lunes, marzo 21, 2005

Andúril

No sé qué escribir hoy en este blog.
Hace un par de días que no descanso, inmerso en la tristeza y la rabia que me produce esta batalla.

Hace un tiempo, para auto-justificar mi actitud, me impuse unos límites de tolerancia; pero esos límites ya se rompieron. Estos días, el enemigo campa libremente, con su caballo desbocado, sobre mi territorio.

¿Acabaron su recorrido la paciencia y la esperanza?
¿He de enfrentarme verdaderamente al enemigo?
¿Por qué me resisto a luchar, aguantando estoicamente circunstancias inimaginables?
¿A quién beneficio realmente cruzado de brazos, si es que beneficio a alguien?
¿Deberé -metafóricamente- desenvainar Andúril?



El enemigo ha cruzado una línea que no se podía cruzar; algunas palabras no pueden salir gratis.

En cuanto salga de mi actual "shock angustioso", haré lo que deba hacer.

Théoden (ante Minas Tirith): ¡Avanzad, sin temor a la oscuridad! ¡Luchad, luchad jinetes de Rohan! Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos, aún restará la espada. ¡Rojo será el día hasta el nacer del sol!

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