viernes, enero 28, 2005

Batallas que no son la mía.

Esta semana ha tenido un episodio difícil en mi vida personal.
Según me han contado, varias de las personas que se supone me deberían apreciar y ayudar en esto de la vida, se han dedicado a reírse de mí y confabular para vete a saber qué.
Y eso no es lo peor, sino que, además, se les ha ocurrido desmerecer mi trabajo ante terceras personas que ni siquiera me conocen, o con las que no he cruzado nunca más de dos frases seguidas.

No me gusta nada lo que ha pasado. No es de recibo.

Pero (y aquí viene la clave): no es mi guerra.

Hace un año y unos pocos meses, una situación como la que se ha dado me hubiera dejado altamente preocupado, y por qué no decirlo, jodidillo.

Antes, la mucha cantidad y poca calidad de mis batallas (alguna vez he hablado de mi 'visión épica' de la vida) me quitaban mucha energía. Aunque soy una persona más bien tranquilona, siempre daba la sensación de estar estresado, con mil cosas rondando, y a punto de que se me cayera el cielo sobre mi cabeza.

Pero de los momentos malos aprendes; debí despojarme de todo lo accesorio, y bajar hasta el fondo de mí mismo, de lo que me importa y lo que no. Y en cierto modo, aprendí.

La principal novedad es que ahora sí soy consciente de cuál es la única batalla que me importa. Puedo gastar energías aquí y allá, como un niño que juega a saltar más alto cada vez, pero no gastaré ni un segundo de preocupaciones y malestares por aquello que no lo merezca.

Y tenedlo claro, quienes han jugado conmigo esta semana: no sé si ellos como personas lo merecen, pero su actitud no merece ni mi atención, ni mi preocupación.

Que malgasten su tiempo en ser más infelices aún de lo que son comportándose así, si quieren. Allá ellos. Hay una guerra que sí importa, hay un trabajo que sí hay que hacer, y a ése me estoy dedicando yo.

Mejor o peor, estoy haciendo lo que debo hacer. Ellos, no.
No estoy enfadado ni preocupado con ellos. Ni siquiera decepcionado, pues ya dieron muestras en el pasado de actuar así, en otras ocasiones y con otras víctimas propiciatorias.

Si algo me produce esta situación, es lástima hacia esas personas.
Mientras tanto, yo seguiré al cuidado, con todos 'mis ejércitos', del punto fuerte que me importa. No es difícil encontrarme: estaré donde debo estar, haciendo lo que debo hacer.



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