Fascinación es lo que siento numerosas veces ante mis pequeños.
Intento ser consciente de la enorme responsabilidad que tenemos, su madre y yo, en ellos. La mayor responsabilidad que haya podido ostentar en mi vida, pero distinta: por lo positiva que es y lo que se puede dsfrutar de ella.
En el tren, de normal, escuchaba música por la radio. O leía algún cuento o novela de ficción (en el tren devoré El Señor de los Anillos hará dos años), o en algunos casos, estudiaba y todo (para unas posibles oposiciones, que no soy funcionario de plantilla y mi puesto de trabajo es inestable).
Últimamente, no me apetece nada de eso: prefiero leer con detenimiento libros y estudios sobre la psicología, la educación, la comprensión, los juegos, etc., con los niños. No sólo los leo para intentar ponerlos en práctica, o buscar información e ideas para los niños. Es que, además, disfruto con su lectura.
Mi hermano tiene en el estanco un mapa industrial de Onda (la localidad donde vivimos), en el que hay dibujada una estrella de orientación cardinal (norte-sur y todo eso). Mi hijo mayor, para el que todos los mapas o planos son "mapas del tesoro", ha deducido que si ese plano es de Onda, la estrella es el "tesoro de Onda", y que hay que buscarlo.
Bien: hemos decidido darle la razón. Este fin de semana, si el tiempo lo permite, haremos algún plano más concreto -con indicación de árboles y piedras clave, y los pasos a contar de unos a otros-, y esconderemos un "tesoro" (algún juguetito o libro), posiblemente en la cuenca del río Seco de Onda. Y pasaremos la gran aventura de ir a por él y encontrarlo.
Ya os contaré cómo ha ido la aventura (jiji, casi casi me lo pasaré mejor que los propios críos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario