viernes, diciembre 03, 2004

Tiempos de magia :-)

En la corta vida de este blog, nunca quise escribir un post con tantas ganas como éste que hago ahora. Me perdonaréis las referencias y el parafraseado de Big Fish (la extraordinaria película que ví el sábado), pero me vienen al pelo. Cuando lleguéis al momento de la magia, quizá penséis que no ocurrió. Ding dong, error. Sí ocurrió todo lo que cuento, sangre y mago blanco incluido; quizá pueda admitir que otro lo contaría de otra forma, pero yo he elegido ésta.

Hace mucho mucho tiempo, cuando el invierno pasado dejaba de reinar en nuestro ambiente, decidimos que ya era hora de ponerse en marcha. Uno de los niños tenía un problema, y había que solucionarlo.

Finalmente, cuando quien reinaba era el Sol y el calor del verano, los médicos nos dijeron cuál era la situación óptima para solucionar el problema. Llamemos a esta "situación óptima" las condiciones X e Y.

(...)

X se cumpliría nada más comenzar septiembre.
Y era difícil de conseguir, aunque nos animaron a ello.

Nosotros debíamos intentar llegar hasta la condición Y.
Leímos. Miramos. Escuchamos.
Plazos acabados y fuera de plazo, instancias que no llegarían a ningún sitio, ratios llenas, y un resumen general en dos palabras: "Llegáis tarde".
Bien. Si no se podía, no se podía.
Habíamos hecho todo lo que habíamos podido.
Se dió carpetazo al tema.

(...)

Una persona normal se conformaría con la buena situación lograda (la X), y se autocomplacería con que "al menos lo intenté".
Sólo un iluso seguiría intentándolo.
Y como soy un iluso, dije a quien me quisiera oír que "el niño llegaría a la condición Y".

Hice una decena de llamadas de teléfono.
Mantuve varias conversaciones "en confianza", o "sin confianza".
Algunos papeles, documentos, certificados.
Cuando lo que quieres hacer es algo "bueno" y "positivo" según la ética humana, todo el mundo se presta a escucharte. Pero nadie se moja el culo. "Muy bien, muy bien", palmadita en la espalda, y así te las compongas.
Había alguna normativa de plazos y cupos que no se podía saltar a la torera. O tal vez sí, ya que a veces, quien tiene poder sobre las normas puede saltárselas. Pero yo no tengo ese poder, y nadie me iba a ceder un poco del suyo.
A mí lado, alguna actitud esperanzada con conseguir la condición Y, pero incrédula ante la posibilidad de hacerlo.
Y alguna actitud complaciente, adornada con algún "pero", por si acaso había que entonar el "si ya lo sabía yo...." como falso consuelo.
Y las que no podían faltar: actitudes derrotistas. Las de "no lo conseguirás, y además perderás tu tiempo y energía en ello, y te arrepentirás de haberlo intentado para nada".

Yo lo seguí intentando.
"Espérese al año que viene". "Llega Ud. tarde, lo siento".

Y hasta aquí llegamos.

(...)

- Yo ya te lo dije, es imposible -escuché, como final a mi intento.
- Recuerda: vivo en el país de la piruleta. Y déjame que te cuente una cosa... -contesté susurrando- ...hace un tiempo, tuvimos una asamblea de ciudadanos del país de la piruleta, y decidimos eliminar la palabra "imposible" de nuestro diccionario; no me voy a rendir, el niño estará en la condición Y.

En mi cuenta de horas y minutos disponibles, no tenía más tiempo para conseguir Y.
Así que debía lograr un poco más de tiempo, y se me ocurrió lograrlo...

...con un poco de magia.
Ese tiempo debía ser especial, la magía debía ser especial.

"Hagamos una poción mágica con algún elemento extra", me dije.
El elemento extra, para hacer especial el tiempo, serían dos gotitas de mi propia sangre.

Poción hecha. Lo logré. Paré el tiempo.
Y viajé para lograr mi objetivo.

Honré a mi viejo carruaje con el que sería su último gran viaje.
Su misión fue llevarme hasta un gran castillo; cruzé su puerta, y me encontré con mil escaleras.
Escaleras hacia arriba, escaleras hacia abajo, escaleras de izquierda a derecha...
...subí, cruzé, bajé...
...hasta dar con una puerta blanca. En la puerta, escrito el signo que indicaba que, allí detrás, estaba el mago blanco que podía ayudarme.

Entré, y tras la puerta...
...un mago anciano, extraordinariamente amable, me dejó hablar, mientra tomaba notas...
...estreché la mano del mago, y salí.

Cruzé la puerta, bajé y subí las escaleras, monté en mi carruaje, hice el viaje de vuelta...
...y, ¡zas!,
el tiempo volvió a marchar a su ritmo habitual.

- Te dirán que no, no habrá condición Y -oí de nuevo.
- He de esperar
- ¿De que sirve lo que haces? ¿Para perder el tiempo, no tienes otra forma mejor de perderlo? ¿No ves que es que no?
- ... -pero ya no contesté: una media sonrisa y una esperanza en mi cara contestaron por mí.


(...)



(...)





Ayer fui un día grande en mi hogar.
Estos días que estamos viviendo son tiempos de magia.
Cuando salíamos de casa, apreté en un abrazo muy fuerte a mi hijo.
Ayer, mi hijo entró por primera vez en la condición Y.

No hay comentarios: