martes, junio 22, 2004

Sumando horas

"¿Te has dado cuenta de cómo se está acelerando nuestra vida? ¿No te da algo de miedo?"
No sé quién fue el autor de esta pregunta, pero está inmersa en una conversación entre mi hermano y yo, en 1993. Cada día de aquel verano (y parte del otoño), nos íbamos a dormir con mil importantísimos sucesos nuevos, sin saber qué demonios nos podría ocurrir al día siguiente. Amores, amigos, deporte, fiesta, libertad, alegría, amanecer, cerveza, juventud. Desde mayo a octubre de aquel año podría contar historias que abarcarían diez veces más que las que llenarían cualquier otro año.

En el colegio me enseñaron que todos los días tienen 24 horas; pero debe tratarse de un error. Hay días que, si los repasas, no pueden tener más de diez, contando que hayas trabajado o estudiado, y dormido y comido en esas diez. Y días que, al recordarlos, no puedes explicarte cómo todo el día cabe en esas ínfimas veinticuatro horas.

Aquel verano de 1993, el día más corto tuvo, al menos, treinta. Aunque, en realidad, pese a que todos aquellos días fueron largos, ninguno podría ostentar un récord.
Para mí, el récord lo tiene el triste día del 30 de abril de 1992, cuando murió mi abuelo Salvador (sumo las horas y como iban pasando, y cómo cambiamos aquel día, y no me cabe todo en 24).
Otro día extraordinario y largo fue el 22 de enero de 1998, cuando conocí a E. y le dije que la quería (sí, sí, el mismo día); más largo que el 22 de enero del año siguiente, cuando recibimos el sacramento del matrimonio.
¡Ojo! Hablo de días alargados más allá de sus 24 horas, no de días llenos de cosas. Días en los que he trabajado, politiqueado o lo que sea durante 20 horas y he sumado cien tareas pendientes, no valen; esos tienen sus 24 horitas justas, aunque estén bien empleadas.

Junto a todo eso, hay otro suceso extraordinario: días que tienen sus 24 horas, pero un rato del día ocupa el 80% del mismo, y el otro 20% se lo han de repartir todos los demás ratos. Aquí caben muchos más días: 31-12-89 (campana de navidad), 29-10-90 (primera chica), 2-6-92 (final de bachillerato), 8-10-93 (primer beso), 9-2-94 (accidente cuasi mortal), 3-3-96 (victoria electoral), 6-8-96 (fin del primer amor), 27-3-98 (compromiso), 12-8-01 (misa contra el cáncer), 21-7-03 (principio del fin), 30-10-03 y 17-12-03 (mensa); aunque igual se me ha colado en esta lista algún día de 30 horas. He sacado expresamente los días en que nacieron los niños: exceden de la categoría de días.

¿Y por qué os doy todo este rollazo sobre mi vida? Porque prometí un post positivo, y quieras que no, éste lo es; por homenaje a algún que otro momento de mi vida, y por el fondo del asunto:

"Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, dejar de lado todo lo que no fuera la vida para no descubrir en el momento de la muerte, que no había vivido" (de El Club de los Poetas Muertos)

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