de mayo, 11:00h.
-Hoy he conocido a una amiga de vuestra mamá Sara, nenes –la cabeza de Josema estaba fija en Estela.
-¿Zí? ¿ez bapa? –preguntó Josete mientras recogía los juguetes- ¡eh, migueín, el marillo ez mío, tú tienes el vedde! –le chilló a su hermano
-Sí, es guapa; se llama Estela, tenía que darme una caja de parte de vuestra mamá, ¿conocéis a Estela, nenes? –seguía pensando Josema en Estela, mientras dejaba que los niños arreglaran su discusión sobre los juguetes amarillo y verde.
-Yo conosco a Estela, Osema –le contestó Miguelín- es bapa, pero no es tan bapa como mamá; ¿el mío es el verde? vale, vale, Osete... pos el mío es más chulo, ala, que lo sepas...
-¿Ez tu novia Eztela, Josema? –preguntó, curioso, Josete- Me da igual que el vedde zea xulo, migueín, ¡yo tengo el marillo, y el mío ez máz grande!


miércoles, abril 21, 2004

(parte 4/4) Post-Data acerca de los miriápodos

Una imagen de los bichos a rayas (mi primera imagen en este blog):


La pequeña historia sobre los milpiés que hay en la zona donde vivo es real y exacta. Desprovista de emociones sobre el encuentro, marcha y retorno de los bichos a rayas de forma consciente.

Evidentemente, lo que os he querido contar hoy no tiene nada que ver con los bichos a rayas.

(parte 3/4) Los bichos a rayas han vuelto

Ya hace tiempo que esperaba volver a ver algún bicho a rayas. Pero el frío no parecía escampar nunca. Aún así, paseando con los niños, en alguna ocasión, me había acercado a "esa mancha en esa pared" por si era un miriápodo; pero siempre era una verdadera mancha, o una ramita.
Hasta que, hace unos días, llovió intensamente en Onda. Y después de la lluvia, un poco de calor.
Esta vez estaba convencido: los bichos volvían. Cogí a los tres niños, y les expliqué cuál era el plan: salir de casa, dar dos vueltas a la zona, y (además de comprarse unas piruletas que no vienen mal del todo), buscar algún bicho a rayas.
Salimos los cuatro de aventura. Casi una hora de paseo. Ni un puñetero bicho a rayas.
Vuelta a casa. Una "manchita" en la pared del patio que da a la puerta de la casa. Me acerco y... ¡¡sorpresa!!
Ante nosotros, el primer bicho a rayas.
Lo saludamos, jugamos con él, nos alegranos (mucho) de verlo, y lo dejamos otra vez en la pared.
Un poco más de frío, un poco más de calor.
Ahora, ya hay unos cuantos. Todas las tardes, si doy un pequeño paseo alrededor de la casa, hay algún bicho a rayas en la zona. Ya no son difíciles de ver.
Han vuelto.

(parte 2/4) Adiós a los bichos a rayas

Pero los bichos a rayas disminuyeron con la falta de lluvia, y terminaron por desaparecer con el frío.
A finales del verano, a veces había bichos a rayas, y a veces no. Dependía de si hacía mucho o poco tiempo que había llovido por última vez (creo que alguna relación hay entre los miriápodos y la humedad).
Pero, cuando llegó el frío, y cuando el invierno se instalaba, de los bichos a rayas sólo quedaba el recuerdo. Alguna foto que les hicimos, algún dibujo de los bichos que hice a los niños, algún personaje de los cuentos que resultaba ser un bicho a rayas.
Además, en esa zona a las afueras había algún solar, árboles y esas cosas que 'tanto abundan' en las ciudades; pero poco a poco es una zona donde se está edificando. Tal vez, ahora que había más cimientos que árboles detrás de nuestra casa, ya no volverían nunca los bichos a rayas. Habrían sido compañeros de juegos en un momento fugaz en nuestra casa.

(parte 1/4) Los bichos a rayas

Hace más o menos un año, nos mudamos a la nueva casa.
En las afueras de Onda, bastante más grande que el piso donde vivíamos, con suficiente sitio para E., nuestros hijos y yo.
Descubrimos que en esa zona, abundaban una especie de gusanos con un montón de patas y dos antenitas muy graciosos. Estaban en las paredes del patio, en la calle; si te descuidabas, alguno se te colaba en casa. No medirían más de cuatro centímetros. El cuerpo del gusano estaba 'segmentado' (creo que se dice así), tema de vital importancia para el nombre que les pusimos.
A los niños y a mí nos hicieron mucha gracia estos bichos; los cogías, y reptaban por tu mano, sin hacer nada. O se quedaban quietos y se enroscaban como orugas. No tardamos en darles un originalísimo nombre: "bichos-a-rayas".
Al final acabaron siendo compañeros de juegos habituales de los niños.
Ligeramente preocupado, me puse a buscar (en internet, en la biblioteca) qué eran exactemente los bichos a rayas (demasiada familiaridad, no sea que dieran algún problema de salud a los niños). Tras dos días (sí, soy de letras, qué pasa?) de búsqueda y análisis de los bichitos de marras, encontré la solución:
- Reino Animal > Invertebrados > Artrópodos > Miriápodos > Diplópodos > Especie Julida (es decir, un vulgar milpiés)
Totalmente inofensivo para los críos (espero; si hay algún zoólogo que tenga algo que decir, plis, un e-mailito de nada).
En resumen: tiempos felices, respeto a la naturaleza, tardes entretenidas buscando bichos a rayas.

viernes, abril 16, 2004

Cinco preguntas, sobre consejos

Me pongo de nuevo a esto. Como no me había dado tiempo (esta semana ha sido un poco ... ¿difícil? ¿complicada? ¿perturbadora? no sé), pensaba contestar a las cinco del viernes de dos viernes seguidos. Pero resulta que hoy han tocado no cinco preguntas, sino cinco frases con las que acabar una historia. Como ahora tampoco me dará tiempo de pensar mucho, voy contestando a las cinco del mes pasado.
Ale, yastá bien de tanto rollo, a la marcha:

1) Si necesitas algún consejo, ¿a quién acudes?
En vez de acudir en busca de consejo directo sobre X o Y, hay muchas personas con las que me gusta hablar de diversos temas, y poner puntos en común. Ya sean de mi vida privada (mandaría mi hermano), de política (uh! no digo quién manda), o de lo que sea.

2) ¿Les haces caso a los demás cuando te dan consejos?
Si hacer caso significa tener en cuenta lo que dicen, sí, por supuesto.
Si significa seguir a rajatabla el consejo, no. Hay que actuar por 'consenso' (palabreja que está de moda últimamente).

3) ¿Eres de dar consejos a los demás?
Si alguien me lo pide sí; pero seamos sinceros: poca gente pide consejos. Puedo dar mi opinión sobre alguna cosa de la que estemos hablando con quien esté hablando de tal cosa (definición un poco ambigua y extensa de consejo). Jeje.

4) ¿Cuál ha sido el mejor consejo que te hayan dado?¿Lucha por lo que crees? ¿Se tú mismo? ¿Carpe Diem? No, esos son muy tópicos.
El otro día mi hijo me aconsejó que no subiera a la cama con botas o zapatillas porque mis pies estarían incómodos y no podrían dormir bien.

5) ¿Alguna vez te has arrepentido de seguir el consejo de un amigo,
familiar, profesor, etc?

Alguna. Y sólo puedo leer hasta aquí.

martes, abril 13, 2004

Lágrimas

Ayer lloré.
Casi todas las horas del día, parte de las horas de la noche.
Lunes de Pascua con lágrimas.
Al principio, de esperanza, con un bichito caminando en la pared.
Al final, de tristeza y desazón.

Lloré en casa, en el sofá, en la almohada.
Una lágrima, algo tardona, se esperó a salir hoy en el tren (¡es la primera vez que lloro en el tren!).

J: "¡Papá...! ¿has visto de que se te salen así como gotas de los ojos...? así es como se llora... pero tú no estás llorando... ¿verdad...?"

Hacía bastante tiempo que no lloraba. Gracias a Dios, lloré.

Gustavo Adolfo Bécquer

No sé lo que he soñado...

No sé lo que he soñado
en la noche pasada;
triste muy triste debió ser el sueño,
pues despierto la angustia me duraba.

Noté al incorporarme
húmeda la almohada,
y por primera vez sentí al notarlo
de un amargo placer henchirse el alma.

Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
mas tengo en mi tristeza una alegría...
sé que aún me quedan lágrimas.


Hoy, ha salido el Sol.

miércoles, abril 07, 2004

Estación del Norte, cómplice

Hace unas semanas (una, dos, tres, qué más da).
Estación del Norte en Valencia, en el centro de la ciudad.
Un Hall enooooorme, muy amplio, llego a falta de 7 minutos de que salga mi cercanías.
En medio del Hall: una pareja cogida de las manos.

Unos 20 años, más o menos, uno y otra; ojos de él fijos en los de ella -y viceversa-, sonrisa entre tímida y cómplice.
Les veo de pasada, pero me quedo mirándoles un segundo desde la distancia.
Enamoradísimos. No mueven un sólo músculo. Por las bolsas que lleva (a su lado y en la espalda), adivino que es él quien se va a algún lado, y ella quien va a despedirle.
Se sonríen un poquito más, aun más cómplices.

Avisan para mi tren "civis...destino castellón..... vía uno sector bé....salida inmediata......"
Se dicen algo, pero es imperceptible supongo que incluso para ellos (aunque no es difícil de adivinar).
Se acercan, y se siguen sonriendo.
No han despegado los ojos, uno de otra, ni otra de uno. Creo que ni han pestañeado.

Sigo mirándolos. Debo irme al tren, pero me quedo un segundito más, a ver si él la besa.
Se miran, se sonríen, se aman.
¡¡Pero no se besan!!
Les grito (interiormente) que se besen.
Pasan a mi lado, corriendo, tres o cuatro estudiantes para no perder el tren a Castellón.
Les suplico (interiormente) que se besen.

Me quedan dos minutos para subir al tren.
Manos cómplices. Miradas cómplices. Sonrisas cómplices.
Se vuelven a decir algo.
Se acerca él un poco más a ella.
¡¡¡Por fin!!!
Se besan.
Cierran los ojos. Se besan, se besan, se besan.

Corro hacia el tren. Me subo.
Se pone en marcha el tren.
Les veo a lo lejos. Se separan, se abrazan, y él se va hacia su tren.
Me da tiempo a ver cuál era ese tren. Permitiréis que no os diga cuál era su destino.

Viendo más pelis, cine y DVD: adiós a guiarme por la crítica

El viernes volví al cine, a ver La Pasión de Cristo, de Mel Gibson (peli que ya se había hecho famosa antes de su estreno). Y el sábado vimos en casa de mi hermano, en DVD, Camino a la Perdición (con Tom Hanks de prota).

Además de ir con bicicleta, no está mal esto de gastar algunos fines de semana con cine y DVD, y los viajes en tren (dos horas al día!!) en leer. Si me estaré culturizando y todo...

Bueno, a lo que iba. Resulta que La Pasión me gustó mucho, la ví muy realista, nos metió al grupo que fuimos (mi hermano, su novia, un amigo y un servidor) en el sufrimiento de Jesús; y no nos pareció 'gore', ni mucho menos. Igual vamos a verla alguna otra vez. Y, Camino a la Perdición, nos pareció un poco lenta y larguííííísima (mi hermano casi se me duerme, a pesar de que matan a uno cada 10 minutos durante los 120 que debe durar).
Luego he leído críticas de ambas películas; todas en sentido contrario a lo que me gustó; suspenso para La Pasión, matrícula para Camino a la Perdición. Vale. Ya dije que no entiendo de cine.

Si esto de que me parta de la risa con Paco Martínez Soria, Ozores, López Vazquez, Sazatornil (el Saza este ha cambiado de aspecto en los últimos 50 años???) y demás tenía que ser por algo...

lunes, abril 05, 2004

Las cinco del viernes, y mi visión épica de la vida

Contesto, con algo de retraso, las preguntas éstas del viernes. Aprovecho para soltaros un rollo macabeo sobre mi vida y esas cosas, vamos, lo típico.

1) Si tu vida estuviera dentro de una película, ¿que personaje serías?
Esta vez va de películas. Como es bastante complicado que ligue nunca jamás en lo que me queda de vida (más o menos tal y como pasó mi adolescencia), pero eso sí, puedo ser perfectamente el chico responsable y simpático que acaba siendo confidente de diecisiete tías (de las cuales le gustan entre diez y quince), debería contestar que soy el gordito simpático que aprecian los espectadores pero muere el primero y de la forma más cruel en una peli de terror.

Aún así, no contestaré eso. Tampoco que soy Nicholas Cage en Family Man (ya tengo mi familia, no abandonaré a mis hijos), ni el mismo Cage en Leaving Las Vegas (bueno, depende del día).

Resulta que mucha gente (sobre todo, E.), me ha dicho en una u otra ocasión que tengo una "visión épica" de la vida. Como si hubieran grandes enemigos, metas, batallas, guerras, estrategias. Algún día lo explicaré mejor. Como otras tantas cosas, es un comentario dicho como reproche, pero yo me lo voy a tomar como un cumplido.

Y, considerando mi visión épica de la vida, y considerando que últimamente hago analogías de lo más curiosas entre las pelis (y el libro) del Señor de los Anillos y mi vida, contestaré (por fin) a la pregunta diciendo que en este caso sería uno de los protagonistas, con un personaje parecido al de Frodo (con una pizquita de Gollum).

2) ¿Qué tipo de película es tu vida?
Siguiendo con lo anterior: lo dejo en fantasía épica.

3) ¿Qué banda sonora tendría?
Uys. Si fuera por la música que me gusta, debería ser de Los Rebeldes. Ni idea. Yo no entiendo de música y esas cosas.

4) ¿De qué director sería?
Vale, lo admito. No tengo pajolera idea de directores tampoco (o no tanta como para contestar en serio). Vaya, me estoy luciendo. Peter Jackson es una respuesta muy fácil. ¿Spielberg? Por eso de lo del niño perdido y tal.... no sé, no sé.

5) ¿Y cuál crees que sería la crítica?
Depende del merchadising. Yo igual ganaba un oscar pequeñito. O no.